El psicólogo especialista en adicciones digitales Federico Landa señaló en Radio 2 que, al igual que los videojuegos o los portales de apuestas virtuales, el consumo de pornografía, hoy en día masificado por la omnipresencia de dispositivos digitales, puede devenir problemático, adictivo y generar disfunciones sexuales desde la adolescencia.
En diálogo con el programa Podría ser peor, este investigador de 46 años comparó el viejo consumo del porno, representado en revistas XXX y videos VHS –lo que implicaba pagar y cierta exposición al adquirir los productos–, con la “nueva” pornografía, de carácter masivo, anónimo y accesible desde cualquier pantalla con conexión a internet. Incluso desde la niñez.
El investigador hizo hincapié en experiencias que exponen la complejidad del fenómeno: “En el consultorio estamos recibiendo chicos de 16,17 y 18 años con disfunciones sexuales. Algunos no pueden alcanzar una erección y consumen viagra. Y manifestaron que hace 10 años que consumen porno, con ello se han hecho una idea de lo que es el sexo y les cuesta replicarlo”.
El psicólogo aportó el concepto de contenidos hipersexualizados que ameritan ampliar la educación de tipo digital. “Evidentemente, (el acceso a la pornografía) no se puede detener de ninguna manera”, diagnosticó.
“No tenemos que suponer que los chicos son «genios» porque saben usar la tecnología. Estos temas en las escuelas están muy atrasados y hay que empezar a incluirlos. Los chicos aprenden sobre sexo y sexualidad a través de internet”.
“¿Cómo educamos a los chicos a usar las tecnologías? Facilidad de uso no implica un uso seguro y saludable. Una cosa es querer consumir porno en forma intencional. Otra es lo que le pasa a chicos que les llega el contenido sin desearlo. En ese sentido, puede generar cierto trauma que el cerebro no llegue a entender”, advirtió.
Lande dijo que durante la cuarentena por coronavirus el consumo de pornografía se multiplicó como “nunca antes en la historia”.
El diario La Razón publicó estadísticas sobre el consumo de pornografía un la sociedad española, un fenómeno que es global en Occidente. La conclusión de los expertos consultados es que abusar del porno provoca daño neurológico grave.
En España, estadísticas señalan que el uso problemático de pornografía se encuentra entre un 3-8% de la población adulta. Pero el problema está infradiagnosticado, ya que sigue siendo un tema tabú que se esconde de puertas para adentro.
Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de salud pública y epidemiólogo español, asegura que “la nueva droga masiva se llama pornografía”. Y, tal y como ocurre con cualquier otra droga, no resulta inocua para el organismo. “Hay ya decenas de estudios serios de neurociencia (que usan resonancia magnética funcional y otras técnicas de imagen, electroencefalogramas y biomarcadores hormonales) que sustentan el modelo de plasticidad cerebral en la adicción a la pornografía y el daño a estructuras cerebrales”, indicó.
A las secuelas neurológicas se suman, además, otras físicas y psicológicas. “Se ha estudiado el impacto que tiene en la disminución del deseo sexual y de la satisfacción, así como la alteración de la respuesta sexual, en hombres, con problemas de erección y de eyaculación, mientras que en la mujer aparece dificultad de la lubricación y del orgasmo”, aseguró en diálogo con La Razón Alejandro Villena, psicólogo general sanitario y sexólogo clínico.