Que nuestros niños practiquen uno o más deportes no necesariamente significa que estemos en presencia de jóvenes saludables. Porque un descanso insuficiente o una deficiente alimentación pueden hacer trizas los beneficios que la actividad deportiva les otorga y provocar que, más temprano que tarde, los venzan la fatiga y la improductividad.

Mi hijo no llega a la cena: cuando vuelve de práctica, se baña y se queda dormido en el sillón porque está reventado”, es una frase que suele escucharse en boca de padres de niños deportistas que están en edad escolar, que suponen que se trata de un cansancio normal y propio de la hiperactividad que tienen los jovencitos del siglo XXI pero que en realidad es una situación que no debería normalizarse.

“Quizás, la fatiga en un niño esté un poco más disimulada porque ellos se caracterizan por tener más energía, pero quedarse dormidos antes de cenar es un síntoma que hay que atender. Y a largo plazo esa fatiga va a tener consecuencias negativas como afectar su posibilidad de generar masa muscular. Por eso es tan importante que en las primeras infancias, en la pubertad y en la adolescencia los chicos se alimenten bien: no solamente en calidad sino también en cantidad”, dice Michelle Lemoine, Licenciada en Nutrición y especializada en nutrición deportiva.


Aprender a comer (en el club)


“Yo creo que a nivel social quedan muchas cosas por aprender porque venimos de muchos tabúes y falsas creencias con respecto a la alimentación: hoy es un tema popular, todo el mundo cree que sabe y opina, pero si le preguntás, la gente no entiende si tienen que comer hidratos de carbono, proteínas, qué onda el alimento procesado, las frutas. Y como consecuencia de eso, los niños tampoco saben qué comer y cómo fortalecerse. No entienden de qué manera una mala alimentación les juega en contra a los beneficios que pueden adquirir haciendo deporte”, dice Lemoine, quien actualmente presta servicios de nutricionista en las divisiones menores de Morning Star, uno de los clubes de barrio más tradicionales de la ciudad. 

“En el club donde trabajo, y en muchos clubes de Rosario, tenés chicos que van desde los 4 años hasta jugadores de primera división que tienen 35; o sea, el grupo etario es enorme. Y sus requerimientos nutricionales son diferentes, porque están en un momento biológico diferente de la vida: un niño que está en la etapa de desarrollo necesitará energía para su crecimiento, para el entrenamiento y para la escuela; misma sitación para los que están terminando la secundaria; y si ese niño o adolescente no se alimenta bien, la principal consecuencia va a ser la fatiga, que los va a terminar condicionando en su vida cotidiana”, explicó. 

Los carbohidratos, muy importantes para la energía de los deportistas


Para Lemoine, es muy importante que los clubes de la ciudad cuenten con especialistas en nutrición para acompañar y fomentar el crecimientos de sus jóvenes jugadores: “Por suerte hoy en las escuelas se está hablando más de alimentación saludable, pero en líneas generales donde más se aprende de nutrición es en el club. ¿Por qué? Porque los chicos quieren crecer, quieren mejorar y entonces asisten con ganas a su primera consulta con una licenciada en nutrición. Hacerlo en el ámbito de la cancha es diferente a ir a un consultorio, porque en la cancha se sienten seguros, confiados, libres y no sienten que están yendo al médico”. 

Carbohidratos: ¿amigos o enemigos?

Los hidratos de carbono son un capítulo aparte en la alimentación de los seres humanos. Porque son los encargados de proporcionarnos energía, pero tienen tantos fanáticos como detractores. Y la verdad está (quizás como en la mayoría de las cosas) en el equilibrio.

"La nutrición avanzó mucho y existen distintos tipos de profesionales: los que se encargan de la nutrición clínica, de la nutrición deportiva, la nutrición pediátrica, etcétera. Como yo me dedico al deporte, para mí el hidrato de carbono es el rey: no puede faltar en un plan de alimentación de un deportista", dice Lemoine en Punto Medio (Radio 2).

"¿Por qué? Porque si el deportista no tiene hidratos de carbono, que son los cereales, la legumbres, la papa, el choclo, el camote, los fideos, el arroz y el pan, no va a poder entrenar por más que se llene de proteínas. A las proteínas las voy a necesitar para crear músculo, pero ese músculo no se va a generar si no tiene energía: entonces fíjate qué importantes que son", añadió. 

La profesional cree que "la principal falencia en la dieta de los chicos que hacen deporte está en el desayuno: salen apurados de casa, con los tiempos justos para para poder ir a la escuela y en muchos casos el desayuno no existe y pasan toda la mañana sin comer. O se llevan llevan dinero para poder comprar en la cantina, donde eligen mal".

"Lo que más influencia negativa está teniendo es la falta de tiempo que se le dedica a la alimentación. Estamos viviendo en una sociedad muy rápida, en la que todos los tiempos son cortos, todo es apurado, todo es con el reloj en la mano y nos estamos olvidando de algo que es fundamental, que es la comida: tomarnos un tiempo para hacernos un buen desayuno, que es el primer combustible que le ponemos al cuerpo", subrayó.

Y dejó un mensaje para los padres o los adultos a cargo de esos niños deportistas: "Todo depende de ellos. De hecho, cuando analizamos a chicos deportistas siempre la consulta debe hacerse con un adulto: se lo invita a una reunión porque es responsable de la alimentación del pequeño, es el que compra y el que cocina. Y si ellos eligen y cocinan bien, el niño se va a alimentar correctamente".

Finalmente, les habló a los dirigentes de los clubes de barrio de la ciudad a propósito de la importancia de contar con nutricionistas en el staff de profesionales: "Les diría que se animen, porque realmente es una herramienta clave. Por supuesto que uno entiende que, al hablar de clubes de barrio, es difícil que haya presupuesto, pero tener un especialista en nutrición realmente da muy buenos resultados. En un club, si hablamos de chicos, la nutrición deportiva seguro suma de a tres".