Son las 15 del jueves, el sol pierde la batalla con las nubes y el operador de grúa inunda con un ruido bien maquinal la nueva explanada frente al Monumento a la Bandera. Levanta, empieza a levantar, la mitad de la recreación del crucero General Belgrano, hundido en la guerra de las Islas Malvinas. Es un barco temático para plazas y parques, de 15 metros de largo: mitad homenaje a los caídos en 1982, mitad juego para chicos y chicas.

Julio Más, uno de los ex combatientes presentes, esperó desde el mediodía el arribo del camión con semirremolque para encabezar la caravana. La empresa fabricante, Crucijuegos, donó la pieza al Centro de Ex Combatientes de Rosario y ellos a su vez lo cedieron a la Municipalidad.

“Nosotros pedimos un juego para el Parque de los Héroes de Malvinas, en la zona sur, que está medio vacío y el dueño nos dijo «pero nosotros tenemos un ARA Belgrano, se lo damos». Y a Dante Taparelli (secretario de Cultura) le pareció mejor que el barco estuviera mirando al río Paraná, que se conecta al océano, y frente al Cenotafio y el Monumento. Por eso lo trajimos para acá”, cuenta Julio.

Fernando Vitale, ex tripulante del buque Piedrabuena que participó del rescate de los 770 sobrevivientes del Belgrano, hundido por dos torpedos de un submarino inglés el 2 de mayo de 1982, mira el juego gigante y dice que el color del original era el mismo.

–El color es ese –afirma y saca su celular para buscar una foto.

A los pocos segundos la encuentra y aparece en su pantalla el crucero en las aguas del sur, unos días antes de estallar y llevarse 323 vidas, la mitad de las víctimas del conflicto bélico con el Reino Unido 

–Estaba el cielo encapotado y de repente un rayo de luz iluminó el crucero, por eso está brillante en esta foto, que debe ser del día anterior o dos días antes del hundimiento.

Vitale y la foto del Belgrano días antes de su hundimiento. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)

La grúa ya traslada la primera mitad del barco juego hacia la explanada. Dos obreros tiran de una cinta amarilla ancha que la usan para maniobrar el equipo en el aire. El bloque gira hacia la vereda, justo donde están los ocho ex combatientes de Rosario presentes en el acto, custodios de una obra más grande. La inscripción “Islas Malvinas” con la silueta de ese territorio argentino usurpado queda bien enfrente de ellos. Se acerca la réplica, quizás demasiado.

–Che y si nos corremos –propone Julio Más, que mezcla tareas de organización (es el conductor del histórico camioncito de la agrupación) con algunas bromas para juntar al grupo.

Del otro lado del barco de Crucijuegos, el tercero que existe (hay otro en Tigre, provincia de Buenos Aires, y uno más en Tucumán), el título: “ARA Gral. Belgrano 1982”. Quedará instalado sobre la plancha de caucho prensado antigolpe, una baldosas negras semiesponjosas colocadas sobre la explanada de hormigón, y será presentado el sábado.

El operativo de montaje del barco juego gigante fue anunciado por el intendente Pablo Javkin en el acto del 2 de abril por Malvinas y estaba pensado primero para el 2 de mayo, aniversario del hundimiento del Belgrano que se recordó con un homenaje a Felipe Gallo, el cabo que estuvo 40 años olvidado en una tumba de Rosario, y otros 12 fallecidos de la región.

Pero el proceso se demoró y coincidió con un 15 de junio, día en que se dio a conocer de forma pública la rendición argentina en la guerra (el documento oficial fue firmado con fecha: 14 de junio a las 23.59).

–Nosotros seguimos en la lucha –define Fernando Vitale y sigue–, los actos en las escuelas, venir a limpiar el cenotafio con el recuerdo de los héroes, el homenaje a Gallo, y también esto, todo forma parte de lo mismo; no terminó nada.

