Tras dos días de repuntes, la cifra de fallecidos diarios y el número de contagios por coronavirus volvió a bajar hoy en España, donde se registraron 683 víctimas fatales en las últimas 24 horas, que elevan el total de muertos a 15.238, mientras los diagnósticos subieron en 5.756, situando el global en 152.446 personas. Sin embargo, desde varios sectores opositores al gobierno cuestionan que "no se están dando las cifras verdaderas".
El Ministerio de Sanidad informó de 683 nuevos fallecimientos por Covid-19, lo que supone 74 menos que el día anterior, cuando murieron 757 personas.
Después de dos días consecutivos de leves repuntes también en el número de contagios, España sumó 5.756 nuevos contagios, hasta llegar a los 152.446.
Asimismo, se sigue incrementando la cifra de recuperados, con 4.044 personas más, lo que eleva el número total de altas a 52.065.
Como ya sucedió en la jornada previa, sectores opositores cuestionan que el Ministerio de Sanidad no informa del recuento de pacientes ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) a la espera de que las autoridades regionales, que están a cargo del servicio sanitario trasladen los datos acumulados.
Los expertos que asesoran al gobierno español en la crisis del coronavirus aseguran que ya se superó el pico de contagios y que la pandemia se ralentizó y empieza a remitir, de ahí que el objetivo es "consolidar" la tendencia descendente en las próximas semanas.
España atraviesa su cuarta semana de confinamiento y la más dura en términos de restricciones, ya que a partir de la próxima semana el país podrá retomar las actividades económicas no esenciales suspendidas por un decreto que endureció el confinamiento desde el 30 de abril último.
El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, defendió hoy en el Congreso de los Diputados la prórroga del estado de alarma hasta el 25 de abril en unas condiciones igualmente duras ya que la población seguirá sin poder salir salvo para acudir a los supermercados, farmacias o trabajar.
A partir del 26 de abril comenzaría una fase de "desescalada" muy "gradual" y "dura" que permitiría ir recuperando la actividad económica y social, a la vez que se incorporarán mecanismos para seguir monitorizando la evolución de la pandemia y aislando a los enfermos.