Mientras la pelota comenzaba a rodar en el Gigante de Arroyito, Rosario3 salió a las calles de la ciudad para contar cómo se vive el clásico entre Central y Newell's y cuánto influye en las actividades de los rosarinos en pleno jueves.
Los vecinos de calle Zeballos y Corrientes todavía están aturdidos por los disparos de más temprano, por un intento de asalto. Esa cuadra permanece cerrada por móviles policiales que desvían el tránsito hacia Entre Ríos. A sólo dos cuadras los hinchas leprosos empiezan a llenar los bares de Pellegrini.
Para las 16 del jueves gris, el tránsito se complica. Los colectivos con la radio prendida cargan pasajeros que viajan, incluso, parados. Los automovilistas están impacientes, tocan bocinas como recurso para intentar avanzar un poco más rápido, las motos hacen maniobras por las bicisendas y los ciclistas se enfurecen.
En las distintas paradas de taxis se acumulan personas, pero ninguna luz roja señalando “Libre”. Un señor de traje aseguró estar “esperando desde hace rato”. Una historia que se repite en Rosario.
Por su parte, la Peatonal Córdoba continúa con el movimiento habitual. Gente va y viene, entra y sale de negocios. Algunos con auriculares escuchando el minuto a minuto de lo que ocurre en Arroyito, otros tantos sin siquiera acordarse que se enfrentan los dos equipos más importantes de Rosario.
El bulevar Oroño está desierto, tanto así que pueden escucharse las cotorras cantar. Por las ventanas de los bares se perciben los nervios, algunos se agarran la cabeza, otros cantan, otros gritan enojados mientras dos manos chiquitas ofrecen curitas por 100 pesos. Sus papás están viendo si encuentran algo dentro del contenedor de residuos que está en la esquina. A los pocos minutos se reencuentran y siguen así, cuadra por cuadra, bar por bar.
Detrás de ellos hay otros en la misma situación, y la escena se repite. También frenan y revisan entre las sobras de las sobras. Quienes ven el partido por televisión gritaron gol, y un joven caminando con remera de Newell's pateó una lata y puteó. El 1 a 0 parcial favorece al Canalla.
Para algunos no hay forma que la ciudad se pare por un pelota. Para otros, no existe manera de seguir sin alentar a los colores propios. Pero para otros -que cada vez son mas-, no hay siquiera margen de eleccion. Menos para juego.