Autoridades de la Biblioteca Vigil y sus escuelas dan cuenta del deterioro que afecta a sus instalaciones. Con el paso del tiempo, el desmejoramiento se acentúa. La falta de presupuesto, sumada a la lentitud en los trámites ministeriales para concretar las obras necesarias, complican las condiciones de enseñanza y aprendizaje. El detalle de las obras necesarias aún pendientes y un reclamo que se multiplica.
Historia de desguace, recuperación y postergación
La Biblioteca Vigil, sitio de Memoria del Terrorismo de Estado, es una organización popular y social emblemática que fue intervenida y desguazada por la dictadura civico-militar desde 1977. En el marco de esa intervención, en 1980 el Estado provincial se apropió de la titularidad de los edificios.
Como resultado de 36 años de lucha por la recuperación de La Vigil, la ley Nº 13.302 dictada en el año 2012 devolvió parte de los bienes muebles e inmuebles a sus legítimos dueños: la comunidad que la construyó. En ese momento, se determinó que el Estado provincial resultara locatario de los inmuebles donde funcionan las escuelas.
Sin embargo, la devolución del patrimonio sobreviviente se efectuó en “las peores condiciones materiales”. Los espacios ocupados ininterrumpidamente en períodos dictatoriales y democráticos no tuvieron el debido mantenimiento ni mejoras edilicias requeridas en más de 30 años de usufructo. Hoy, arrastran las consecuencias de tanta postergación y los edificios necesitan mejoras urgentes.
El estado general de las instalaciones
“Cuando se devolvieron los edificios en el año 2013, el estado general –tanto en el edificio que había ocupado la Región VI del Ministerio de Educación, como en los que seguían ocupados por el teatro Saulo Benavente, la Biblioteca Eudoro Díaz y las escuelas– era entre malo y deplorable”, explicó en diálogo con Rosario3, Roberto Frutos, presidente de la Biblioteca Vigil, y especificó algunos detalles.
“La instalación eléctrica tuvimos que hacerla en forma completa; en el edificio que había ocupado el Ministerio de Educación, tuvimos que hacer una constatación con escribano, porque era un verdadero basural. De hecho, en el hall central, en planta baja, por calle Gaboto, había una montaña de unos cinco metros de lado por tres de alto de desechos informáticos. Para limpiar el segundo subsuelo tuvimos que contratar una pala mecánica para levantar desechos de todo tipo, materiales de construcción tirados y muebles rotos, entre otras cosas. De ese lugar sacamos ocho camiones de basura y así, en todo el edificio”, describe el directivo, y señala que en el documento de la devolución de los edificios, había un anexo firmado por el Ministerio de Educación, en el que el gobierno se comprometía a realizar una serie de obras, una vez restituido el inmueble, que no se hicieron o se hicieron en forma parcial”.
Frutos recuerda que la cúpula del observatorio no se reparó; tampoco se hizo la reparación de los desagües que estaban en una "situación desastrosa". Hay lugares que necesitaban ser evaluados para corroborar si estaban en riesgo para demolición o había que realizar arreglos (como la zona de los camarines del teatro, que está totalmente destruida), pero como tampoco se hizo nada allí, esas instalaciones tampoco se pueden utilizar.
“Además –añade– hay obras que se hicieron parcialmente, como las del sistema de bombeo del subsuelo o de los ascensores de la escuela de cultura que se arreglaron en forma parcial.
En el caso de las escuelas, siguieron funcionando, pero acumulan años de nulo mantenimiento básico, en algunos casos; incluso en lo estructural. “La escuela primaria, por ejemplo, seguía teniendo los mismos techos que Vigil hizo provisoriamente en 1972. Y en la secundaria –cuenta– el panorama es más difícil porque los arreglos que están pendientes son más complejos. Ese edificio fue el más afectado en estos años. Es un lugar muy grande, de siete plantas, con la rampa de acceso totalmente deteriorada; la instalación eléctrica general es muy mala; los baños tienen los techos originarios con muchos problemas; hay cerámicos caídos y en general, falta pintura y mantenimiento eléctrico”.
En cuanto a los jardines –tanto el maternal como el 51 de Gálvez y Alem– son espacios más chicos que con ayuda del Fondo de asistencia educativa (FAE) y de las cooperadoras que trabajan bastante, están en mejores condiciones, aunque también tienen problemas. En el jardín maternal se arregló el techo hace poco, porque había filtraciones y goteras.
Lo mismo ocurre en la torre donde funcionan los institutos de cultura: hay muchos problemas de mampostería exterior, que tuvieron que ir arreglando porque se caía a pedazos,; pero falta mantenimiento. Muchos de los parasoles se fueron sacando y se perdieron. Hoy tienen un problema "muy grave": desde hace tres años, dos pisos (sexto y séptimo) que eran ocupados por la escuela de cine, no se pueden utilizar por el deterioro que presentan. En ese lugar, puntualmente, a diario se suman nuevos problemas: roturas de vidrios, ingreso de palomas, acumulación de basura, entre otros inconvenientes. Hace más de un año que están reclamando a Educación Artística (porque de ellos depende) y no tienen "inguna respuesta".
El edificio de la secundaria: problema mayor
Al establecimiento de educación secundaria orientada (EESO) 338 Constancio C. Vigil asisten alrededor de 500 estudiantes. Los problemas son múltiples y están vinculados a un “deterioro progresivo, producto de muchos años de falta de mantenimiento y reparación. Baños, mamposterías, plomería, aberturas, cielorrasos, pintura, pasamanos de rampas, ascensores en desuso, un sistema eléctrico obsoleto, un tanque de agua compartido con otras instituciones e inexistencia gas natural”, destaca la directora, Verónica Merayo.
