Ya pasó el mediodía y Oroño mantiene su ritmo habitual. La doble fila de los colegios y los gritos de un auto a otro. Un hombre creyó escuchar alguna crítica al estacionar y empezó a insultar. "Pero callate, no ves que le hablo a mi hijo que está entrando al colegio, gil". En la esquina de Oroño y 3 de Febrero también se discuten algunas cosas. Las escalinatas de Ciencias Económicas invitan a preguntar qué pasa adentro. La respuesta es poco. O mucho. Depende quién lo mire. Para el que busca alumnos apiñados, con banderas y a los gritos en contra de alguna autoridad, pasa poco. El que busca orden y chicos en clase, encontrará mucho de eso.

"Acá está funcionando todo con normalidad, incluso estamos organizando actividades en el marco del aniversario 105 de la Facultad y estamos muy movilizados por eso. Si bien se acatan los paros, las clases se dan, aunque sea de manera virtual para no perder la cursada", dijo Belén de la agrupación GPS. Y agregó: "Esta es una facultad un poco atípica, en el sentido de que siempre sostuvo el cursado, el estudiantado exige continuidad, las mesas de examen están garantizadas".

Allí conduce el centro de estudiantes, Franja Morada y, al parecer, "no hubo convocatoria estudiantil para una asamblea, incluso están en contra de las tomas: "Nosotros creemos que la Facultad se defiende con las aulas abiertas. Entendemos que hay que defender la universidad pública, los salarios de los docentes se ven muy afectados por la inflación y también por el ajuste y sentimos que nuestra manera de defender lo nuestro es así".

A 600 metros de allí, en la Facultad de Derecho, las rejas y unos chapones pintados evitan el ingreso por la entrada principal. Está en obras. Pero las obras en estos tiempos son un lío. Al ingresar por Moreno, un grupo de alumnos espera entrar a clases, sentados en la imponente escalera central. Martín sale al cruce y anuncia un poco apurado: "Este miércoles, a las 15.40 hacemos la asamblea. Definimos la toma de la facultad, una vigilia o el paso por los cursos para dar a conocer la situación. El apuro de Martín es porque entiende que están llegando tarde a la medida. 

Igual, advierte: "De todos modos, las actividades van a seguir desarrollándose con normalidad. Nosotros (el Frente Patria) pedimos la semana pasada una asamblea y el radicalismo no lo aceptó". Esa fue la primera vez en la tarde en la que apareció en escena un partido político de la política grande. 

Por eso, finalizó enojado: "No puede ser que todas las facultades están tomadas y Derecho, que debería ser de las más políticas, tiene un discurso apolítico propiciado por el centro de estudiantes".

El centro está conducido por la agrupación 1983, en espacio cercano al radicalismo. Eugenia y Kiara se sientan para responder sobre "la mesita" vecina, apenas separada veinte centímetros de la propia. Curiosa imagen: sobre sus cabezas, aparecen las figuras de Perón, Evita, Néstor y Cristina. Se sentaron en el escritorio de La Cámpora: "Nosotros no estamos a favor de las tomas. Es un momento de lucha que nos atraviesa a todos: se escuchan comentarios de que a estos lugares solo vienen los ricos. Claramente no es así. Yo soy la primera universitaria de mi familia. Si pedimos que levante la mano el alumno que es rico, no levanta la mano ninguno", contó Eugenia.

Las charlas en los patios internos de las facultades se multiplican (Alan Monzón/Rosario3)


Ante el argumento de quienes proponen un conflicto más duro, expresan: "Creemos que podemos construir en conjunto diferentes maneras de mostrar lo que estamos atravesando. Es algo histórico y no podemos dejar que se desprestigie nuestra universidad, que es lo más importante que tenemos. Lo que la enaltece es justamente la posibilidad que todos tengamos el mismo acceso a la educación".

Y van por más: "Nosotras no estamos de acuerdo con lo que postula el presidente, pero también entendemos que hay un montón de gente que lo votó, que lo banca y que tiene el mismo derecho que nosotros a estudiar, cursar y rendir. La universidad se defiende estudiando", contó Kiara.

La tarde se iba poniendo caliente y la calle también. Al llegar a Córdoba y Entre Ríos, un montón de sillas apiladas en la vereda indica el inicio de un movimiento en la vía pública. En Humanidades se prepara una clase con corte de calle que impide el paso desde Santa Fe hasta la peatonal Córdoba. En la tarde del martes, además de clases públicas, hubo talleres de arte y un conversatorio con contenido particular.

Clases públicas sobre calle Entre Ríos (Rosario3).

"La asamblea no salió del centro de estudiantes, sino de un grupo de autoconvocados. Después del veto había mucha bronca y un grupo de independientes y agrupaciones de izquierda exigimos una asamblea". Ahora, la crítica sobre el modo de actuar recar sobre un sector del peronismo. Allí, conduce Pampillón y el Movimiento Evita.

"Habían hablado de que esto sería una toma simbólica, pero la moción que ganó fue la otra, la de la toma activa", disparó Mariel de En Clave Roja, una agrupación que se refleja en la diputada Myriam Bregman, del PTS/Frente de Izquierda

En la toma simbólica, la facultad mantiene su habitual funcionamiento y básicamente se ocupa por la noche. A eso también lo denominaron vigilia: "A nosotros no nos terminaba de convencer. Hay un cese de actividades, pero las clases se dan en el patio, en la calle o en la peatonal. Creemos que los estudiantes ya no sienten que tienen que pedir permiso para reclamar", planteó

El próximo destino sería Medicina. Para ello hubo que atravesar un concierto de bocinas que llegaban desde la esquina de Santa Fe y esperar el colectivo, que caminaba a paso de hombre, hasta la descongestión. 

