En Luis Palacios, a cuarenta kilómetros de la ciudad de Rosario, vive Fernando Garrido, el hombre encargado de los perros que usa el MPA para rastreos. Allí es donde nació y se entrenó Bai Shi, el Golden Retriever de ocho años que encontró el cuerpo de Sofía Delgado, la joven sanlorencina de veinte años que llevaba días desaparecida. Su nombre significa león blanco y desde este viernes se dedicará únicamente a comer, pasear y dormir porque llegó el momento de jubilarse.
Según explicó Garrido, la última búsqueda de Bai Shi fue un "trabajo arduo, de varios días". Algo a lo que su mascota está acostumbrado porque ya participó de otros importantes rastreos como el femicidio de Nora Escobar en Baigorria y el gendarme desaparecido en Roldán.
De ahora en adelante será Kim el sucesor de Bai ya que también está preparado para rastrear sangre, restos humanos y armas. Para enseñarle cómo realizar la búsqueda, Garrido lleva a ambos al lugar y "salen juntos ya que aprenden más por reflejo, al ver al otro hacerlo".
Los animales comienzan el proceso de adiestramiento a los dos meses con distintos juegos y premios. “Me gusta que disfruten porque además de ser perros de trabajo, son mascotas. Por eso salen, juegan, se bañan, tienen buena alimentación, desparasitación, todo. Ellos nunca se dan cuenta lo que están haciendo, creen que están jugando", indicó el hombre encargado de los animales.
Además señaló: "Son mi extensión, una parte de mí con el sentido del olfato entrenado. Mis compañeros dicen que la presencia de ellos los relaja".
Respecto al momento de trasladar a sus perros al lugar de búsqueda, Garrido explicó que "los fiscales ya saben que tiene que ser muy temprano a la mañana o muy tarde a la noche para evitar el calor o el frío extremo y que ellos se sientan cómodos".
En la manada además de Bai Shi y Kim, está Chimuela, especializada en detectar armas, municiones, dinero y celulares. Y el padre de Bai que participó en los rescates de Salta 2141 y hoy se dedica a descansar. Otros dos fallecieron y por cada uno de ellos, Garrido plantó un árbol para recordarlos. "Este es el mejor trabajo del mundo para mí", cerró.