Julieta recibió un diploma muy particular el 1 de julio pasado, después de estar 4 horas conectada a una máquina en el Hospital de Niños Víctor J. Vilela. La distinción le fue entregada porque donó médula ósea para su hermana melliza Lucía, enferma hace un año de leucemia. Tienen 6 años y comparten todo desde su nacimiento. A partir de ahora muchísimo más porque la entrega amorosa de una le dará la posibilidad de vida a la otra.
Andrea es la mamá de las hermanitas. Desde su casa en zona sur de Rosario donde se encuentra la familia aislada a la espera de que Lucía sea convocada para el trasplante, puso sus condiciones a Rosario3 para brindar esta nota. “Quiero que el mensaje sea la importancia de donar médula, y destacar el enorme y gran trabajo que hacen en el Hospital Vilela todos, desde los médicos a las mucamas que saben los hombres de mis hijas, hasta las voluntarias que vienen con su alegría y sus chocolates para los niños internados”, dijo y su deseo fue una orden cumplida.
Hace un año a Lucía le cambió la vida, y en consecuencia a sus padres pero sobre todo a su hermanita melliza Julieta. La niñita se quejó con Andrea, de acuerdo a lo que contó, de que le había dolida la espalda cuando se abrazó con su tía. Tras levantarle la ropa, la mamá descubrió una manchita mínima, como un puntazo. No sabe bien por qué, sintió que algo no andaba bien y en medio de la cuarentena, le mandó una foto del “buboncito” a la pediatra.
“Mi marido se había quedado sin trabajo y no teníamos obra social entonces le dije a la pediatra y ella sugirió que Lucía necesitaba ser analizada, entonces me preguntó donde le iba a llevar. «Voy a llevarla al Vilela porque sé que es excelente», recuerda que le comentó a la médica. Y así fue, en el hospital municipal le hicieron exámenes y apenas llegaron a su casa, sonó el teléfono. Algo andaba mal, tenían que regresar.
“Se nos acabó el mundo, no podíamos respirar”, intentó expresar Andrea sobre lo que siente una mamá o un papá ante un diagnóstico así. Lucía padece leucemia aguda de alto riesgo tipo B. El 18 de septiembre del año pasado, según precisó, la nena comenzó a ser tratada por su enfermedad. “Es muy duro lo que pasa, pero Lucía es una campeona, le da para delante y si ella no para, ¿cómo vamos a parar nosotros?”, se preguntó colmada de emoción.
“En medio del tratamiento nos indicaron que era conveniente un trasplante y que para eso iban a estudiar a su hermana melliza y fueron compatibles gracias a dios, sus médulas son idénticas”, resaltó. Y en esta parte de la historia, aparece Julieta, con su valentía y profunda fraternidad a someterse a la colecta que le permitirá curarse a su hermanita.
“Ellas no dimensionan lo que está sucediendo. Lucía saber que tiene enferma la sangre pero no entiende mucho más. Una se hace mucho problema pero ellas ponen primera y le dan. Tengo que decirte que no es sencillo lo que nos toca pero si ellas siguen, ¿cómo no hacerlo nosotros?”, observó.
Por último, y tal como empezó, Andrea, sostuvo: “Nosotros no necesitamos nada porque la atención del hospital es increíble, la calidad en el trato, todo es impresionante, pero hay que ayudar al hospital para que pueda brindar este tipo de atención. Por eso pido eso, que la gente colabore con el Vilela y que se tome conciencia de la necesidad de donación”, advirtió y culminó: “En el caso de Lucía, Juli fue compatible pero hay veces que no sucede entre hermanos o familiares, entonces la donación es esencial”.