El joven remero Pablo Ventura, que fue detenido por el crimen de Fernando Báez Sosa y recuperó la libertad cuatro días después, regresó este martes con su padre a Zárate. Fue recibido por su madre, Marisa, y unos 40 vecinos que lo aguardaron en la puerta de su casa. Luego de un abrazo fraterno y profundo deseó "retornar a la rutina y volver a remar".
Pablo y su padre José llegaron a su domicilio poco antes de las 21 de este martes y fueron recibidos por un grupo de vecinos que comenzaron a agolparse frente a la vivienda de la familia.
Lucas, dueño del bar ubicado a 20 metros de la casa, aseguró que "en Zárate no hay reunión familiar o de amigos en la que no se hable de lo que pasó", y resaltó que el barrio "está revolucionado" desde la detención de Pablo.
Ana, otra vecina, afirmó que han vivido “días muy tristes. A Pablito lo conozco de chiquito, mi madre es inválida y él siempre la ayuda”, afirmó destacando aspectos solidarios del joven remero.
El joven fue recibido por su madre, Marisa, con quien se dieron un abrazo entrañable y con mucha emoción.
Pablo, su mamá y su papá hablaron con la prensa en medio de demostraciones de apoyo y cariño de los vecinos. Consultado sobre su futuro inmediato, el joven dijo que quiere ver a sus amigos, “recuperar el tiempo perdido, estar con mi mamá, mi familia, volver a remar y a estudiar”.
Y dejó un mensaje: “hoy en día hay que cuidarse porque la calle está muy peligrosa. Y hay que parar la violencia”.
A su turno, José, el padre de Pablo, afirmó sentirse “muy agradecido a todo el mundo. A la Justicia, porque actuó muy rápido, y a los medios, porque nos ayudaron mucho”.
“Los días para mí fueron muy largos… pero esta noche quiero comer con Pablo y con mi esposa. Mañana nos levantaremos, analizaremos todo, le contaré a Marisa algunas anécdotas y luego trataremos de hacer una vida normal. A lo mejor nos iremos 3 o 4 días de vacaciones y luego hacer una vida normal, aunque esto te deja una marca que no es sencillo de superar”, reflexionó.
Respecto a Pablo, dijo que lo ve “entero. Su deporte lo hace muy fuerte porque el remo te prepara para la vida”, agregó.
Por último, dijo que tiene una empatía “muy grande con la familia de Fernando” (Báez Sosa) y que no le sale “putear” a la familia de los rugbiers que intentaron inculpar a Pablo en el crimen. “La familia no tiene nada que ver. No creo que ningún papá quiera que un hijo suyo sea un asesino, que esté en la mala. Yo siento lo que están sufriendo”, manifestó.
Marisa ratificó que le había cocinado, a Pablo, su plato preferido: “milanesas con puré y ensalada, tan simple como él”.
“Viví unos días tremendos. Si bien tenía toda la fuerza de la inocencia de Pablo, era inevitable vivirlo con angustia”, dijo Marisa mientras esperaba a su hijo y a su marido en su casa.
Marisa afirmó que la familia, lentamente, retomará su ritmo habitual y que volverán “a una vida normal”.
Pablo dejó la localidad balnearia de Villa Gesell junto a su padre para regresar a su casa en Zárate tras la última jornada de ruedas de reconocimiento realizadas en el marco de la investigación por el homicidio de Báez Sosa.