Una investigación descubrió faltante de vitamina B12 en bebés lactantes que sufren deficiencias neurológicas y lo relacionó al veganismo de sus madres. Los casos fueron estudiados por médicos pediátricos de Garraham quienes lejos de cuestionar las dietas elegidas por las mamás, advierten sobre la necesidad de suplementar esa vitamina de alguna manera.
El diario Página 12 publicó hoy que pediatras del Garrahan notaron que en el hospital se triplicaron los casos de bebés lactantes con deficiencias neurológicas graves -como apneas, convulsiones, desconexión del entorno social y retraso madurativo- relacionadas con la falta de vitamina B12. Luego de una investigación, descubrieron que los bebés afectados se alimentaban exclusivamente de la leche materna y eran hijos de madres veganas.
En consecuencia, establecieron como conclusión que el deterioro neurológico era consecuencia de la falta de esta vitamina provocada por los hábitos alimentarios extremos de las madres. “El incremento de los casos en los últimos dos años puede estar relacionado con la popularidad de las dietas veganas”, advierte el estudio.
Los médicos comenzaron a indagar en la relación entre veganismo -o dietas vegetarianas extremas- y determinadas deficiencias neurológicas en bebés lactantes luego de identificar casos similares que no respondían a ninguna enfermedad de base.
La característica común en todos los pacientes era la deficiencia extrema de vitamina B12, dato que llevó a los pediatras a consultar cuáles eran los hábitos alimentarios de las madres, ya que se trataba de bebés que se alimentaban exclusivamente a partir de la leche materna. “Venimos viendo un aumento de casos en los niños con compromiso neurológico en donde los pediatras se enfocaban en descartar enfermedades neurológicas de base. Son bebés con un desarrollo normal aparente hasta los seis o siete meses de edad cuando comienzan a perder algunas pautas madurativas”, explica el pediatra Juan Aguirre, médico del Garrahan y autor del informe.
Según explicó el médico, la consulta de los padres llega cuando detectan que los bebés muestran un retroceso con respecto a las pautas de desarrollo neurológico esperable como sentarse, sostener la cabeza, sonreír o conectarse con el entorno. Algo que suele detectarse a los siete u ocho meses de edad.
“A partir de detectar casos similares comenzamos a estudiar los casos en retrospectiva y empezamos a indagar sobre los hábitos alimentarios de las madres. Encontramos en común que tenían hábitos vegetarianos y veganos y que no habían sido pesquisados ni por el obstetra en la etapa de la gestación ni por el pediatra en la etapa de lactancia”, aclara el médico. Fue a partir de ahí cuando los médicos comenzaron a estudiar el dosaje de la vitamina B12 en sangre.
Antes de seguir su explicación, Aguirre hace una advertencia. El estudio, aclara, no objeta la elección alimentaria de las madres; sólo advierte cuáles son las consecuencias en los bebés que no reciben las cantidades suficientes de dicha vitamina desde la gestación. “El objetivo no es oponerse a la decisión alimentaria de las madres sino advertir que si una embarazada decide mantener este hábito tiene que estar bien suplementada para que el bebé no corra riesgos”, agrega.
Qué es la vitamina B12
La vitamina B12 es una de las vitaminas esenciales para el funcionamiento del organismo. Es de origen animal y se encuentra en la carne, los lácteos, el huevo y algunas legumbres, aunque con bajo nivel de absorción. “La vitamina B12 es exógena al ser humano. Sin lácteos, ni huevos ni carne no hay forma de poder incorporarla. Es parte de las vitaminas esenciales y el organismo no tiene la capacidad para generarla”, aclara el médico.
Según sostiene el informe realizado en el Garrahan, la deficiencia de esta vitamina afecta principalmente a los órganos con elevado recambio celular, como la médula ósea y el sistema nervioso. “La leche humana es una fuente adecuada cuando los niveles maternos son normales. Los hijos de madres deficientes en B12 pueden nacer con deficiencia o manifestarla después, si reciben lactancia exclusiva”, agrega el estudio.
Aguirre explica también que la vitamina B12 tiene un rol clave en el desarrollo del sistema nervioso de los bebés. A diferencia de la adultez, cuando la falta de esta vitamina puede generar anemia, decaimiento, cansancio o palidez, en la primera infancia las consecuencias afectan el desarrollo neurológico.
“En la fase intrauterina o lactante la vitamina B12 actúa directamente sobre la estimulación nerviosa. El nervio va como saltando para realizar una acción y la B12 lubrica esos nervios para que se produzcan los movimientos. Cuando hay deficiencia los bebés dejan hacer algunos movimientos, se convierten en pacientes apáticos y no sostienen la cabeza”, agrega el pediatra, que señala que en los casos más extremos existe el riesgo de convulsiones o movimientos involuntarios.
Tipos de dietas vegetarianas
Existen múltiples variantes de dietas vegetarianas y según el estudio del Garrahan no todas tienen el mismo riesgo. Están quienes no comen ningún tipo de carne pero sí lácteos y huevos (ovolactovegetarioanos) o los que solo comen vegetales y lácteos (lactovegetianos). La dieta vegana, o estrictamente vegetariana, en cambio, excluye cualquier alimento de origen animal.
