Los octogenarios expresidentes de Uruguay José "Pepe" Mujica y Julio María Sanguinetti, dos pesos pesados de la política oriental, renunciaron hoy a sus bancas de senadores. En el caso del Pepe, para retirarse de la vida política en una decisión precipitada por la pandemia de coronavirus. Y Sanguinetti para dedicarse a "otras tareas", según confió. Mujica dejó el cargo con un discurso para la posteridad, digno de su sello.
Qué tipo de otro tiempo #PepeMujica
— Patricio Barton (@PatricioBarton) October 20, 2020
De todos los tiempos. ❤️
Hoy renunció como senador con estas palabras. pic.twitter.com/49HVtTPYUl
Ambos líderes y adversarios políticos hicieron este martes a un lado los protocolos sanitarios y sellaron el fin de una etapa con un fuerte abrazo en la Cámara, frente al aplauso de todos los legisladores que se pusieron de pie y describieron la jornada como "día histórico", "gesto único" y "reflejo de la democracia".
La rivalidad política entre Mujica, por el Frente Amplio (FA), y Sanguinetti, por el Partido Colorado (PC), estuvo presente hasta último momento.
Tras las elecciones de 2019, el FA -en el poder durante 15 años- debió dejar el Gobierno a manos de la coalición liderada por el centroderechista Partido Nacional y de la cual Sanguinetti fue uno de los principales impulsores.
Mujica (2010-2015) dimitió hoy a su escaño y se retiró definitivamente de la política activa, en una decisión acelerada debido a su edad, a la pandemia de coronavirus y por padecer una enfermedad autoinmune.
"Esta situación me obliga, con mucho pesar por mi honda vocación política, a solicitar que gestione mi renuncia a la banca que me otorgó la ciudadanía", escribió el funcionario, de 85 años, en una carta leída hoy en sesión extraordinaria del Senado.
"Me está echando la pandemia. Ser senador es hablar con gente y andar por todos lados. Estoy amenazado por todos lados: por la vejez y por mi enfermedad. Si mañana aparece una vacuna yo no me puedo vacunar", agregó el dirigente del Frente Amplio (FA), que será reemplazado por Alejandro Sánchez.
Mujica, quien llegó a la Presidencia siendo uno de los políticos más populares y, a la vez, más resistidos del país por su pasado guerrillero, alcanzó una enorme proyección internacional por mantener un estilo alejado de los protocolos y sus discursos volcados a los valores humanos.
"En mi jardín hace décadas que no cultivo el odio, el odio termina estupidizando porque nos hace perder objetividad ante las cosas, el odio es ciego como el amor, pero el amor es creador y el odio nos destruye", manifestó el exmandatario.
"La biología impone cambios pero también tiene que haber actitud de cambio de dar oportunidad a nuevas generaciones y ayudar a construir el porvenir", sumó.
En esa línea, su discurso también fue dirigido a la juventud, a la cual pidió no dejarse vencer pese a las adversidades de la vida.
"He pasado de todo en la vida, estar seis meses atado con alambre con las manos en la espalda, irme de cuerpo por estar en un camión, estar dos años sin que me llevaran a bañarme y tener que bañarme con una taza. He pasado de todo, pero no le tengo odio a nadie y le quiero transmitir a los jóvenes que triunfar en la vida no es ganar sino levantarse cada vez que uno cae", finalizó.
Durante su adiós, también aseguró que se ve como "un consejero" de sus compañeros del Movimiento de Participación Popular (MPP), una idea que ya había deslizado en 2018, la primera vez que decidió dejar la banca por motivos "personales" y "cansancio de largo viaje".
La decisión de dejar la actividad parlamentaria también fue compartida por Sanguinetti, el líder de la restauración democrática después de 12 años de dictadura (1973-1985) y dos veces presidente de Uruguay por el PC.
Tras el discurso de Mujica, el dirigente también se tomó algunos minutos para despedirse del Senado y agradecer "el clima de respeto" que se mantuvo durante los meses de pandemia.
"Por la presente vengo a renunciar al cargo de senador que actualmente ocupo. Me motiva principalmente la necesidad de atender la secretaría general del Partido Colorado, mis actividades periodísticas y corresponsalías editoriales", escribió en su carta de renuncia leída en la sesión extraordinaria.
Sanguinetti, de 84 años, fue el primer mandatario posdictadura tras unas elecciones con candidatos proscriptos por el régimen; se erigió entonces como líder de la restauración democrática y fue reelecto en 1995.
El dirigente le dejará su lugar a Tabaré Viera para dedicarse "a otras tareas", como sus actividades periodísticas, además de "la necesidad de atender la secretaría general del Partido Colorado".
"Ustedes dirán ¿por qué este señor privilegia su partido y no disfrutar de este cuerpo? (...) Y es porque siento un enorme deber hacia mi partido y una profunda convicción sobre la importancia de los partidos políticos en la vida democrática", aseveró.
Mientras "la opinión de los ciudadanos es diversa, es veleidosa, los partidos son los que encauzan, orientan, vertebran, articulan, y eso es fundamental sobre todo en estos tiempos en que las burbujas publicitarias y la magia de las redes pueden entronizar (...) a figuras que no representan valores y que no dan la seguridad institucional de los países, porque son gente que no se siente atada", argumentó.
"El concepto de representación política hoy está en crisis. El ciudadano hace un Facebook y cree que con eso es partícipe de un diálogo universal y tiene la falsa sensación de ello. Y más que nunca entonces nos tenemos que aferrar a las ideas", resaltó Sanguinetti.