La nutrida caravana a remo por el río Paraná contra la quema en las islas parece no haber servido de mucho. Casi como una burla o una provocación, tras la manifestación, este lunes temprano el olor inconfundible del humo de los incendios del otro lado del Paraná volvió a sentirse con fuerza.
Desde este lunes temprano se huele hollín. El olor de los pastizales quemados en las islas entrerrianas que arden y arden a pesar de los reclamos y de los convenios (que no se cumplen).
Ese domingo, por quinto fin de semana consecutivo, la Multisectorial por la Ley de Humedales realizó una nueva manifestación para pedir por el fin del fuego: más de 100 kayakistas remaron en protesta y unieron las costas de Entre Ríos y Santa Fe como símbolo de paz y posibilidad.
Pero menos de 24 horas después, el humo otra vez se siente en Rosario. Y el hartazgo crece.
La semana pasada fue particularmente activa sobre el tema: el martes los concejales rosarinos cruzaron el río y sesionaron en la isla El Espinillo, con la doble intención de discutir y visibilizar un problema que hasta aquí parece no tener solución.
Y el jueves, el ministro nacional de Ambiente, Juan Cabandié, presentó el primer Faro de Conservación en Puerto Gaboto y prometió otro en Rosario. Será en las 1.700 hectáreas ubicadas en la Isla Charigüe, provincia de Entre Ríos, donde hoy funciona la Reserva Municipal Los Tres Cerros (ex Legado de Deliot). El objetivo es tener más presencia en la zona para frenar los fuegos. También se medirá la calidad del aire.