Viernes a la tarde. La asamblea provincial de Amsafé acaba de anunciar “un contundente rechazo de la oferta salarial” de la provincia y jornadas de protesta el 15 y el 23 de octubre en las que promete “una muestra más de contundencia en las escuelas y en la calle diciéndole al Gobierno ni un paso atrás”.
“Viste que no definieron paros”, dice un miembro de la primera plana del gobierno provincial no sin satisfacción a pesar del abrumador rechazo. Continúa: “Fue un gran gesto de los docentes (evitar las medidas de fuerza) para el fortalecimiento de la educación y los conocimientos y va a ser sumamente valorado por nosotros. Como dijo el gobernador, por las buenas todo”.
El jueves el gobierno había conseguido la aceptación de UPCN del aumento salarial. Era previsible que Amsafé lo rechazara. Según el conteo del gremio, fue la postura de 20.395 docentes de los 21.789 que votaron.
Sin embargo el gobierno ve una victoria. No en el rechazo, obvio, sino en que el paro “no es más la primera opción” ante la falta de acuerdo paritario. Celebra que Amsafé haya revisado las medidas de acción gremial como consecuencia del premio por asistencia y el descuento de los días de paro.
La histórica conflictividad entre gremios docentes y gobiernos provinciales acaba de entrar en una etapa distinta. Habrá que ver en adelante bajo qué modalidad se desarrollan esas jornadas de protesta. Que los docentes no hagan paro y vayan a las escuelas, ¿necesariamente implica que “los chicos estén en clase aprendiendo” como pretende el gobierno?
Estado natural, la guerra
Gremios estatales, estamentos judiciales e incluso referentes de la coalición Unidos muestran preocupación porque el gobierno no desacelera en su estrategia de combate permanente, animado en un arraigado sentimiento de antiprivilegio o antipolítica que le muestran las encuestas.
Las reacciones de los gremios ante la ofensiva permanente del gobierno fueron distintas. Luz y Fuerza y Obras Sanitarias respondieron con moderación y evitaron chocar de frente. Amsafé tuvo un año marcado por el conflicto. Y los judiciales la semana que pasó respondieron con una huelga que hacía décadas que no se daba, todo tras no concedérseles audiencia donde pretenden exigir nombramientos y ascensos.
El paro de los judiciales se sumó a una anterior demostración de fuerza de los magistrados en Rosario y a los cortocircuitos con la Corte Suprema. Ahora todos están en la vereda de enfrente, incluso aquellos que desde adentro del Poder Judicial coinciden con algunas de las críticas hace la Casa Gris.
Para la Casa Gris no es un problema ni hay marcha atrás si antes no se da un replanteo de uso y disposición de los recursos del Poder Judicial. Los sondeos, además, le marcan que rinde dar esas peleas con sectores del Estado sobre los que existe una percepción de privilegio, sea real o exagerada. Por lo tanto, mientras el humor social no cambie, la fórmula se mantendrá.
Sobre esa certeza, Pullaro se atalona en su posición con un aviso para los que pretenden enfrentarlo: “Mi estado natural es la guerra, aunque me encanta la paz”.
Intendentes peronistas mueven fichas
Intendentes y presidentes comunales del peronismo santafesino y el gobierno de Maximiliano Pullaro volvieron a reunirse el jueves a la noche para consolidar el diálogo político y de gestión que es funcional a ambos y que venían conversando desde mayo pasado.
Los diez intendentes del PJ presentes fueron Pablo Corsalini de Pérez (Pérez), Julián Vignatti (Arteaga), Esteban Ferri (General Lagos), Jorge Berti (Villa Constitución), Gonzalo Goyechea (María Teresa), Pablo Giorgis (Santa Isabel), Paula Serfelippe (General Gelly), Juan Rucci (Gódeken), Daniel Siliano (Acebal) y Carlos De Grandis (Puerto General San Martín).
