Una mujer española se llevó el susto de su vida y tuvo que ser atendida por un ataque de estrés tras encontrar una cabeza humana en avanzado estado de descomposición en una caja envuelta en papel que le había entregado una vecina suya, María del Carmen Merino, de 62 años. En la caja, según le había dicho Merino, solo había juguetes sexuales. Pero en realidad estaba la cabeza de su pareja de la cual no se sabía nada desde principios de año.
La vecina recibió la caja y la ocultó, tal como se lo había pedido Merino. Sin embargo, en un momento decidió abrirla para ver qué había en el interior y halló una cabeza humana en estado de descomposición.
Una vez detenida, la mujer de 62 años sostuvo que era la cabeza de de su pareja, Jesús María Baranda, del que no se sabía nada desde abril, y aseguró que alguien la había dejado en la puerta de su casa. "La guardé porque era el único recuerdo que tenía de él", aseguró. Sin embargo, no reveló por qué le dio la caja a una vecina.
Tras la denuncia, los investigadores dieron detalles sobre el macabro hallazgo. Al parecer María del Carmen Merino, habría asesinado a su pareja, le había cortado la cabeza, luego lo habría cocinado antes de envolverlo en papel de aluminio para evitar el mal olor cuando se terminara de descomponer la cabeza. Además, señalaron que el cráneo no tenía ningún resto tejido, por lo que no descartan que haya sido tratado con alguna sustancia química.
Ahora, los investigadores especializados de la Guardia Civil intentan determinar qué ocurrió con el resto del cuerpo. María del Carmen se encuentra detenida y tiene antecedentes por dos estafas cometidas en 2013 y otra en 2017.
“Desde el primer momento supimos que había algo extraño en su desaparición, sospechamos que algo grave había pasado”, dijo la prima del desaparecido, Begoña Arias, en declaraciones a la cadena de radio española COPE. “Siempre sospechamos que pasaba algo malo, él no se hubiese marchado nunca sin decir nada. Durante meses nos llegaban mensajes desde su móvil pero con un lenguaje que no era suyo. Por eso pedimos que nos mandase mensajes de voz y desde ese momento no volvimos a saber nada más de él”, añadió.
“Pusimos la denuncia. La Guardia Civil se portó fenomenal con nosotros, pero el juez decía que había sido una desaparición voluntaria, hasta que ha saltado la bomba. [...] Le daba un voto de confianza a su pareja, pero mi familia veía que no era buena persona, no les gustaba", explicó Begoña Arias, que reveló que justo después de que ellos pusieran la denuncia, María del Carmen Merino se presentó en comisaría para “poner otra”.