Según datos de la UNESCO, las mujeres representan un 35 % de quienes cursan estudios superiores en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM por sus siglas en inglés). Este número disminuye a un 30 % cuando de analiza el total de investigadores científicos. Si bien en América Latina se está más cerca de alcanzar la paridad de género con un 45 % de mujeres en el campo de la investigación científica, las mujeres continúan estando subrepresentadas en carreras profesionales y las STEM.
Por esta razón, se hace necesario continuar desarrollando y aplicando políticas destinadas a cerrar las brechas de género. La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) trabaja en el tema como se desprende de un breve análisis acerca del rol de las mujeres en el desarrollo histórico de este organismo.
Mujeres desde el comienzo
Pocos años después de su creación, la CNEA conformó un equipo para construir el primer reactor experimental de América Latina. Corría el año 1957 y los integrantes de este equipo eran hombres y mujeres provenientes del primer curso de reactores dictado en la institución, quienes trabajaron a la par en función de conocimientos y capacidades. Un breve repaso histórico deja en claro que el proyecto que sentó las bases de la soberanía nuclear argentina se formó con una mirada evidente de igualdad de género.
Si bien el comienzo fue auspicioso (aunque las mujeres eran minoría en ese grupo), la situación continua requiriendo de trabajo considerando que hasta hace muy poco las mujeres ocupaban apenas el 35% de los puestos de trabajo en la CNEA y solamente un 20% de las áreas técnicas. Por esta razón, el organismo impulsa políticas para cambiar esa situación, incentivar la participación de las mujeres, alcanzar la equidad de género y quebrar el techo de cristal que durante años impidió el acceso femenino a los cargos jerárquicos.
Adriana Serquis, doctora en Física y tercera mujer presidenta de la CNEA desde el 2021, reflexiona sobre la situación indicando que “cuando asumí no había ninguna mujer al frente de ninguna de las gerencias de la CNEA. Hoy ya tenemos casi equidad de género: pasamos de 0 a casi un 45% de mujeres a cargo”.
La primera mujer presidente de la CNEA fue la física Emma Pérez Ferreira, quien alcanzó ese puesto en 1987 (37 años después de la creación de la CNEA). La segunda fue la licenciada en Química Norma Boero, entre 2007 y 2016.
Como reflexión del Día Internacional de la Mujer, Serquis describe las políticas que lleva adelante desde su gestión. “Estamos dándole institucionalidad a una tarea que se empezó hace tiempo, brindando apoyo a los movimientos de mujeres y colectivos de diversidades que están tratando de lograr una mayor representación en las posiciones de decisión, pero también en el día a día. Buscamos tener mayor equidad en la participación en temas técnicos y, también, evitar la violencia de género, que está presente con todas sus sutilezas como en el resto de la sociedad”, afirma la presidenta. Este es el espíritu detrás de la creación del Departamento de Mujeres, Género, Diversidades e Inclusión Laboral dentro de Recursos Humanos, junto al que actualmente se trabaja para la aprobación de un protocolo de intervención institucional para casos de violencia de género, acoso o discriminación.
Mujeres pioneras
Al hablar de nombres pioneros en este sector aparecen la física Ilse Franz y las químicas Josefina Rodríguez, Sonia Nassiff, María Cristina Palcos, Sara Abecasis y Maela Viirsoo, quien se sumó en 1961 al equipo creado en 1951 por el químico alemán Walter Seelmann-Eggebert. La tarea de este grupo fue fundamental para el desarrollo de radioisótopos en la Argentina.
Maela Virsoo, doctora en Química, recuerda su experiencia en aquellos años. “Había siempre un trato directo y personal. Éramos todos muy jóvenes y nos tratábamos como iguales. Además, la mayoría éramos mujeres”, cuenta la profesora e investigadora especializada en radioisótopos de la CNEA y fundadora de Women in Nuclear (WIN) Argentina. A los 85 años está retirada, pero durante la entrevista en la que recuerda aquellos tiempos luce orgullosamente su guardapolvo de investigadora. Ella descubrió dos de los 20 radioisótopos identificados por su División.
Nacida en Estonia en 1937, Maela emigró con su familia durante la 2° Guerra Mundial, en 1944, y vivió en Finlandia y Suecia. Ya en la Argentina, se radicaron en Tucumán, donde estudió en la Universidad Nacional de esa provincia. Su padre, ingeniero agrónomo, era docente universitario. En su hogar no había otra opción: ella también sería profesional.
