El fútbol argentino sigue conmovido por el decreto del gobierno nacional que habilita la conversión de los clubes en sociedades anónimas deportivas y que impide limitar o prohibir la participación de las mismas en los torneos organizados por la AFA, algo que va en contra del propio estatuto de la Asociación del Fútbol Argentino, que sólo permite entre sus componentes a las asociaciones civiles sin fines de lucro.
“Esto es como si el gobierno obligara al Colegio de Abogados a no restringir el acceso de matriculación al mismo, a no poner sus propias condiciones, y vos como periodista o como médico pudieras asociarte. Y la verdad que no: para ser socio del Colegio de Abogados tenés que tener la calidad que te exige el estatuto del propio colegio, que en este caso sería tener el título de abogado por una universidad autorizada por el Estado. Desde esa óptica seguro que va a haber un inconveniente”, dijo el abogado Mariano Pujol, especialista en derecho deportivo, con una metáfora que deja en claro su postura.
“La discusión es si el gobierno puede o no violar la libertad de asociación que tene la AFA: o sea, su derecho de admitir a nuevos socios según los critrerios que figuran en su estatuto. Es un tema importante porque se podría estar violando ese parámetro o esa calidad que tiene la AFA, que es una asociación civil de segundo grado ya que está formada por otras asociaciones civiles”, añadió.
Y hay otro aspecto que a Pujol le hace ruido del decreto de Milei: “El movimiento deportivo a nivel internacional es autónomo. Y esto lo dice y lo defiende el COI en su carta orgánica, por lo que un estado no podría tener injerencia en una asociación deportiva. De hecho, la FIFA está en contra de cualquier manifestación política. Y claramente está la posiblidad de que se tome esta ley como una injerencia del estado nacional en la AFA”.
Pujol recordó un antecedente: “Cuando se dio el famoso empate 38-38 en las elecciones a presidente de AFA, el Estado no se metió: los que conformaron el comité organizador y designaron como interventores a Armando Pérez, Toviggino y Cristinziano fueron Conmebol y la FIFA, pero la IGJ (Inspección General de Justicia) no se involucró justamente para evitar esto”.
Un cambio de paradigma
A partir del decreto del gobierno y la reglamentación que estableció la IGJ de Buenos Aires en su resolución de la semana pasada, se estableció la posibilidad de que los clubes puedan tansformarse en sociedades anónimas o que formen parte de ellas a los efectos de llevar adelante la práctica deportiva. “Esto modificaría el objeto social para el que fueron constituidas esas instituciones: los clubes que nosotros conocemos, los de barrio o los que juegan en la Liga Profesional, no reparten ganancias entre sus socios sino que tienen una finalidad de bien común no lucrativa; por el contrario, en las sociedades dispuestas en la Ley General de Sociedades los socios sí tienen un ánimo de lucrar con esas estucturas. Son distintos ropajes para actividades diferentes”, dice Pujol.
El abogado aclara que los clubes no se transformarán en SAD a menos que sus socios lo decidan: “Lo que establece esta normativa es que las asociaciones civiles podrían tomar la decisión de cambiar de régimen y ser una S.A, o si no pasar a integrar una S.A. con un porcentaje equis. El cambio no es obligatorio: es facultativo y demanda los votos de las dos terceras partes del órgano pertinente, que en los clubes son las asambleas. Si eso ocurre, esa sociedad sería la que empezaría a actuar en las competiciones”, explicó.
Otra opción: un mix que resguarde el patrimonio
Pujol comentó que también podría ocurrir que el club no pase a ser directamente una SAD, sino que tenga una participación societaria dentro de una estructura similar pero manteniéndose como asociacón civil: “Esa posibilidad implicaría que el club pueda licenciar todos los intangibles como la marca, sus colores, la imagen, etcétera, y cederlos por equis tiempo a esta sociedad. En esa caso, el club sería parte de la SAD pero se quedaría con el 51% del activo y con el voto de oro, para evitar que ante cualquier incoveniente financiero el club pueda perder su capital social”.
Finalmente, el doctor Pujol opinó que “la intervención de capitales privados no necesariamente garantiza el éxito económico ni el deportivo y también se puede dar una buena gestión a través de una asociación civil. Por ejemplo, Flamengo, Corinthians o Gremio de Brasil no son sociedades anónimas y manejan un presupuesto mucho más grande que River o Boca. El tema es cómo conseguir ese financiamiento”.
“También tenés los casos de Deportivo La Coruña, Valencia o el Burdeos de Francia, que han colapsado económicamente, la sociedad se fue y el club quedó tirado. Hay que contemplar, en el caso de la realidad social argentina, qué importancia tienen los clubes y su arraigo social, tener en cuenta que atraen a muchas familias más allá del fútbol. Central y Newell's tienen fútbol pero también una historia social muy rica: y hay que ver si las SAD son el traje a medida para el fútbol, es un experimento”, concluyó.