Desde su punto estratégico en la órbita baja de la Tierra, el telescopio espacial Hubble capturó un intrincado retrato de la galaxia NGC 3430, una galaxia espiral clásica que se encuentra a 100 millones de años luz de la Tierra en la constelación de Leo Minor.
La galaxia en sí es un impresionante remolino de gas y polvo esculpido en densos carriles que giran en espiral alrededor de su centro. Las brillantes manchas azules esparcidas entre estos brazos muestran regiones donde se están formando nuevas estrellas. Las motas anaranjadas que se ven en la parte superior e inferior de la imagen muestran galaxias distantes de fondo detrás de NGC 3430.
Justo fuera de la estructura principal de la galaxia hay otras galaxias vecinas más allá del marco de esta imagen. Una de ellas, de hecho, está lo suficientemente cerca como para que su influencia gravitatoria haya provocado parte de la formación estelar dentro de NGC 3430, según un comunicado reciente de la Nasa publicado en su página oficial.
Our home galaxy, the Milky Way, is a lot like the galaxy seen here: NGC 6744.
— Hubble (@NASAHubble) July 29, 2024
This #HubbleClassic view shows that it has a central region of older, yellow stars – just like ours. It also has pink and blue regions of young and forming stars: https://t.co/Kp93LPobnY pic.twitter.com/AVW8UtwsCp
Tanto NGC 3430 como la Vía Láctea son galaxias espirales, pero nuestra galaxia natal tiene algo que la distingue. La Vía Láctea es una galaxia espiral barrada, una clasificación que se refiere a la densa estructura ovalada de estrellas viejas que atraviesan el corazón de nuestra galaxia.
NGC 3430, por otro lado, se transformó en una galaxia espiral "clásica" o "normal", que carece de una barra central densa de estrellas antiguas pero que aún posee brazos espirales claros y distintivos. Las galaxias espirales clásicas, espirales barradas y otros tipos de formas galácticas (lenticulares, elípticas e irregulares) se remontan a principios del siglo XX, cuando el estudio de las galaxias todavía estaba en sus inicios.
La forma particular de NGC 3430 puede haber inspirado al astrónomo Edwin Hubble a utilizarla para definir su clasificación de galaxias. En un artículo de 1916, el astrónomo agrupó alrededor de 400 galaxias por su apariencia: espiral, espiral barrada, lenticular, elíptica o irregular, una topología sencilla que formó la base de los esquemas modernos que se utilizan hoy en día. Otro estudio realizado a finales de la década de 1990 descubrió que NGC 3430 muestra signos claros de interacciones de marea con una galaxia vecina, NGC 3424.