Cuervos negros de plástico fueron colgados en el teatro El Círculo a fin de espantar a las palomas, aves que en Rosario son plaga. Su presencia invasiva y la suciedad que ocasionan donde se posan y habitan generan inconvenientes de todo tipo. Además de que a muchas personas les genera rechazo, también su excremento tapona cañerías y alcantarillas.
Lo que sucede en la plaza teatral más importante de Rosario, se vivencia en la mayoría de los edificios, sobre todo, los más antiguos. Las palomas se reproducen a un ritmo vertiginoso y encuentran en los recovecos espacio ideal para fabricar sus nidos. Es por eso que la gente recurre a una variedad de trucos para sacárselas de encima.
Además del oscuro pajarraco que se vende por internet en entre 2 y 3 mil pesos, se comercializan otros muñecos que simulan ser los animales que naturalmente son sus depredadores. Uno es el búho que es utilizado en la ciudad, tal como publicó Rosario3 hace unos años atrás.
Pero hay otras alternativas. Los vecinos atan globos a los acondicionadores de aire para que las palomas no se acerquen. También cuelgan los viejos CD´s cuyo reflejo suele encandilarlas, retiran las plantas más frondosas de los balcones para impedir que armen sus “casitas” y cualquier tipo de alimento que las atraiga, o bien, esparcen algún picante con agua.
Una alternativa más directa y descarnada es el uso de un pegamento que se vende y que provoca la muerte de las aves, tanto como recurrir a un gato hambriento. Los aparatos ultrasonidos son una respuesta eficiente pero costosa, al igual que la colocación de cerramientos o pinchos anti palomas para cercarles la entrada. Los palomares, por supuesto, intentan atraerlas y reunirlas.
La historia de este esfuerzo contra la plaga dejó una perlita interesante en la ciudad de Santa Fe. Cuando ganó la intendencia Mario Barletta, en el año 2007, se le ocurrió traer gavilanes, depredadores de las palomas por excelencia y por entonces, se los podía ver haciendo su trabajo.
Paloma ¿un símbolo de paz?
El pasado 16 de diciembre se aprobó en el Concejo el proyecto que crea el “Programa de Control de Palomas Urbanas mediante el control de su natalidad y a través de la utilización de métodos éticos y científicamente comprobados" presentado por los ediles Miguel Tessandori y Valeria Schvartz, del bloque Volver a Rosario.
La iniciativa, que aún no se implementó, tiene como objetivo “reducir la proliferación de estas aves en la ciudad mediante métodos contraconceptivos científicamente acreditados en cuanto a su eficacia y a su incidencia positiva en la salud de las mismas, y que asimismo su administración no genere perjuicios para la población humana, para otros animales y para el ambiente”, según explicó su autor.
En noviembre pasado, en medio de la discusión de la normativa en el Concejo, el director de Control de Vectores del municipio, Carlos Tasinato se presentó ante los concejales y concejalas para dar detalles sobre qué está haciendo el Ejecutivo sobre este tema. En ese marco, explicó que desde hace dos años vienen haciendo una prueba piloto en cuatro plazas céntricas de la ciudad: Pringles, Del foro, San Martín y Montenegro. La tarea consiste en la colocación de un antiparasitario aprobado por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), denominado Nicarbazina.
Sin embargo, el funcionario alertó sobre la masiva presencia de estos animalitos alados: “Estas intervenciones no alcanzan si no se cambian hábitos y prácticas culturales como darle de comer a las palomas”, alertó y consideró que estos animales “tienen mucho asidero desde lo simbólico”.
Con respecto al incremento de la población de aves en el centro y macrocentro rosarino, Tasinato explicó que en la ciudad hay dos especies de palomas. La Columba que se caracteriza por anidar en los edificios y la Zenaida que es la autóctona y vive en poblado.
Además, planteó la necesidad de dar la discusión sobre si es preciso o no declarar a estos animales como plaga. “Creo que no hay un consenso en la población sobre qué hacer con las palomas. Tienen buena prensa. Si bien tenemos denuncias sobre el daño que causan los desechos en edificios y mobiliario urbano, también recibimos denuncias de otros ciudadanos, quejándose por situaciones de maltrato animal”, sostuvo.
"Que no se considere como plaga limita mucho nuestra acción. Pero si está habilitada como plaga, ¿eso habilita la matanza?”, se preguntó.