Otras mujeres participaron en la construcción del RA-1, el primer reactor nuclear de América Latina que aún funciona en el Centro Atómico Constituyentes: Clara Mattei, Elda Pezzoni, Velia Hoffmann, Vera Vininski y María Delfina Bovisio. Sus funciones incluyeron los cálculos de la configuración del núcleo del reactor así como la supervisión y trabajo en el desarrollo del blindaje de hormigón.
Velia era la única ingeniera civil del grupo y falleció en 2021. Queda como recuerdo de aquellos tiempos un texto que escribió sobre su experiencia al frente del laboratorio que desarrolló hormigones de alta densidad para las paredes de protección contra las radiaciones del RA-1. “Estábamos todos muy entusiasmados y poniendo el mayor empeño en pos del objetivo de lograr nuestro primer reactor nuclear. El avance de su diseño y el de la construcción de sus componentes no daba tiempo a pensar en otra cosa. Éramos un grupo de profesionales muy jóvenes, trabajando muchas horas, en el tramo final hasta de noche, en ese descampado”, relata.
Su hija Mariana recuerda el malestar que causó en su casa el epígrafe de la foto tomada el 20 de enero de 1958, día de la inauguración del RA-1. Velia y su esposo Miguel Geiger aparecían junto al entonces presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu, indicándole cuándo accionar el botón para que el reactor alcanzara criticidad. La publicación los presentaba como una operadora y un ingeniero. Velia también era ingeniera.
Reflexionando sobre el aporte de las mujeres, Serquis concluye que “gracias a todas esas pioneras siempre hubo un montón de capacidades aportadas por mujeres en CNEA. Pero con el paso de los años, por alguna razón se fueron invisibilizando”.
Nuevas generaciones
Continuando con su análisis sobre las nuevas generaciones de mujeres, la presidenta de la CNEA enfatiza que “me parece importante darle impulso y visibilidad a las mujeres capaces que vienen haciendo su tarea en forma invisible”.
Un ejemplo concreto de esta política de impulso y visibilidad son las nuevas gerencias de área a cargo de mujeres. Una de ellas es la de Producción de Radioisótopos y Aplicaciones de la Radiación, encabezada por Natalia Stankevicius, egresada de Aplicaciones Nucleares del Instituto Beninson.
Comentando sobre los cambios que implementó a lo largo de sus 14 años de trabajo, Natalia menciona el tema de los roles prefijados. Una situación concreta se dio con las la ausencia de operadoras en dos áreas específicas. “En fisión o en la planta de producción de radioisótopos no había operadoras, a pesar de que había mujeres con capacidades para entrenarse para ese puesto”, señala. “En el imaginario estaba que una mujer no iba a tener fuerza para manejar los telemanipuladores, que son los brazos robóticos. Hoy tenemos operadoras, jefas de proceso, una jefa de instalación de la planta y una subgerenta. Y las mujeres tenemos mayor participación en la visión estratégica y en la toma de decisiones”, enfatiza.
Consultada sobre lo que aún falta por hacer en su espacio, considera que “para mí hay que avanzar con respecto a la cultura organizacional, fortalecer una cultura de respeto, en condiciones seguras y vinculada con la perspectiva de género. Tener buenas condiciones laborales nos permite trabajar en forma segura y eso no se puede si no confío en mi compañero o si mi compañera no se va a animar a expresar su idea. Cómo nos tratamos forma parte de la cultura de la seguridad”.
Claudio Pairoba es bioquímico, farmacéutico y doctor por la Universidad Nacional de Rosario. Master en Análisis de Medios de Comunicación y Especialista en Comunicación Ambiental. Miembro de la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario y la Red Argentina de Periodismo Científico. Acreditado con la American Association for the Advancement of Science (Science) y la revista Nature.
Notas relacionadas y fuentes
Necesitamos más mujeres en carreras STEM
https://lac.unwomen.org/es/stories/noticia/2022/02/necesitamos-mas-mujeres-en-carreras-stem
Mujeres de la CNEA
https://www.argentina.gob.ar/CNEA/Fotogaleria/dia-de-la-mujer