El equipo del Museo de San Pedro recuperó caracoles, ostras, fragmentos de peces, cáscaras de huevos de ñandú y huesos de roedores en San Pedro, a unos 120 kilómetros de Rosario. Además, se encontraron astas de ciervos con marcas de manufactura que habrían sido realizadas por antiguos pobladores. “Toda esa acumulación de materiales no es otra cosa que la rompiente de una playa marina de unos cinco mil años de antigüedad”, señalaron los expertos.
Entre los hallazgos, también se encontraron tres tipos de plantas y semillas de un antiguo cordón costero. El director del Museo de San Pedro, José Luis Aguilar, destacó a Agencia CTyS-UNLaM que “es muchísima la acumulación de materiales de diferentes momentos de la prehistoria de la zona y también de diferentes tipos de animales”.
Los investigadores estiman que la playa tenía unos 30 metros de ancho. Luego de realizarse la excavación, quedaron al descubierto tres momentos correspondientes al Holoceno, en tanto que en el nivel más moderno se encontraron restos de ciervos, peces y fragmentos de alfarería.
El doctor Daniel Loponte, arqueólogo e investigador del CONICET, detalló que “las evidencias paleontológicas y arqueológicas que tenemos del Holoceno medio para el Delta del Paraná son muy escasas, y por ello se debe resaltar la importancia de este nuevo registro descubierto en el área, ya que carecemos de todo dato acerca de las poblaciones humanas que vivieron en la región”.
Los fósiles extraídos presentan un gran estado de conservación. Entre los registros más destacados se encuentran decenas de ejemplares de conchillas del género Erodona y de un pequeño caracol de siete milímetros de longitud llamado Heleobia australis.
El hallazgo se produjo en Campo Spósito, en la zona conocida como Bajo del Tala, mientras se realizaban excavaciones de tareas rurales. “Toda esa acumulación de materiales no es otra cosa que la rompiente de una playa marina de unos cinco mil años de antigüedad”, señaló Aguilar.
Un ecosistema mixto
Según observó Aguilar, hace cinco mil años, se produjo un calentamiento global muy marcado, por lo que “se elevó el nivel del mar y se formó un ecosistema estuarial, similar a lo que hoy es Punta Rasa en la zona de Bahía de Samborombón”.
En este sentido, el doctor Eduardo Tonni, paleoclimatólogo y profesor Emérito de la Universidad de La Plata, aseveró que “la presencia de estos restos indica que para aquel período hubo una mezcla de aguas marinas mucho más allá de donde llegan en la actualidad”.
“En este ecosistema convivían diferentes especies y sus restos se acumulaban en esa antigua playa por el oleaje al pie del acantilado”, agregó Tonni.
En ese lapso, el planeta se calentó, los polos se derritieron y los mares subieron considerablemente su nivel. Según reflexionó Aguilar, este panorama pudo haber inspirado, en los antiguos redactores de la Biblia, la idea de un diluvio universal sobre ciertas bases que hoy se pueden cotejar en la realidad geológica y paleontológica en diferentes partes del globo.
De este hallazgo, también participaron los investigadores Julio Simonini, Matías Swistun, Javier Saucedo, Bruno Rolfo, Fernando Chiodini , David Tettamanti y Germán Tettamanti del equipo de paleontólogos del Museo de San Pedro, el doctor Luciano Brambilla del Centro de Estudios Interdisciplinarios de la Universidad de Rosario y el doctor Sergio Bogan de la Fundación Félix de Azara.