A mediados de febrero la secretaria de Energía de Santa Fe, Verónica Geese, sorprendió a más de uno cuando dijo que “robar cables es un delito organizado”. Lo hizo en medio de la conmoción por la muerte de Ezequiel Curaba, un joven que murió calcinado por intentar robar un cable subterráneo de alta tensión, con nulo conocimiento sobre electricidad.

“Lo que pasó con Ezequiel es una falla en su educación y formación. Su caso no tiene nada que ver con el gran delito de la chatarra, de robo de cables y mercado negro de metales. Hoy con el precio que tienen se convirtió en una gran actividad delictiva”, aclaró para no dejar dudas de que en el rubro existen niveles de sofisticación, al igual que en narcotráfico o las estafas.

Con el diario del lunes podría decirse que las declaraciones de la funcionaria anticiparon dos causas penales por el robo organizado de metales no ferrosos. Investigaciones que nada tienen que ver con el robo propio de los “piperos” –personas adictas a fumar cocaína– que corren el riesgo de inmolarse en busca de unos pocos pesos para la dosis.

El robo frustrado de unos 100 metros de cable de cobre subterráneo, que había sido trozado en 69 partes, hecho que se conoció con un procedimiento policial este jueves por la tarde en Buenos Aires y Arijón, bien puede considerarse de un nivel de organización elevado. El procedimiento arrojó seis detenidos. Y el dato más ilustrativo es que entre los primeros detenidos figura un empleado de la empresa Personal (ex Fibertel, ex Telecom) en su propia camioneta de trabajo.

Los sospechosos del robo. Imagen: Ministerio de Seguridad.

El jefe de Policía de Rosario, Daniel Acosta, dijo respecto del procedimiento: “Una unidad policial observó en una alcantarilla porque había un corralito, escaleras. Todo simulaba que se estaba realizando un trabajo real de mantenimiento”

Allí, fueron detenidos los cuatro falsos operarios con ropa de trabajo. Uno de ellos podría pertenecer a una empresa tercerizada, aunque el dato no fue confirmado.

Según trascendió, el empleado infiel estaba en su horario de servicio, pero debía ser en la zona oeste y no en el sur rosarino. Los trozos de cables secuestrados son de 1200 pares (es decir, de un grosor considerable) y resultaron ser de telefonía fija e internet.

Pero hubo más. El empleado Jorge Carlos M. ya venía siendo investigado por personal de la Policía de Investigaciones (PDI) y la Fiscalía de Investigación y Juicio desde hacía meses. Es decir, terminó detenido en un procedimiento de calle, y al parecer con varios cómplices.

No menos ambiciosa fue una saga de robos de transformadores que se conoció hace un mes, con la Empresa Provincial de Energía (EPE) en carácter de damnificada. 

El transformador recuperado en la chatarrería de Pérez. (PDI)

El 2 de mayo la PDI llegó a un predio chatarrero en Pérez siguiendo la pista de un transformador robado en Cepeda al 4000, barrio Tablada, y detuvo al señalado como responsable: Joel Espíndola, un falso operario de la firma provincial.

Este hombre fue imputado por cuatro robos de estos pesados aparatos (dos toneladas), al menos desde noviembre. Para concretar las sustracciones, puso en marcha una logística considerable. Falsificaba membretes de la EPE para contratar grúas que trasladaban los transformadores hacia supuesto predios oficiales que, a último momento, terminaban siendo chatarrerías. Y también usaba ropa que en apariencia era oficial.