“La necesidad tiene cara de hereje”, dice Ariel, mientras ofrece barbijos a los conductores que se detienen en un semáforo del macrocentro de Rosario. Ante la proliferación del coronavirus, ya declarado pandemia, este hombre compró 50 unidades del protector respiratorio y los ofrece “como ofrezco cualquier otro tipo de producto”, dice.
Ariel vende “combos” de tres barbijos, cofias y camisolines, a 100 pesos. “No está saliendo como yo esperaba”, confió al móvil de Radio 2, en el programa La primera de la tarde.
El hombre se para en el semáforo con un barbijo sobre su boca: “Lo hago como una forma de publicidad”, comentó.
“La necesidad me obligó a hacer esto; vendo esto como vendo cualquier otro producto en la calle”, explicó Ariel. De todos modos, organismos internacionales y especialistas ya aclararon hasta el cansancio que los barbijos no son recomendados para personas que no registran síntomas del virus.
“Compré 50 unidades, para probar, vamos a ver cómo me va”, finalizó este hombre que se desempeñaba como empleado gastronómico, fue despedido tiempo atrás y debió salir a vender a la calle para ayudar a su familia.