Lo mismo sintetizaron los jóvenes de “Generación Malvinas” en la bandera que desplegaron el miércoles 14: “No nos rendimos”.

Ex combatientes durante la llegada del barco. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)

El juego temático y la historia abierta

 

El plan era que el semirremolque con el barco y el camioncito de los Ex Combatientes se encontraran a las 12 en la rotonda de Pellegrini y el río. Así el juego a escala recién salido de la fábrica de Crucijuegos llegaría encabezado por la agrupación de quienes pelearon en la guerra. Un símbolo de la ofrenda que hacían a su ciudad.

Pero todo se demoró y Julio Más tuvo tiempo de explicar la historia de cómo nació la idea. Una larga trama de “malvineros” que apoyan la causa y suman contactos y donaciones, a veces anónimas, ahora fueron empresarios de la ciudad, otras pueden ser jugadores de fútbol como el Patón Guzmán. 

–Es un juego para los chicos y está bueno, además si sirve para que le pregunten a sus padres qué pasó en ese barco mucho mejor. Encima va a estar en un lugar emblemático.

Pasadas las 14 la estructura de 700 kilos llega al punto de encuentro y la caravana parte hacia la colectora de avenida Belgrano, pasando el Monumento (de sur a norte), hasta la explanada (en una virtual continuación de Juan Manuel de Rosas).

El enorme juego recorrió gran parte de la ciudad para llegar al Parque Nacional a la Bandera. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)

Son dos bloques que, con el puente de dos metros en el medio que los une, tienen 15,5 metros de largo. El ancho, con los cuatro toboganes salientes y redes, sobrepasa los 7 metros. Hacia lo alto se llega con escaleras y desniveles y se estira hasta los 6 metros con las dos antenas negras, réplicas de plástico del crucero.

Mientras el desembarco se realiza, se escucha de fondo el acto de jura a la bandera de los alumnos en el Monumento, ese otro barco que mirá el Paraná. En el interior del juego quedará un “panel de memoria”, una suerte de memotest que invita a encontrar dos figuras iguales. Santiago y Malena, los diseñadores y testigos del despliegue, cuentan que son piezas temáticas: las imágenes tienen la forma de las Islas Malvinas o la escarapela argentina, por ejemplo.

Miguel Soto, sobreviviente del Belgrano, uno de los 770 que lograron salir después del impacto de los torpedos y fueron rescatados en la balsas por otros buques (por ejemplo por Fernando Vitale, que estaba en el Piedrabuena, y ahora lo saluda, 41 años después). Parado frente a la recreación del barco piensa y habla.

–Cuando me enteré de esta posibilidad mi primera reacción fue buena, revalorizar la gesta del crucero es positivo. Me gusta que los chicos aprendan, que la memoria se active a través de un juego pero también me surgió la preocupación de qué pensarían de esto los familiares de los 323 compañeros que se hundieron y que están en el fondo del mar

Miguel Soto, sobreviviente del Belgrano. (Foto: Ana Isla/Rosario3)

El trámite de la grúa seguirá con el segundo bloque del barco. Pasadas las 17, la cuadrilla de instaladores lo amurará al piso y fijará las escaleras y toboganes. Las últimas tareas finalizarán este viernes y el sábado a las 15 estará todo listo para la inauguración oficial a cien metros del Monumento a los Caídos de Malvinas, en el Parque Nacional a la Bandera.

Julio se irá de acá a Fisherton, desde donde parten todas las noches con la brigada que reparte 350 raciones de comida entre plazas, esquinas de Pellegrini y la Terminal de Ómnibus.

Queda flotando la duda de Miguel Soto. ¿Alcanza con qué los chicos y chicas jueguen y pregunten? ¿Y si no hay nadie que sepa responder en ese momento? Quizás le falte a este espacio naciente un anclaje mayor con la historia, una explicación más concreta, que la estructura active la memoria de una manera lúdica pero no diluya la densidad de lo ocurrido.