Un grupo de vecinos de la zona oeste de Rosario pasaron de la emoción de convertirse en propietarios a vivir una verdadera pesadilla al intentar escriturar. Es que, al momento de solicitar el final de obra, se encontraron con que la construcción tenía algunas falencias de las que nadie quiere hacerse cargo.
El edificio en cuestión es el Francisco I, ubicado en pasaje Gordillo al 3600 y consta de siete pisos. Desde 2013 que hay personas viviendo en los distintos departamentos, pero fue recién en 2016 que se anoticiaron de que habían problemas para obtener el final de obra.
En diálogo con Rosario3, uno de los damnificados contó el tedioso periplo en el que se encuentran para sortear la burocracia municipal e intentar que la empresa que construyó el inmueble se haga cargo de los arreglos, dado que desde el Ejecutivo les anticiparon que iban a tener que realizar algunas modificaciones en la construcción y pagar una multa.
“Hace unos seis años, en 2018, dos vecinas hicieron una presentación en el Concejo porque querían escriturar y no sabían por qué no había final de obra. Mandaron a dos inspectores del distrito Oeste que hicieron algunas observaciones por las que no se podían aprobar la edificación”, relató Walter.
A modo de enumeración, el informe de los agentes municipales detalla que la caja del ascensor no corresponde con las medidas aprobadas en el plano, las puertas que se pusieron en el sector de escaleras no eran resistentes al fuego y el portón del garaje se abre hacia afuera.
Con respecto al ascensor, el reporte oficial detalla que las dimensiones de la cabina son 15 cm de ancho y 10 cm de profundidad más chicas que las que figuran en el plano. Este es el principal inconveniente a sortear ya que no se puede solucionar. “No podemos cambiar el hueco del ascensor, porque eso implicaría tirar el edificio abajo y hacerlo de nuevo” remarcó uno de los damnificados.
Una vez conocido el panorama, el trámite ante el Concejo siguió y la comisión de Planeamiento derivó el expediente al área jurídica de Obras Particulares de la Municipalidad A partir de ahí, no tuvieron más novedades al respecto y cada vez que consultaban, recibían respuestas evasivas.
Pasada la pandemia, los vecinos fueron nuevamente a la carga y, tras varias visitas a la oficina municipal, lograron que la abogada de Obras Particulares María Paoletti, los recibiera y accediera a buscar el expediente. “Su oficina estaba en reparación y la acompañamos a buscar el expediente, que encontramos de una pila de papeles tapada de polvillo. Recién ahí volvimos a retomar todo”, relató Daniel, otro de los damnificados.
Con el expediente recuperado, la abogada pidió tiempo para ponerse nuevamente en tema de lo ocurrido y, después de varias visitas de los vecinos al área de Obras Particulares, lograron que Alicia Pino, que en ese entonces estaba a cargo de ese sector municipal, los recibiera.
“Pino nos recomendó que cambiemos las puertas de la escalera y hagamos algunos arreglos como el del portón. Hicimos todo y ella mandó una nueva inspección”, detallaron los damnificados. Ahí se encontraron con un nuevo inconveniente. Es que, ante la negativa del propietario de la construcción de hacerse cargo de sus falencias, optaron por juntar fondos entre los vecinos y cambiar las puertas. “Cuando las compramos nos dijeron que eran ignífugas, pero resulta que no y volvieron a rechazar la habilitación”, lamentó Walter.
Con esta nueva situación, y mientras analizaban cómo avanzar para obtener el final de obra, fueron anoticiados que además de esas modificaciones, iban a tener que pagar una multa por las irregularidades detectadas.
“Los que viven en el edificio son en su mayoría jubilados, gente que no puede pagar una multa y que compraron de buena fe. Se estarían haciendo cargo de esto porque los responsables de la obra no lo hacen. No tiene lógica”, remarcaron los vecinos.
En medio de esta nueva encrucijada, los propietarios quedaron nuevamente varados y sin saber cómo seguir. “Los dueños del desarrollo, que siguen siendo el propietario del edificio y el ingeniero a cargo de la construcción, no dan señales. Entonces nosotros estamos dispuestos a volver a cambiar las puertas, pero pedimos que se obvie el tema del ascensor porque no se va a poder cambiar y lo de la multa”, explicaron.
“Nuestro argumento es: si la municipalidad debería hacer inspecciones mientras se está haciendo la obra, ¿cómo puede permitir que un hueco de ascensor no esté como dice el plano?, ¿no miran los planos? ¿no inspeccionan? ¿quién se hace responsable?”, se preguntaron los vecinos.