La pandemia de coronavirus puso a los profesionales de la salud bajo un estrés sin precedentes. Y ahora, la propia realidad que se impone desde las calles de Rosario –los tiroteos, los heridos, los muertos–, parece empujarlos al límite como nunca antes. El director del hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca), Jorge Bitar, reconoció que la situación de violencia extrema que se vive en Rosario repercute de forma directa en el trabajo de cada día. “Escucho a colegas y amigos todos los días tomar la decisión de, por ejemplo, irse de la ciudad”, sostuvo.
Al tratarse del principal centro de atención a pacientes heridos, el Heca recibe a la mayoría de las víctimas de balaceras y agresiones que se dan en la ciudad. Esto hace que los profesionales que allí trabajan estén en contacto permanente con los hechos de violencia.
“Nos pasa lo mismo que a todos, y capaz que más porque no es que uno puede apagar el noticiero, si es que toma la decisión de no ver eso. En nuestras casas se habla todo el tiempo de si llegó o no el helicóptero o con cuántos orificios de entrada ingresó un paciente. Es algo todos los días hablar de esto”, lamentó el médico en Radiópolis Weekend (Radio 2).
En su situación personal, Bitar reconoció que también se le pasó por la cabeza la posibilidad de mudarse de ciudad. “Esto se piensa y habla todos los días con la familia. Uno mira para abajo y ve a los hijos que duermen mal”, sostuvo con total sinceridad.
El diálogo con el director del Heca se dio este fin de semana cuando le tocó confirmar la muerte de Virginia Ferreyra, la profesora de danzas que fue baleada mientras esperaba el colectivo junto a su madre en la esquina de Isola y Maestros Santafesinos. Y su relato revela la otra cara de la violencia rosarina, o mejor dicho, las personas que todos los días intentan frenar tanto dolor y pérdida.
“Veníamos de resolver varios pacientes con características similares, que pudieron salir caminando como el caso de Gabriel (Sanabria). La paciente estaba con una complicación en una parte del abdomen y el tórax. Se decidió intervenirla, salió vinculada al respirador y a las 3.50 presentó una bradicardia extrema. Se le hicieron maniobras de RCP que no fueron suficientes”, lamentó.