A pocas horas de mudar sus encuentros espirituales al salón Metropolitano este 28 de diciembre, Leda Bergonzi, la mujer a la que se le atribuyen “milagros”, es decir, modificaciones en la salud corporal y espiritual de las personas, visitó el estudio de Radiópolis (Radio2) donde fue entrevistada por el periodista Roberto Caferra. Durante la conversación, en la que también participó su colaborador Federico Arias, la líder espiritual del grupo Soplo de Dios Viviente se refirió al padre Ignacio, habló sobre su búsqueda espiritual y los carismas, estos dones que, de acuerdo a la Iglesia católica, Dios regala para su propia manifestación.
La convocatoria masiva y la trascendencia mundial de la obra del padre Ignacio desde la parroquia Natividad del Señor en barrio Rucci ha dado a la ciudad un ícono de la vida religiosa y la fe. Esta escena se ha modificado por el crecimiento notable de la congregación de fieles católicos cosechada por Leda y su grupo de colaboradores. Ambas expresiones conviven y presentan un sinnúmero de interrogantes: ¿qué pasa en Rosario que anida estos fenómenos? Consultada sobre la intervención espiritual del sacerdote oriundo de Sri Lanka, Leda señaló: “Nunca jamás hablé con él, pero ya voy a tener la posibilidad”, confió y argumentó falta de tiempo. “Cuando Dios disponga, nos cruzaremos. Casó a mi hermana, ¿quién no lo conoce?”, remarcó sobre su popularidad.
Leda recodó que cuando participó de la ceremonia aun no tenía los carismas de sanación y liberación que señala poseer actualmente –la Iglesia católica analiza los testimonios de curaciones que surgen de las bendiciones que la mujer lleva adelante cada martes– y admitió: “No tuve ninguna experiencia diferente”. Luego, aclaró sobre el perfil del religioso en comparación al de ella: “Es distinto, son distintas espiritualidades”. Y concluyó al respecto: “A lo mejor no necesité algo de impacto en ese momento, yo tengo mis referentes. Yo me acuerdo de los que me coordinaron y de los que me acompañaron”.
“Hoy estoy feliz, es una mezcla de sensaciones –dijo y se rió– Estoy muy emocionada porque fue un año de descubrir. No nos tomó de sorpresa, somos personas de fe, sabíamos que venía un año movido, no de tanta magnitud, pero nos fuimos preparando. Somos un grupo de gente de oración y ahora nos estamos preparando para el año que viene, la mejor forma de volver”, observó sobre su vuelta a Rosario en febrero, luego de brindar el último encuentro del año este jueves en Metropolitano, reunión de la que prometió será muy especial y emotiva.
“La gente lo que encuentra es lo más importante, lo que nadie puede dar y es a Dios, porque realmente la gente se lleva experiencias a la cual no hay palabras”, señaló sobre la experiencia de participar de la oración cantada que encabeza semanalmente. “Van por mí, pero encuentran a Dios no importa, por quién van, importa que lleguen a Dios. Vívanlo, experimenten porque es un cambio de vida rotundo”, insistió.
Consultada sobre las transformaciones afectivas y corporales que muchas personas aseguran haber percibido, dijo: “Dios les responde cosas, solamente eso, es una sanación interior, y hay gente que ha recibido sanaciones físicas. Hay gente que pudo caminar, o sea que llega (sin poder caminar) y se va caminando, o sea eso es notorio”. Más adelante, agregó: “Pasa que Dios sana y libera, lo dice el Evangelio, pero no importa que te sanes el cuerpo, importa que te sanes el alma, lo importante es lo que tenemos adentro y enfocarnos encontrar. Esto de que lográs un montón de cosas, pero te falta algo y ese algo solamente te lo llena Dios”, manifestó y reforzó: “Te lo digo por experiencia. Yo tenía una una vida totalmente diferente hasta que tengo un encuentro personal con Dios”.
En ese sentido, amplió: “Reconocía a Dios desde muy chica, yo siempre supe que Dios estaba, lo sentía en mi vida cotidiana, en el ir creciendo en la familia, en cosas que me iban ocurriendo y hace nueve años, recibí este carisma en una oración comunitaria. A mí nunca me gustó la oración en lenguas, yo era más contemplativa, me gustaba más el silencio, entonces algo me me pasó, me traspasó, sinceramente, algo entró”.
Tras invitar a animarse a acercarse a la fe para lograr una verdadera modificación interior, Leda consideró que ese camino le permite una existencia pacífica, sin tribulaciones. “No me entero de lo malo, hay tantas cosas buenas, que pasan desapercibidas. La gente no está pudiendo encontrar el eje. Nosotros hablamos de Dios como algo, Dios no es una palabra invisible, no es que uno está acá y lo otro en el cielo”, precisó.
“Para poder caminar acá no podés mirar para atrás sino para arriba”, expresó cuando se le preguntó sobre su retiro de la catedral. Para la fundadora de Soplo de Dios Viviente, significó la posibilidad de abrirse a nuevos espacios que han permitido cobijar a la multitud que asiste desde entonces a sus encuentros.
“Voy al cielo”, indicó sobre el rumbo de su vida. “Voy donde Dios quiera”, destacó y en relación a los pasos a dar desde el grupo, explicó que caminan de la mano del arzobispado: “No nos mandamos solos, no hacemos lo que queremos”.
Aunque repitió en varias oportunidades que no es una persona atenta a noticieros ni a titulares, Leda es una ama de casa con familia que también convive con los vaivenes sociales, económicos y políticos. ¿Qué hacer ante la abrumadora realidad? “Buscar a Dios. Cierren la puerta y búsquenlo en la habitación, en los secretos del corazón. Lo dice el Evangelio”.
Sobre el panorama político vigente, observó: “Somos libres, votamos y después nos quejamos de lo que votamos. Yo no entiendo nada de política, no me meto ahí porque no conozco pero es como que todo el tiempo estamos desconformes hasta de lo que hacemos”. Sobre el enojo generalizado en la sociedad, indicó: “Yo conozco gente tan amorosa. Yo estoy en otro lugar, en otro plano. Pero a los enojados hay que bendecirlos, hay que rezar por esa persona que escribió en tu contra (en redes sociales). La llamás por teléfono y le cambiás la vida. Háganlo”.
En otro tramo de la charla, se refirió a la participación de la madre de Lionel Messi en un encuentro en la ex Rural. “Vos podés tener todo, pero hay una instancia de tu vida en que necesitás a Dios, nuestra alma va al Creador, nos creó Él. Celia una mujer impresionante, humilde, una madraza. Hablamos de igual a igual. Sí, es la mamá de Messi pero es una mujer con una humildad impresionante”.
Por último, insistió en su condición de puente hacia Dios. “Él es poder, Dios es omnipotencia. Yo soy una simple persona a la que le dio un don, no sabemos si cuánto va a durar. Ignacio es un sacerdote, creo que toda la vida va a vivir con esto, pero yo no sé. No sé qué va a pasar. Yo sé que cuando me llegue ese momento (la muerte) voy a sentir que hice lo que tenía que hacer, no hice todo, pero hice algo de lo que Dios quería”.
La entrevista en Radio 2
Primera parte
Segunda parte