El sistema de salud en general y a nivel nacional está en crisis y “es necesario un cambio urgente de modelo para evitar el colapso”, según una dura advertencia lanzada desde Rosario con una mirada “macroeconómica” del sector, que afronta numerosas y variadas problemáticas que terminarán impactando en toda la población si no hay una vuelta de timón.
Así lo remarcó este martes en Radio 2 el doctor Rodrigo Sánchez Almeyra, vicepresidente de la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales privados de Rosario, observando un “descontento” generalizado y aportando a la vez propuestas para cambiar el rumbo.
A tono con un crudo discurso que pronunció el último viernes, en ocasión de la celebración de los cien años del sanatorio Británico, donde preside el directorio, el médico aclaró que por ahora “la atención está cursando por carriles normales” pero avisó: “Se avizoran nubarrones”.
#AHORA I��En #LaPrimeraDeLaTarde hablamos con Rodrigo Sánchez Almeyra, Vicepresidente de la Asociación de Clínicas de Rosario
— Radio2 AM1230 (@radio2rosario) September 24, 2024
➡️Trazó un crudo panorama que vive la salud pública y privada tanto en nuestro país como en Rosario. pic.twitter.com/MAlQSn2Awa
“Es necesario un cambio urgente de modelo para evitar el colapso. Los que tenemos una visión macroeconómica de la salud, porque estamos todos los días en estas asociaciones, tenemos que advertir a la sociedad y a los políticos que esto, a lo mejor, va a desembocar en un colapso sanitario. Y hay que advertirlo mucho tiempo antes para que no suceda”, expresó en La primera de la tarde.
Sobre el motivo de este panorama, insistió: “No hemos hecho el cambio de modelo. Diseñamos un financiamiento de la salud en base a los salarios, donde un porcentaje iba a financiar la salud de el trabajador y su familia y después le iba a dar una jubilación digna. Pero las jubilaciones son sumamente indignas y la salud se va deteriorando de a poco, sin que nos vayamos dando cuenta”.
Sánchez Almeyra desmenuzó aún más las dificultades y señaló que “hoy todas las obras sociales son deficitarias”. En ese sentido, a contramano de lo que pudo haberse generado en otro contexto, opinó que “los sindicalistas ahora estarían contentos de que les saquen la carga de tener las obras sociales porque no las pueden financiar. El dinero no alcanza; los salarios han bajado de una forma terrible y la medicina multiplicó sus costos por diez”.
“Hoy –generalizó– todos están descontentos: los financiadores, los sanatorios, ni hablar los médicos, y también el personal. El final de esto va a recaer sobre los usuarios”.
Qué hacer al respecto
Con todo este escenario, Sánchez Almeyra concluyó: “Este modelo está agonizando. Cuándo va a tener la defunción no lo sabemos”. Pero lejos de quedarse en el análisis, enumeró medidas que clínicas y sanatorios considerarían apropiadas.
Por un lado, “una tarifa esencial” de energía eléctrica para instituciones de salud, ya que son “electrodependientes”, recordó. “Tenemos prendidos los aires acondicionados para el confort de los pacientes, o por las luces del quirófano, si no, hay que trabajar a 40 grados. Tenemos los respiradores para que la gente pueda seguir viviendo, los equipos médicos como resonadores y tomógrafos. Pero no lo hacemos para dilapidar la energía eléctrica sino para curar, no podemos tener la misma tarifa que la gente que a lo mejor hace un consumo ocioso”.
Aclaró que no se pretende una tarifa subsidiada sino diferenciada: “El kilowatt tiene que salir menos. Tenemos gente internada, no estamos haciendo una fiesta adentro del sanatorio”.
Por otra parte, el vicepresidente de la Asociación de Clínicas pidió por la hasta ahora frustrada “Comisión Nacional de Tecnologías y Medicamentos” para analizar y decidir “qué tecnologías sanitarias mostraron evidencias” ya que en la actualidad se utilizan “muchas que son muy onerosas y no están demostradas”.
También reclamó “unificar la compra de medicamentos de alto costo” y consideró que para eso “tiene que haber un solo comprador que es el Estado. Si no, los costos sin altísimos”. Y finalmente, sugirió “racionalizar el programa médico obligatorio”, ya que “se fue agrandando, otorgando beneficios sin financiamiento”.