El cuerpo de un hombre estuvo 10 años en el congelador de su esposa antes de que la policía lo descubriera cuando registró el mes pasado el departamento después de que la mujer de 75 años muriera por causas naturales en Utah, Estados Unidos.
Aunque la hipótesis principal es una estafa contra el Estado, los investigadores no descartan que otras razones hayan llevado a la mujer a convivir con el cadáver de su esposo.
“Mi esposa no me mató”. Palabras más, palabras menos, es el principal mensaje que dejó Paul Mathers, en una carta certificada por una notaria en diciembre de 2008, hallada junto al cadáver. Según creen los investigadores, en esa época sufría de una enfermedad terminal, y comenzó a idear una trama secreta junto a su esposa. Dos meses después, en febrero de 2009, fue la última vez que lo vieron con vida, en un hospital para veteranos. Tenía 58 años.
Jeanne Souron Mathers siguió con su vida, y según cuentan sus conocidos, la historia “oficial” era que Paul desapareció, que se fue sin dejar rastro, que no hubo explicación. Buena parte del círculo íntimo reciente de la mujer, en una comunidad de retiro para ancianos en Tooele, nunca había conocido a su esposo.
“No haría daño ni a una mosca. Era una persona muy amigable”, comentó Evan Kline, vecina de la mujer. Según contó a la cadena CBS, sabía que su final estaba cerca, ya que dejó de someterse al tratamiento de diálisis.
A fines de noviembre, no se supo nada de la mujer por dos semanas, por lo que la policía registró su departamento. Allí la encontraron sin vida, aparentemente por causas naturales. Sin embargo, al buscar otras pistas sobre el caso, también encontraron el cadáver congelado de su esposo, envuelto en bolsas de plástico, y la inusual carta en la que eximía de cualquier sospecha criminal a su esposa.
Aunque la mujer necesitaba silla de ruedas en los últimos años, la policía indicó que el veterano no era corpulento y que la mujer podría haberse encargado de ocultar el cuerpo. La hipótesis apunta a que el objetivo era seguir cobrando las pensiones de seguridad social y de los militares, pagos que se habrían interrumpido en caso de muerte. Se estima que en 10 años habría cobrado al menos USD 177.000.
Los vecinos parecen estar de acuerdo con dicha teoría. “Probablemente ese fue el plan, quedarse con el dinero porque era su única fuente de ingresos. Supongo que puede ser inteligente. Muchos corruptos son inteligentes. Y es escalofriante, no me gustaría vivir con el cadáver de mi pareja”, comentó James Kite a la cadena Fox.
Sin embargo, la policía no descarta que la trama haya sido unilateral. En ese sentido, el documento encontrado todavía sigue bajo investigación. Los detectives interrogaron a la escribana que certificó el documento y, sorprendentemente, pese a que se trata de una carta escrita hace más de una década, recordó detalles poco favorables. “Solo la firmó y la selló”, comentó el sargento Jeremy Hansen, de la policía de Tooele, implicando que no la leyó detenidamente.
Según publicó Infobae, Hansen también comentó que la carta tiene más detalles sobre el caso, pero por ahora permanecerán en privado mientras la investigación sigue su curso.