Según describe, el deterioro fue progresivo: “los problemas se inician el mismo día de la intervención cívico-militar, en febrero de 1977. El nuestro es un edificio tabicado, con zonas sin terminar producto de dicha intervención. Quedaron espacios cerrados, ventanas tapiadas o balcones sin acceso y ascensores fondeados".
Pero el advenimiento de la democracia, lamentablemente, no mejoró mucho la situación. "Todas las reparaciones que se hicieron fueron parciales y los años profundizaron y agravaron nuestras condiciones edilicias. En varias oportunidades, la cooperadora de la escuela resolvió diversos problemas, pero no los de fondo por falta de recursos. En 2013, cuando el Estado restituyó los edificios a sus legítimos dueños –la Asociación Civil C. C. Vigil– lo hizo en malas condiciones y esto se profundizó día a día”.
Un edifico que fue icónico para la educación popular de la Argentina y América Latina ahora nos destrata producto de su condición.
Todo esto incide, lógicamente, en el desarrollo de la tarea educativa: “Los inconvenientes repercuten en el modo en que habitamos nuestros espacios; no sólo desde una perspectiva de incomodidad por falta de luz, baños clausurados, mamposterías caídas, etc., sino también y sobre todo, en la relación pedagógica y el buen transitar de nuestros estudiantes, docentes y personal en general. En muchas ocasiones un edifico que fue icónico para la educación popular de la Argentina y América Latina ahora nos destrata producto de su condición”, expresa la directora.
En cuanto a las gestiones y expectativas, la docente aclara que siguen gestionando por todas las vías posibles la mejora del edificio. “Expectativas tenemos siempre. Está dentro de nuestro hacer docente y de la esencia misma de esta institución. Esperamos respuestas de las autoridades, pero también día a día reconstruimos lazos con la comunidad en general; con esa comunidad que apostó y apuesta a la educación pública, popular y de calidad”.
Los directivos vienen informando del deterioro edilicio ante el área de Infraestructura y equipamiento del Ministerio de Educación, que ya envió una arquitecta y un electricista para que evalúen las obras necesarias. “Ellos elevan los formularios y a partir de allí, deberían ir saliendo los pliegos; pero no depende de ellos. Las empresas no quieren cotizar por dos cuestiones: los plazos y la inflación y además, el estado del edificio que es muy complejo. Todo es muy lento y burocrático”, explicó Merayo y reclamó una “reparación histórica y económica real e integral”.
La primaria y otra alarma edilicia que no puede esperar los tiempos burocráticos
Permitir, en el siglo XXI, que se lleve adelante la tarea educativa cotidiana con niñas y niños que están creciendo, en ámbitos de tanto abandono y deterioro es, al menos, una enorme contradicción para cualquier gestión de gobierno. Por eso, recorrer las instalaciones de las escuelas de La Vigil, dispara varios interrogantes, entre los que asoma uno principal: ¿por qué se demoran tanto obras de infraestructura esenciales, reclamadas y constatadas, que podrían garantizar el derecho esencial de cientos de niñas y niños a recibir educación, en un ámbito seguro y transitable?
“Estamos sin cielorrasos, con humedad en las paredes de galerías y salón de usos múltiples (sum). En las galerías, los techos son de chapa y llueve porque tienen múltiples agujeros.Tenemos estufas, pero muchas sin funcionar (ya se reclamaron al FAE los chisperos y estamos a la espera), tenemos una cooperadora que compró ventiladores y los puso en condiciones. Las estufas también fueron compradas por cooperadora, en años anteriores”, detalló María José Cortés, directora de la Escuela primaria 1235 C.C. Vigil, desde marzo de 2023, y apuntó que la obra de cambio de chapas del ala norte, sólo en los salones, comenzó en marzo pasado, pero se venía reclamando desde hacía doce años. Desde entonces, las aulas quedaron con los techos de chapa, sin cielorrasos”, explicó la directora.
A la escuela primaria asisten unos 580 estudiantes. Se da clases con frío en salones en los que, además de permanecer bajo techos de chapa, se carece de estufas. “Se agravan el malestar y las condiciones en las que niñas y niños vienen a estudiar” –dice la docente y señala que “también en lo edilicio hay muchas situaciones que se emparchan y esa no es la solución al verdadero problema. Todo se gestionó vía el Ministerio de Educación. Hay un pedido ante el Fondo para la atención de necesidades inmediatas (FANI) para los cielorrasos y estamos esperando su aprobación. Los arreglos menores dependen del Fondo de asistencia educativa (FAE)”.
La respuesta que reciben del Ministerio es que “ya está el expediente (pero sólo de una obra); que todo lo edilicio lleva tiempos de presupuestos que se agotan de un año a otro y después el dinero no alcanza”.
Frente a una solución que se dilata tanto en el tiempo y el frío inminente, la comunidad educativa busca respuestas alternativas: la ayuda de la cooperadora (que lógicamente no alcanza para cubrir el presupuesto que implica una obra millonaria), la colocación de cartones en las aulas. “Los docentes trabajamos siempre con las contingencias, pero no podemos acostumbrarnos y naturalizar la situación. Niñas y niños merecen un lugar digno y seguro, al igual que docentes y asistentes escolares", sostienen las docentes y reclaman acelerar la respuesta oficial ante la situación de emergencia por ellas descripta, que las imágenes refuerzan con total claridad.