Según la Sociedad Argentina de Nutrición, entre el 1 y el 2 por ciento de la población es vegana. Entre los vegetarianos se estima que la deficiencia de B12 afecta al 62 por ciento de las embarazadas.
“Las dietas vegetarianas planificadas y controladas son adecuadas para todas las etapas de la vida, que incluyen el embarazo, la lactancia, la infancia y la adolescencia”, aclaran los pediatras aunque marcan una diferencia entre los vegetarianos que consumen lácteos y huevos y los que no. “Los vegetarianos pueden incorporar B12 en lácteos y cereales enriquecidos. Según el consumo de alimentos, el médico nutricionista evaluará la necesidad de suplementos (hierro, fólico, B12)”, agregan.
El informe sostiene que los vegetarianos tienen “fuentes limitadas” de B12. Las legumbres, por ejemplo, tienen escasas cantidad con baja absorción. Señala también que aunque los veganos tienen mayor riesgo, quienes consumen carne o pescado menos de una vez por semana también podrían tener riesgo de deficiencia de vitamina B12.
Carencias, nutrientes y suplementos
Para Vanina Repún, nutricionista y directora de las diplomaturas de Alimentación vegetariana y vegana y Planes veganos aplicados a patologías de la Universidad de Belgrano, las dietas vegetarianas y veganas están validadas científicamente por lo que son aptas para cualquier momento de la vida. Sin embargo, aclara, existen riesgos de carencias en los nutrientes más difíciles de sustituir, como el caso de la vitamina B12 y la vitamina D.
“La dieta vegana no tiene fuente de vitamina B12 ni de vitamina D por eso siempre hay que suplementarlos. El resto sí pude ser sustituido con alimentos pero es muy importante asesorarse con un profesional y aprender cómo hacerlo. Si una persona decide ser vegetariana o vegana y sigue comiendo igual que siempre sólo quitándo las carnes y los lácteos va a tener carencia de un montón de nutrientes”, remarca la nutricionista que además es vegetariana.
Repún tiene tres hijos y atravesó dos de sus embarazos con una dieta estrictamente vegetariana. Alimentó a sus hijos más chicos, cuenta, son su misma alimentación vegetariana desde que empezaron a comer hasta que tuvieron 4 años, cuando uno de ellos empezó a comer algo de carne como el padre. “Los chicos puede ser vegetarianos y crecer completamente sanos”, afirma mientras remarca siempre la importancia de la supervisión médica.
En cuanto al informe publicado por los pediatras del Garrahan, la nutricionista remarca la importancia de suplementar a las embarazadas con vitamina B12 y otros multivitamínicos si fuera necesario. “Si la madre tenía un déficit de B12 el bebé debe ser suplementado desde el nacimiento y si no a partir del cuarto o sexto mes”, explica y agrega que el aumento de casos que se observó en dicho centro de salud se debe al aumento de la población vegana en los últimos años.
Los 3 problemas del veganismo
Para Repún actualmente hay tres problemas graves en relación al veganismo. El primero tiene que ver con los profesionales de la salud. “Ideológicamente es una población muy rechazada por los profesionales. Tal vez hay obstetras o pediatras que rechazan directamente ese hábito y ahí tenemos una oportunidad perdida. Porque la mujer que es vegana no va a cambiar su alimentación, simplemente no vuelve más a la consulta”, explica la nutricionista, que recomienda a los médicos que no estén tan informados derivar a los pacientes con profesionales que sí lo están. “Hay que lograr achicar esa brecha entre médicos y población vegana que hoy existe”, agrega.
El segundo punto tiene que ver con la cantidad de información errónea que puede encontrarse en internet o en las redes sociales. Algunos foros o cuentas de Instagram explican cómo reemplazar la vitamina B12 con semillas de chía u otros alimentos. Sobre esto, Repún vuelve a aclarar que estas vitaminas no tienen reemplazo y deben ser suplementadas siempre.
El último tiene que ver con la población vegana en sí. Muchos están en contra de tomar suplementos, y eso representa un problema con los nutrientes que no tienen sustitutos.
La importancia del asesoramiento profesional
“Frente a la dieta occidental que es muy mala, la dieta vegana puede tener ciertas carencias pero con buen asesoramiento profesional y bien llevada vas a tener un adulto sano. Pero es muy importante acercarnos entre los profesionales y trabajar en equipo. En los bebés el riesgo neurológico es grave y puede llegar a ser irreversible por eso es muy importante que la población vegana y vegetariana se asesore con profesionales y suplemente la dieta”, finaliza la nutricionista.
En relación a las conclusiones del estudio realizado en el Garrahan, Aguirre explica que una vez identificada la falta de vitamina B12 en los bebés, el tratamiento logra una recuperación neurológica bastante completa y son muy pocas las secuelas. En el 90 por ciento de los casos detectados en el hospital, las madres no tuvieron problema en incorporar un suplemento de esta vitamina o modificar la dieta.
Para el pediatra, el objetivo del estudio es que los hábitos alimentarios de las madres sean tenidos en cuenta a la hora de la planificación familiar. Dice que así como los profesionales de la salud indican ácido fólico desde antes del embarazo, los obstetras o pediatras deberían analizar si corresponde o no la toma de algún suplemento según cuál fuera la dieta elegida por la mujer gestante.