Desde el punto de vista de los agentes económicos, la palabra que mejor describe la situación actual y condiciona sus decisiones es incertidumbre. Así lo describe Celina Calore, integrante del Centro de Estudios Económicos y Sociales (Ceso) Scalabrini Ortiz, al analizar los resultados de la encuesta sobre humor social realizada por Rosario3 y MEC Consultores, que muestra en términos generales un avance fuerte de la desesperanza que crece a la par de la inflación.
Según el sondeo, el pesimismo, la sensación de que no hay horizonte de salida a la crisis, es efectivamente algo que hoy marca a fuego el ánimo de la mayoría de la población. Eso puede haberse ahondado porque el estudio fue realizado a principios de septiembre, es decir luego de las Paso y de la devaluación del 20 por ciento que tuvo un impacto durísimo en los bolsillos porque generó inflación récord, y sin que el gobierno hubiera anunciado aún medida de alivio alguna, cosa que sí hizo en los últimos días.
“Fue un shock muy fuerte en términos de precios e impacto en los bolsillos de los argentinos, sobre todo para los que menos tienen y para los trabajadores que cuentan con ingresos fijos”, recuerda Calore sobre la devaluación.
La economista cree que las medidas que anunció y aún sigue anunciando el gobierno, sobre todo las que favorecen a los sectores más empobrecidos como la devolución del IVA, ayudan a recomponer pérdida de poder adquisitivo. Pero solo del que produjo esta última devaluación y no todo lo que quedó en el camino antes.
En ese sentido, remarca que el deterioro en los ingresos fijos comenzó en el 2018. “Entre el 18 y el 19 se perdieron más de 20 puntos de salario, luego con la pandemia otro tanto más. Lo que vimos a fines de 2022 es que se volvió a nivel prepandemia, pero eso implica que quedamos con los 20 puntos de ingreso que se habían perdido en 2018 y que no se recompusieron”, explica.
Justamente no haber recompuesto hacia atrás es, entiende Calore, “la principal demanda y el principal problema con el que se cruza el gobierno actual y por eso el resultado de las Paso”.
“No pudo cumplir el contrato electoral de mejorar el poder adquisitivo por diversas situaciones –coyuntura internacional, condicionamientos del FMI, pandemia, sequía, errores propios–. Más allá de ese diagnóstico, la realidad es que hay más pobreza, la gente no llega a fin de mes, y eso a pesar de que estamos en un contexto económico en el que aún tenés generación de empleo”, agrega.
Es que si bien se nota este año “un freno en ciertos sectores” no hay al menos por ahora una situación de recesión. La contracara es que si bien el desempleo es bajo e incluso se siguen generando puestos de trabajo, un nuevo sujeto social es protagonista central del descontento: los trabajadores pobres, gente con empleo cuyo salario, muy bajo en promedio, no le alcanza para cubrir sus necesidades básicas y que incluso engrosan la demanda de asistencia alimentaria del Estado, algo que reflejó Rosario3 en una nota de junio pasado.
En el sondeo de opinión de Rosario3 y MEC Consultores esto se refleja en cómo los participantes jerarquizan las principales preocupaciones: la inflación y la marcha de la economía en general las encabezan apenas por detrás de la inseguridad, mientras que el empleo recién aparece en el octavo lugar.
Calore entiende que, en este marco, las medidas del gobierno, sobre todo las que favorecen a los sectores más complicados en términos de ingresos, son fundamentales para “al menos contener y que el consumo no caiga de manera estrepitosa”.
En cuanto a si el propio desánimo no es también parte de un círculo vicioso que tira para abajo la actividad económica, la especialista remarcó que la clave es la incertidumbre.
“La incertidumbre es la peor de las sensaciones porque te paraliza, te hace tomar malas decisiones”, remarcó.
En ese sentido, dijo que si todo proceso electoral suele provocar incertidumbre sobre todo en quienes tienen que tomar decisiones de inversión, esa situación se agrava ante la posibilidad de que Javier Milei gane los comicios presidenciales de octubre. “Es que es un candidato que propone cambios absolutamente radicales. No discutir si el Estado gasta en algo o no, sino dinamitar el Banco Central o dolarizar. Son medidas que tienen consecuencias muy brutales para la economía. Dolarizar, por ejemplo, implicaría subir muchísimo el tipo de cambio y eso no le conviene a ningún empresario, sobre todo a ningún industrial. Eso hace que las inversiones queden frenadas a la espera de ver cómo se define todo esto”, advierte.
El informe completo, en este link.