Los tres policías acusados de asesinar de un disparo en la cabeza el miércoles pasado a Lucas González, el adolescente de 17 años que jugaba al fútbol en Barracas Central, se entregaron este sábado a la Justicia y quedaron detenidos.
Recién tres días después del crimen los efectivos de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires (el inspector Gabriel Isassi, el oficial mayor Fabián López y el oficial José Nievas) fueron llevados a un calabozo.
“Se entregaron y están detenidos. Ahora quiero ver de qué se trata la prueba que están produciendo, ya que nos interesa declarar y ponernos a disposición de la Justicia”, dijo a Infobae el abogado de los policías, Alfredo Oliván.
Los tres están acusados del delito de homicidio agravado por haber sido perpetrado por miembros de las fuerzas policiales abusando de sus funciones, imputación que prevé la pena de prisión perpetua.
Además del testimonio de testigos, hay videos de la persecución en un auto sin identificación ni sirena y pericias como la autopsia realizada al chico. “Hay que indagarlos. La prueba es suficiente”, aseguró una fuente cercana al expediente.
La entrega de los policías se produce tras el pedido detención que realizó el fiscal Leonel Gómez Barbella, a cargo de la causa tras una decisión del magistrado Martín del Viso. En un lapso de cuatro horas, decretó un estricto secreto de sumario, contactó a la madre de Lucas para informarla del progreso de la investigación y requirió también a la DOVIC, el área de la Procuración dedicada al acompañamiento de víctimas, que asista a los González.
Además, en un segundo escrito elevado al juez Del Viso, Gómez Barbella requirió que cualquier pedido de eximición de prisión que sea presentado por las defensas del inspector Gabriel Isassi, del oficial mayor Fabián López y del oficial José Nievas sea rechazado.
Este sábado, además, se conoció el resultado preliminar de la autopsia realizada sobre Lucas: el joven recibió un disparo en la cabeza que le quitó la vida. La víctima sufrió una “hemorragia meningoencefálica” provocada por un “proyectil de arma de fuego que impactó en el cráneo”. Lucas tenía también un surco en el pómulo derecho de una segunda bala. Es decir, que hubo un segundo disparo a matar.