El paro general de este 9 de mayo se vive en Rosario con un acatamiento evidente en el servicio del transporte público y la inactividad en la administración estatal. Sin embargo, la actividad comercial era prácticamente normal. 

La imagen que devolvía las calles céntricas era la de un feriado muy temprano, pero de a poco, fue cobrando vida a pesar de la disminución en el flujo vehicular y de peatones.

En el corazón de la ciudad, a medida que avanzaba la mañana, se podía advertir que, a pesar de la medida de fuerza, algunos comercios, sobre todo bares, optaron por abrir sus puertas. También se veían algunos taxis dando vueltas.

El paro de colectivos obligó a muchos usuarios a recurrir a sus bicicletas y motos. Además de rodados, muchas personas circulaban en sus autos particulares para llegar a sus puestos de trabajo.

Los carteles callejeros convocando al paro (Alan Monzón)