El Banco de Alimentos Rosario (BAR) advirtió sobre la grave situación social que atraviesan los barrios de la ciudad y advirtió que el crecimiento de la pobreza de los últimos meses en las zonas donde trabaja en la distribución de comida es “alarmante”.
“Nos inquieta la pobreza creciente que vemos en los barrios”, sostuvo en un comunicado la ONG que en los últimos años, pandemia incluida, hizo un trabajo fundamental para hacer frente a la crisis alimentaria.
A través de su plan de recupero de comida, el BAR hoy entrega alimentos de alto valor nutricional, bajo un sistema de membresía, a 269 organizaciones y tiene “una lista de espera de 739 organizaciones que no cuentan con los recursos suficientes para seguir brindando comida”.
Ese trabajo permite llegar a “68.377 personas que pueden acceder a alimentos de calidad que están fuera del circuito comercial”.
Estas cifras contrastan con las del año pasado, ya que en 2023 eran 300 organizaciones las que asistía el BAR.
Pero además, a través de un convenio con la provincia, la Municipalidad y el Concejo Municipal, la entidad gestionaba un programa de refuerzo alimentario que asistía a 800 organizaciones y un universo de casi 180 mil personas.
Ese convenio no se renovó este año, ya que la nueva gestión provincial y la municipal decidieron administrar toda la asistencia alimentaria por cuenta propia.
En cuanto al programa de recupero, se vio afectado por una fuerte caída en las donaciones provenientes de empresas alimenticias que entre noviembre de 2023 y febrero de este año se redujeron, según datos del BAR, un 42 por ciento. El dato es tan inquietante como el aumento de la pobreza: implica que se producen muchos menos alimentos y por eso baja el sobrante para donar.
Todo en un marco en el que creció de manera muy fuerte la pobreza pero además la indigencia en el Gran Rosario, según los datos del Indec del último trimestre de 2023, saltó del 6,2 por ciento al 10,8, lo que implica que más de 145 mil habitantes del Gran Rosario no llegan con sus ingresos a cubrir las necesidades alimentarias básicas.
“Esta situación se ve traducida en la creciente demanda de organizaciones sociales de toda la ciudad que buscan algún tipo de ayuda alimentaria”, sostiene el BAR. Desde Nación, es sabido, se suspendieron los envíos de comida a los comedores comunitarios.
“En lo que va del año recibimos más de 400 consultas de diferentes organizaciones sociales que brindan algún tipo de servicio alimentario en zonas vulnerables para sumarse a la membresía de BAR. Además, venimos observando algo que no sucedía con anterioridad: las numerosas solicitudes de personas particulares que recurren a nuestra organización porque padecen inseguridad alimentaria y no reciben ningún tipo de ayuda”, agrega el documento.
La entidad hizo en enero un censo entre las organizaciones con las que ya trabaja. “Notamos con preocupación que más del 70% de estas instituciones no recibe ningún tipo de ayuda económica ni alimentaria. Entre estas organizaciones podemos mencionar a asociaciones civiles, fundaciones, iglesias, cooperativas, centros comunitarios, cooperadoras escolares, escuelas, comedores, clubes, merenderos, centros de salud y mutuales que hoy se encuentran en una situación de absoluta vulnerabilidad y creciente necesidad”, señala el comunicado.
Al mismo tiempo, las que sí reciben ayuda se encuentran con que la misma “queda por
detrás de la inflación o se vio reducida en los últimos meses”.
El BAR señala otro agravante: casi la mitad de las organizaciones “trabaja principalmente con niños y niñas de la ciudad, siendo esta la población más vulnerable en la actualidad”. Y menciona que “datos del último informe de Unicef3 señalan que dos de cada tres niñas y niños en Argentina son pobres o están privados de derechos básicos”.
Frente a todo esto, BAR hizo “un llamado para unir esfuerzos con otros sectores de la sociedad que puedan ayudar a que los alimentos lleguen a quienes más lo necesitan”.