El padre Ignacio Periés está entusiasmado. Después de dos años de modo virtual por la pandemia, este Viernes Santo volverá a encabezar con público presencial el tradicional Vía Crucis de la parroquia Natividad del Señor y eso le produce “gran felicidad”, pues en el encuentro con la gente es donde entiende que mejor puede desarrollar su “misión” de ayudarlos a encontrar "paz y esperanza". Al mismo tiempo, deslizó una crítica a la Iglesia: dijo que hay sacerdotes que se ponen por encima de Cristo e instó a ser más abiertos y menos autoritarios.
El Vía Crucis arrancará a las 20 en la iglesia de Barrio Rucci y será transmitido por El Tres y Rosario3. Cuando se desarrolló de manera virtual, dijo el padre Ignacio en diálogo con el programa De 12 a 14, cinco millones de personas vieron la ceremonia por streaming en distintas partes del mundo.
“Dios me dio la bendición de acompañar a la gente, de dar esta bendición, y sobre todo en el Vía Crucis es un placer”, remarcó el sacerdote, que celebra la presencialidad: “En mi casa me aburría, con internet no era lo mismo que con el contacto personal”.
Sobre los efectos de la pandemia, resaltó el nivel de la medicina y la ciencia argentinas y sostuvo que su aporte es para que la gente tenga una mayor conexión interior y pueda sacarse miedos. “La desesperación se calma a través de la fe y la oración”, enfatizó.
El cura de barrio Rucci cree que, como siempre que fue presencial, habrá una multitud el viernes en el Vía Crucis: “Al que necesita la fe, la esperanza, no lo para ninguna cosa. Mucha gente quiere agradecer. El agradecimiento es una cosa hermosa”.
También explicó que en su contacto con las personas que buscan su auxilio espiritual busca que no lo gane la emoción de ellas y que recién cuando termina se lo permite. “Si yo convivo con eso mi emoción no me deja hacer lo que debo hacer. No digo que tengo el corazón duro. Mi misión no es convivir, es compartir buscando sanación”, señaló.
También instó a tomarse el tiempo para interpretar situaciones. “Se necesita paciencia y oración para entender la realidad”, dijo, y en ese sentido instó a la propia Iglesia a dar tiempo a sus fieles. Fue entonces que planteó que a veces hay sacerdotes que se ponen por encima de Cristo. "Esta semana me encontré con gente que dejó el confesionario porque no se le da perdón. Porque no merece perdón". Y sostuvo que los sacerdotes que toman esa actitud "se equivocan con el poder y la autoridad. Estamos para servir no para mandar".