Sabemos del compromiso profundo de Eduardo Galeano como crítico de todos los atropellos ecocidas. En la ocasión de la crisis financiera del 2008 y viendo cómo rápidamente se apuntó a “salvar” a los Bancos y al Sistema Financiero en su conjunto con trillonadas de dólares, nos dejó una célebre expresión: ”Si el Planeta fuera un Banco ya lo habrían salvado”. A nadie se le escapa quienes tuvieron que correr con el costo del salvataje financiero, que siempre termina siendo una verdadera transferencia de la Economía Productiva a la Especulativa.
Pero queda pendiente la cuestión de fondo que pasa fundamentalmente por cuidar la vida.
Otra imagen grotesca pero más cotidiana y cercana a nuestra vista y sensibilidad es presenciar con frecuencia el accionar de los empleados de seguridad que custodian los vehículos de caudales en sus permanentes recorridos transportando dinero; queda claro qué es lo que vale y cómo quedamos en condición de “sospechosos” quienes ocasionalmente compartimos la escena.
Qué bueno sería disponer de semejante empeño para cuidar la Casa que habitamos en común. La casa y cada uno de todos los que formamos parte de esta preciosa biósfera donde viven y se multiplican infinidad de variados seres. Y, sobre todo, el cuidado responsable y prolijo de los elementos fundamentales que garantizan todas la formas de vidas existentes: la tierra, el agua y el aire.
Creo que estamos avanzando en la conciencia de esta problemática y los desafíos que desata, pero también es cierto que no se está haciendo la suficiente para frenar el ímpetu destructivo de las formas de explotación de los bienes comunes y de las formas de producción con vistas al consumo y a las ganancias ilimitadas. Nos hace falta un compromiso más esclarecido con todo lo que está en juego y en riesgo para protegerlo, y con su destino universal para propiciar una distribución equitativa.
Por eso: ¡a cuidar el Tesoro! Desplegando el poder ciudadano y orientando nuestras energías a fin de que nadie se apropie injustamente de lo que pertenece a todos desde el comienzo, hasta el final y en cada punto de su recorrido.