Pablo Ventura fue liberado tras 4 días luego de haber sido mencionado por algunos de los rugbiers como autor del homicidio de Ferando Báez Sosa. Al momento de salir se tomó el rostro con las manos y se largó a llorar.
De acuerdo a lo que publicó El Trece, su padre, quien lo acompañó en su liberación, sostuvo: "Se largó a llorar como un nene. Gracias a Dios salgo con mi hijo. Mi mujer es una guerrera como yo. Nunca tuve ningún tipo de duda", dijo no bien lo abordó la prensa. Y a cada rato le pidió a su hijo: "Levantá la cara".
"Está hecho bolsa. El flaco es muy fuerte. Tengo que darle una pastilla. Nos largamos a llorar los dos. Fue una injusticia. No puede quedar preso porque están todas las pruebas. Le dije que lo adoraba. Tenemos muchos amigos en Zárate que estaban dispuestos a realizar marchas. Gracias a Dios todo se aclaró", agregó el papá de Pablo.
"Fue una malicia lo que le hicieron. Me contaron lo que hacían... Parece que siempre que hacían algo malo. Decían siempre que lo hacía mi hijo, lo nombraban a mi hijo. Imagino que lo hacían como una broma, que ni siquiera sabían que el chico estaba muerto", contó, sorprendido.
"Quedó totalmente desvinculado del caso. Lo llevó a Pablito, por favor les pido que me entiendan", cerró el padre en su contatco con la prensa.
Por su parte, Pablo se quebró y salió llorando. Lo único que llegó a decir fue que "no voy a hablar. No sé qué decir. No me siento bien", y se metió en el auto antes de irse al hotel con su papá.
Testigo
Fiamma fue la última persona que vio con vida a Fernando Báez Sosa, el joven de 19 años que fue asesinado a golpes a la salida de un boliche de Villa Gesell. La chica es la vendedora del kiosco en el que Fernando compró un helado, minutos antes de ser atacado por un grupo de rugbiers de Zárate.
"Fernando vino a comprar un helado y estaba hablando con otro chico de lo que había pasado adentro del boliche. Cuando salió, se armó la pelea. Yo estaba con mi novio, que salió a ver qué pasaba. Le dijeron que se meta porque sino también le iban a pegar a él", recordó.
"Lo que dijo en el kiosco fue que le habían querido pegar en el boliche y que lo habían sacado. Estaba sin remera. Estaba tranquilo", agregó Fiamma.
"Yo ni quise salir, había muchos gritos. Desde la puerta vi que le estaban pegando entre todos, cuatro o cinco eran seguro. No reconocería a ninguno de los que le pegaron", continuó.
"Cuando terminó todo, salí. La asistencia médica habrá tardado 30 minutos en llegar. Nunca pasan cosas así de graves, siempre hay policías acá. No sé si habrá pasado otra cosa ese día, pero los policías no estaban", precisó la vendedora.
"Un amigo de Fernando también estaba tirado en el piso y se pudo ir. Fernando estaba vivo, porque la chica que le hizo RCP dijo que tenía pulso, pero inconsciente. No se movía. No se defendía porque no podía. Me hubiera gustado poder haber hecho algo", expresó Fiamma.
Finalmente, la joven dejó un mensaje: "Hay que dejar un poco el alcohol, esto le puede pasar a cualquier persona".
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