La semana comenzó con aparente actividad normal en la empresa Air Liquide de avenida Perón al 7600 en donde el viernes pasado se estrelló una avioneta conducida por Juan Manuel Medina, un hombre de 46 años que había sido empleado de la firma y desvinculado días atrás. Un detalle llamó la atención: en el carte que registra los accidentes laborales no se contabilizó ninguna novedad.

Este lunes, el funcinamiento de la empresa era el usual, con el ingreso del personal temprano, sin ningún tipo de contacto con la prensa. Desde Radiópolis (Radio 2), presente en el lugar, se constató una actividad, aparentemente normal, aunque se advirtió que no fue actualizado el cartel en la vereda de la empresa de oxígeno medicinal que indica el número de días en los cuales no se produjo ningún accidente laboral.

Según se puede leer este lunes, el conteo indica que pasaron 6753 sin accidentes en la planta. Esa cifra, el viernes pasado estaba en 6750, es decir, la firma no consideró que haya habido un accidente y persiste en que el último ocurrió el 8 de febrero de 2006.

El detalle no pasa desapercibido en el marco de la versión que sostiene que el hecho fue un atentado de parte de Medina, quien perdió la vida al impactar el Cessna 152 contra la fábrica. Las pericias que se desarrollan actualmente de parte de la Junta Nacional del Transporte (JST), la Administración Nacional de Aviación Civil (Anac) y la Fiscalía apuntan a desentrañar lo que sucedió, es decir, si existió alguna falla mecánica, un error humano o bien, se trató de un ataque contra el predio.

Los cuatro datos que alimentan la hipótesis de que la caída de la avioneta fue un atentado

A las 11.50 de este viernes, la avioneta se estrelló en el interior de la empresa Air Liquide. El piloto murió y por poco no fue una tragedia mucho mayor: es una planta con elementos muy inflamables como oxígeno medicinal, nitrógeno e hidrógeno, que pudieron haber generado una gran explosión si la aeronave no impactaba contra una columna de hormigón y seguía hacia los grandes tubos de gas.

Lo que en un primer momento parecía un accidente, con el correr de las horas fue tomando otro color, cuando se empezaron a conocer informaciones que al menos no descartan la hipótesis de un atentado.

En primer lugar, el piloto fallecido, cuyo cuerpo fue retirado del interior de la empresa a media tarde para realizarle la autopsia de rigor, sacó la aeronave del Aeroclub Rosario de Alvear, sin permiso para volar en la zona urbana. No estaba en un vuelo de práctica habitual.

Según diversas fuentes consultadas, Medina era un ex empleado de la empresa que habría sido despedido semanas antes del siniestro.

Testigos dijeron haber visto sobrevolar la zona oeste de la ciudad hasta descender de forma abrupta contra las instalaciones de la firma, sin aparentes desperfectos mecánicos.

Por último, la persona identificada como la víctima fatal tenía mensajes en sus redes sociales sugestivos que podrían estar ligados a un posible atentado, acompañados de una imagen de una gran explosión en su estado de WhatsApp.

Si finalmente se confirma que se trató de un hecho premeditado, con la intención de provocar un gran daño a la empresa y a las personas que en ese momento estaban trabajando allí y en las inmediaciones, se trataría de un suceso gravísimo e inédito en Rosario.