La primera audiencia del juicio en el que se dictará la condena para los 8 rugbiers acusados por el crimen del Fernando Báez Sosa, el estudiante de derecho que fue asesinado a la salida del boliche Le Brique en Villa Gesell el 18 de enero de 2020, comenzó a desarrollarse este lunes. En ese marco, Graciela Sosa, madre de la víctima, habló sobre el homicidio de su hijo frente al tribunal.
"Quisiera retroceder el tiempo para recuperar a mi hijo, era mi todo. Nadie se merecía esto", dijo la mujer ante la jueza María Claudia Castro, en el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Dolores, en donde declaró como primera testigo.
Tras casi media hora de cuarto intermedio, el tribunal reanudó el debate y volvió a rechazar por unanimidad el planteo de nulidad que hizo la defensa de los ocho acusados, momentos antes de que comenzara a hablar la madre de Fernando, a quien la jueza Castro le tomó juramento.
Luego, Fernando Burlando le hizo la primera pregunta sobre cómo era la vida antes de que mataran a su hijo: "Éramos siempre los tres juntos, inseparables. Éramos una familia feliz y humilde que tratamos de inculcar los mejores valores a nuestro hijo, que era un chico muy sacrificado. Yo vine en 1995 a Argentina. Andaba enferma en mi país y me dijeron que la medicina era muy buena. Al poco tiempo conocí a Silvino, nos casamos y decidimos tener un hijo. De esa unión nació Fernando. Era un ángel que trajo la alegría a nuestra vida. Era todo felicidad", contó Graciela.
"No entiendo, no comprendo cómo chicos de la edad de Fer le hicieron esto. Lo atacaron en la espalda, le reventaron la cabeza y ese cuerpito tan lindo que tuve 9 meses en mi panza", continuó.
Luego, Graciela expresó: "No lo podía creer. Había perdido mi único hijo. Siento tanto no haber podido defenderlo".
"Para mí fue ayer que recibí la peor noticia de mi vida, a veces pienso que es una pesadilla, que venga alguien y me diga que no es verdad… Pero no es así, Fernando está muerto. Soy una mujer acabada, sin vida, sin ganas de vivir. No sé de dónde saco las fuerzas. Extraño tantos esos abrazos", se lamentó.
Al escucharla, el papá de Lucas Pertossi y el de Máximo Thomsen, que estaban presentes en la sala, bajaron la cabeza e inclinaron el cuerpo hacia adelante. "Hoy no hay nada para festejar en mi casa. Ni Navidad, ni Año Nuevo. Nada tiene sentido para mí desde que perdí a Fer. Me levanto por la mañana, tengo todavía su cama armada y su ropa en el placard, que cada tanto lavo, plancho y acaricio", dijo.
Mientras Graciela Sosa hablaba, no logró contener el llanto. "Todo cambió para nosotros. Este dolor es eterno, No lo voy a recuperar nunca. Era la alegría de mi vida. No entiendo por qué nos pasó esto. A veces me siento culpable de haberlo mandado a ese lugar, pero también se merecía (las vacaciones)", sostuvo.
"Nunca creí que mi hijo iba a ser velado en su colegio, donde él siempre decía que iba a ayudar como agradecimiento. Fer nunca discriminaba a nadie como él ha sido discriminado. No le tuvieron piedad. Me duele tanto lo que le hicieron. Lo llamaban negro. No era así, era mi príncipe. ¿Con qué derecho le arrebataron la vida a Fernando? Me quedé sin nada. No tengo razón para vivir. Quisiera retroceder el tiempo para recuperar a mi hijo. ¿Saben lo doloroso que es ir al cementerio, tomar la foto de Fer, hablarle y no tener respuesta? Las ganas de querer sacarlo un rato de ahí... Fernando está encerrado en un ataúd: no lo voy a recuperar nunca. Quiero tener un poco de paz en mi corazón"
A su vez, recordó: "Cuando despedí a mi hijo para irse de vacaciones con los amigos, nunca pensé que iba a ser el último abrazo. Extraño muchísimo a Fernando. Van a ser tres años. Para mí es como que el tiempo se detuvo y siento que fue ayer cuando recibí la peor noticia de mi vida".
Al finalizar su declaración, Graciela le agradeció al tribunal por escuchar, se abrazó con su abogado Fernando Burlando y se retiró mirando a los imputados por el crimen de su hijo. Tras un cuarto intermedio, se esperaba la palabra del padre de la víctima, Silvino Báez.
En las últimas horas, las calles aledañas a la Unidad Penal 6 de Dolores fueron valladas por completo. Esto se debe a que allí permanecerán alojados los acusados durante todo el tiempo que dure el juicio, cuyo veredicto se conocería el 31 de enero.
Los rugbiers fueron trasladados este lunes por la mañana desde el penal de Dolores, ubicado en Riobamba al 200, hasta la sede de los tribunales, situada a 10 cuadras, en Belgrano 141, custodiados por una veintena de agentes del SPB y de la Dirección de Operaciones Especiales (DOE).
Todos ellos llegan a juicio con prisión preventiva y permanecerán durante los 22 días previstos para el proceso en la cárcel de Dolores, adonde fueron trasladados en la madrugada del domingo desde la Alcaidía 3 del penal bonaerense de Melchor Romero, donde cumplen su encierro.