En el mundo laboral, cuando se habla de trabajadores “golondrina” se hace alusión a aquellos que arriban a un lugar provenientes de otro (en general, un país o una provincia más pobre), con el fin de obtener un cargo estacional que les permita o bien subsistir (ya que en su territorio de origen no hallan empleo) o bien marcar una diferencia económica que luego aprovecharán en su lugar de origen.
Esto último es lo que viene pasando desde hace algunos años en Chile, a donde llegan cientos de profesionales argentinos bien calificados en busca de lo que Argentina no puede ofrecerles: estabilidad y progreso. Y que seducidos por salarios más altos, dividen sus vidas a un lado y otro de la cordillera, o directamente se asientan del lado chileno.
Juan Cepparo es mendocino, Licenciado en Administración de Empresas, gerente comercial de la empresa chilena Hope y entra en un apartado especial de los trabajadores “golondrina” porque vive quince días en un país y quince en el otro por motivos familiares, ya que tiene a sus hijos en Mendoza. En diálogo con el programa Punto Medio de Radio 2 explicó detalles de un fenómeno que según él no es tan novedoso.
“Esto no es algo nuevo. En nuestro país venimos atravesando crisis desde hace mucho tiempo y Chile tiene una economía bastante más estable que la argentina. Por ende, teniendo esta posibilidad, al estar acá al lado, siempre se ha dado esta situación que sí es cierto se aceleró mucho más después de la pandemia y de la profundización de las crisis de estos últimos tiempos. Y ahora es realmente muy notorio”, dijo.
Un salario que marca diferencia
La desazón que provoca obtener una retribución económica que no está a la altura ni del rol ejercido ni de los años de preparación, con condiciones del país que hacen imposible pensar en cumplir sueños como el de la casa propia, lleva a muchos profesionales argentinos a pensar en emigrar a otros sitios más prósperos. Y si esos sitios están a la vuelta de la esquina, con la chance de volver seguido a ver a la familia, cierra por todos lados.
“Yo te diría que en Chile se gana por lo menos el doble que acá, pero tenés algunos rubros en los que ganás hasta cuatro veces más. En el mundo de los negocios y la parte comercial, un gerente de una empresa de servicios gana el doble del salario que gana una persona con el mismo rol en Argentina. Y si bien el costo de vida en Chile es más caro, no es tanto más caro como para que no valga la pena”, dice Cepparo.
Y agrega: “En Chile, un departamento monoambiente tiene un precio de arranque de 450 dólares y la educación y la salud son más caros. Aún así, conviene. Sobre todo en los perfiles de trabajadores especializados que apuntan a líneas de mando medio o alto, con algunas cuestiones de liderazgo profesionales y técnicos que pueden vivir bien allá e incluso ahorrar”, añadió.
En el caso de los médicos, “el salario puede ser hasta 4 veces mayor que acá” dice Cepparo. Por eso, entre los profesionales de la medicina se está dando mucho el fenómeno “golondrina”: doctores que cruzan la cordillera una vez al mes, se instalan una semana o quince días allá, hacen la diferencia económica y luego regresan a sus tareas en sus respectivas ciudades.
“También ocurre que como la tecnología te permite trabajar de forma remota, hay médicos que trabajan desde Argentina haciendo consultas online para paciente chilenos. Las prepagas te ofrecen consultas para que hagas de forma remota y pagan bien. Seguramente un poco menos que lo que le pagan a un chileno, pero un ingreso muy conveniente analizado desde acá”, agregó.
Según Cepparo, para poder ejercer en Chile los médicos argentinos no deben rendir ningún examen ni acreditar conocimientos ya que desde hace años rige un acuerdo de reconocimiento mutuo de títulos profesionales, licenciaturas y títulos de grado (propiciado por las administraciones de Néstor Kirchner y Ricardo Lagos en los primeros años de este siglo), por lo que sólo hay que hacer un trámite administrativo de homologación del título universitario.
Qué valoran en Chile de los profesionales argentinos
Cepparo cree que en Chile ponen el foco sobre “la preparación y la flexibilidad que tienen los profesionales argentinos, sobre todo en áreas técnicas, en las que Chile presenta un déficit de personal calificado. Los argentinos tenemos experiencia en resolver problemas complejos en contextos de recursos limitados y esos perfiles no son tan fáciles de encontrar allá”.
“Chile tiene una economía más estable, con períodos frecuentes de crecimiento, apalancados por la exportación del cobre, con un PBI alto que genera una economía dinámica y que produce una demanda interna de profesionales de todo tipo que las unidades académicas no alcanzan a cubrir. Al tener ellos mejores condiciones y al estar al lado, tienen una tendencia a absorber mucha gente nuestra. El profesional argentino, además de tener estas capacidades y competencias, encuentra allí otras posibilidades de desarrollo profesional que en Argentina están más limitadas por falta de inversión”, explicó.
Es más: incluso muchos profesionales chilenos están emigrando: “También se está observando un éxodo de profesionales propios hacia Estados Unidos y Europa, que se agravó más por cuestiones políticas internas: muchos profesionales, que en general tiene una formación política de derecha, decidieron partir disgustados con algunas medidas de los gobiernos de izquierda, por lo que sumado a su baja capacidad de generación de profesionales, en algunos rubros no dan abasto”, concluyó.