El martes 14 de noviembre el policía Leoncio Bermúdez fue asesinado de un disparo en la cabeza en el ingreso de la guardia del hospital Provincial. El crimen, que quedó registrado por la cámara de vigilancia del lugar, se dio cuando al menos dos sicarios intentaron rescatar a un preso que estaba internado en el efector público. Frustrado el intento, a la salida dispararon dos veces contra el agente que cumplía turno en el destacamento móvil instalado fuera del ingreso de urgencias.
A dos semanas de ese resonante crimen, las puertas de la guardia del hospital continúan cerradas y tanto la internación como los consultorios externos trabajan con atención restringida.
“En la guardia se reciben sólo códigos rojos”, resumió en diálogo con De boca en boca (radio 2), Maira Niemiz, médica residente del Provincial. Según explicó, pese a las medidas de seguridad que se sumaron en el ingreso de calle Zeballos, los profesionales buscan definir un nuevo protocolo de seguridad que, en el caso de que se incumpla o se generen nuevos hechos de violencia, los habilite a volver a cortar la atención de urgencias.
En lo que respecta al resto del trabajo del hospital, los médicos siguen asistiendo y atendiendo a las personas internadas, pero todavía hay restricciones en el resto de los servicios. “Las puertas de Alem siguen abiertas y sin controles. Más allá de que se cumplan los lineamientos de seguridad en la guardia, creemos que tener una guardia blindada y los otros accesos sin garantía de seguridad nos hace sentir inseguros”, sostuvo.
“No tenemos presencia policial en el ingreso de internación ni en los consultorios. Por esto, hoy elevamos un pedido, pero todavía no tuvimos respuesta de eso”, aclaró Niemiz.
Con este panorama, la decisión de los médicos es que los consultorios permanezcan sin atención espontánea y sólo se hace un seguimiento a los pacientes críticos que ya asistían al hospital y a los que permanecen internados.