Si en mayo pasado el anfitrión del primer encuentro había sido Corsalini, en esta oportunidad el lugar lo dispusieron el gobernador Maximiliano Pullaro, el ministro de Gobierno Fabián Bastia y el secretario general Juan Cruz Cándido.
Este segundo encuentro sirvió para repasar la coyuntura, hablar de gestión y política, incluido el desafío que representa La Libertad Avanza en una provincia en la que Milei ganó el balotaje por 25 puntos en 2023.
Casualidad o no, el encuentro se produjo una semana después de que otro grupo de seis intendentes peronistas, con el funense Roly Santacrocce a la cabeza, fuera recibido por Guillermo Francos, el jefe de Gabinete de Javier Milei, en la Casa Rosada.
Esa reunión cayó mal en el resto del peronismo. Incluso en las filas del PJ se asegura que alguno de los asistentes dio señales de arrepentimiento tras observar el protagonismo que asumió Santacrocce y porque de Buenos Aires volvieron con las manos vacías. Para peor de males, esa semana se conoció el cierre del Enohsa, el ente de obras sanitarias que durante los gobiernos del peronismo fue la principal ventanilla de obra pública para las localidades del interior del país.
Los intendentes e intendentas del peronismo gobiernan en un escenario político, institucional y territorial adverso y en soledad. Por eso los que están en Vamos Santa Fe, cuya referencia más consolidada es Pablo Corsalini (con 44 años va por su tercer mandato en Pérez), prioriza no perder más gobiernos locales en 2025 tras la catástrofe electoral del año pasado.
El sector reivindica su pertenencia al PJ santafesino en condiciones de horizontalidad y autonomía interna y rechaza imposiciones de estrategias subordinadas a intereses ajenos a los de sus localidades. A futuro buscará encarnar el reseteo generacional del peronismo santafesino, pero lo urgente es primero, y eso implica resolver el día a día de las gestiones, renovar presidencias comunales y concejalías en 2025 y posicionarse como oposición responsable al gobierno provincial de Pullaro.
¿Qué esperan de la Casa Gris? Lo que espera todo gobierno local: giro de fondos en tiempos aceptables por afuera de la coparticipación automática y recursos para obra pública. El sector ya tiene territorialidad, dirigencia sub-45/50 con experiencia de gestión y ambición de crecer.
La interlocución directa con la primera y segunda línea del gobierno le da volumen político y protagonismo en un peronismo con todo en disputa y que pide a gritos un recambio dirigencial.
Desde luego, los vasos comunicantes que tiende Vamos Santa Fe con el gobierno provincial no son por amor al arte. Como siempre en política, confluyen intereses. Entonces, ¿qué gana la Casa Gris dando contención a intendentes de la oposición que tienen representación territorial pero, por ejemplo, no tienen diputados en la Legislatura?
“El gobernador los respeta porque son buenos intendentes y si las localidades avanzan, la provincia avanza. Trabaja con todos los que ganaron en 2023, senadores e intendentes, que son honestos políticamente, que piden ayuda y ayudan a que a todos nos vaya bien”, traducen a la par de Pullaro.
La delimitación pareciera dirigida al intendente de Funes, quien dice ser discriminado por el gobierno provincial y organizó el tour al despacho del jefe de Gabinete de Javier Milei. Francos los recibió, pero les dejó en claro que no dispone de plata ni obras.
Eso es hoy, pero el año que viene hay elecciones y los libertarios tendrán partido propio y querrán hacer valer la marca para arrebatarle concejalías, quizás alguna presidencia comunal y bancas de diputados nacionales al resto de las fuerzas. Su gran debilidad sigue siendo la falta de estructura territorial, donde Unidos y el peronismo tienen mucha ventaja.
En ese contexto, aunque el gobierno provincial le quita relevancia, el vínculo político-institucional con Vamos Santa Fe evita que las intendencias peronistas del interior queden a la deriva, con el riesgo de que, empujadas por la necesidad, terminen colaborando, directa o indirectamente, con el armado electoral 2025 de La Libertad Avanza.