"El Centro de estudiantes propuso una «piyamada». El Alde puso sobre la mesa votar una toma simbólica e invitaron a los estudiantes a pasar la noche acá. Los citaron a las 20 para poder ver el partido de la selección argentina y quedarse", contó Mauro de Impulso.

"Nosotros no estamos de acuerdo. Creemos que con venir a dormir a la Facultad no le cambiamos la vida a nadie. Además, la asamblea no fue representativa como en Psicología o en Arquitectura o Humanidades", aseguró.

Y ejemplificó: "No hubo un gran acompañamiento de los estudiantes. Contando las tres escuelas: enfermería, fonoaudiología y medicina somos 15 mil estudiantes. Y la asamblea se aprobó esta toma simbólica con 50 votos". 

"Estamos convencidos de defender la educación pública porque hoy estamos discutiendo educación, pero mañana podemos estar discutiendo la financiación de la salud pública. Por eso, creemos que la lucha no es adentro de la Facultad, es afuera, en la calle, mostrando lo que hacemos. Buscan desprestigiarnos y si nos metemos para adentro les damos de comer". 

"La universidad es para transitarla, por supuesto que queremos recibirnos y ser médicos, pero aunque algunos no lo logren, este ámbito te cambia la vida, te construye, te genera vínculos que duran toda la vida", agregó. 

La tarde rumbeó para la Facultad de Ciencias Exactas e Ingeniería. Después del ensordecedor pasillo de medicina, en Pellegrini y Colón, mi voz buscando algún interlocutor retumbaba en el hall de entrada. Casi vacío. Solo una chica, Marina, de la agrupación 15 de junio. 

"La verdad, no sé si tendríamos la cantidad de estudiantes suficientes para sostener una toma. Si llegara a salir en la asamblea de mañana, a lo sumo sería una vigilia". 

Por supuesto que hay jornadas de visibilización, las clases en la vereda para la semana próxima, que había acordado el gremio docente; mostrar la incidencia de lo nuestro en la sociedad y otras actividades.  

"En general cuesta la participación, es algo que venimos charlando entre nosotros. Cuestan las opiniones públicas, pero creemos que es un camino que tenemos que seguir transitando", cerró Marina.

El cierre de la tarde ocurrió en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). En la mesita de entrada había un hombre mayor. No tenía la pinta de un estudiante. Era un profesor. No había una alta presencia de alumnos de las agrupaciones en el ingreso y eso tenía una explicación: "La toma ya fue anoche", dijo el docente. Y agregó: "Sé que hoy no la repiten, pero podría seguir en los próximos días". El hombre contó sus peripecias para llegar a fin de mes, sacó su celular y exhibió el aula virtual desde donde organiza el trabajo de los alumnos fuera de los horarios de clase: "Esto es tiempo, es trabajo y no se paga", dijo. "Yo igual lo hago feliz, pero se dicen muchas tonterías de nosotros".

Tras media hora de charla, otro no docente se acercó para que uno de los pocos representantes estudiantiles presente contara cómo fue y cómo sigue la lucha: "Hoy no continuamos la vigilia, entre este miércoles o jueves tenemos pensado cortar calle Corrientes con clase pública y una entrega simbólica de títulos". 

"Fue la asamblea más grande de los últimos 40 años de la UTN y anoche nos quedamos muchos compañeros a dormir acá en la Facultad. Cuesta también porque el hecho de que sea una ingeniera implica un poco la desconexión con la cuestión social", dijo Martín de Gradiente. 

"Hicimos autocrítica entre nosotros, tenemos que seguir conviviendo con los que no piensan como nosotros o con quienes no tienen ganas de involucrarse. Tenemos que pensar también por qué no quieren involucrarse. Qué les pasó, qué nos pasó", sumó. 

Y cerró: "Nosotros fuimos con el siguiente discurso: tu profe está cobrando 170 lucas. No importa si sos kirchnerista, libertario o lo que sea. No le alcanza para pagar el agua. Y a veces no llegamos igual a tocar alguna fibra", cerró. Igual, cerró optimista: "No hay nada perdido mientras la sigamos peleando".

Este miércoles, a las 17, habrá asamblea interfacultades en la puerta de Humanidades y Artes para determinar los pasos a seguir en los próximos días: "Producimos conocimiento, queremos estudiar y lo hacemos con los docentes porque estamos pelando por sus salarios y nuestra educación", consensuaron varios. 

El valor de la educación pública es transversal a muchos otros sectores, independientemente de los partidos políticos o de las agrupaciones universitarias. 

La universidad es un espacio donde flotan los argumentos, aunque sean contrapuestos, se exponen ideas, donde se sientan las bases del futuro. Una de las cosas más llamativas, que flotaba en la cabeza de los alumnos eran las frases sueltas que presuntamente los definían: o la facultad es un subsidio para los más ricos o es de zurdos empobrecedores; una fábrica de adoctrinamiento o un negocio para pocos. Todo eso junto y al mismo tiempo les hizo ruido y salieron a hacerlo. Mientras tanto, la historia se sigue escribiendo.