Mientras aún arden los focos de incendios en las islas entrerrianas, y avanza la investigación contra los cuatro primeros detenidos por quemas, la madre de dos de ellos, los apicultores que habían iniciado un contrafuego para proteger sus panales, insistió en las buenas intenciones de sus hijos y esposo, y desnudó una interpretación que desnuda la situación irregular de las tierras del humedal, sobre todo las fiscales del Estado, repartida entre "nadie".
“La isla no es de nadie”, aseguró, una y otra vez Vanesa Báez, en contacto con el programa Radiópolis (Radio 2) para justificar su asentamiento y trabajo en la isla. Hace años que vive con su familia en la zona alta, menos inundable, pero ahora en llamas. Allí crían abejas para vender miel y lo hacen durante las temporadas cálidas del año; pasan el invierno en Villa Constitución donde su marido, también detenido con dos de sus hijos, trabaja como albañil.
Para Vanesa, la tierra que ocupan “no es de nadie”, ni de un privado ni del Estado. Aseguró que nunca les exigieron irse, ni les preguntaron por la titularidad de su pequeño rancho. Dijo que su familia hizo el contrafuego –iniciar un incendio frente al avance de otro para que cuando se choquen las llamas, se apaguen– para proteger sus panales que ya se habían quemado en el pasado por las quemas sin control.
Sin embargo, aunque según Vanesa, no hubo malas intenciones a la hora de iniciar el fuego, sí podría configurar un delito por cuanto hay una medida cautelar que prohíbe iniciar cualquier fuego, así sea para sofocar otro.
Por otro lado, la situación de los Báez, pone en evidencia un problema mayor y engrosa el reclamo por regularizar la situación de las 130 mil hectáreas de tierras fiscales: ¿quién ocupa y quién prende fuego las islas si no son de nadie?