La Empresa Provincial de la Energía (EPE) anunció, en noviembre del año pasado, un Plan de Digitalización Integral para medir el consumo de manera más inteligente y eficiente y mejorar así la calidad del servicio, lograr una disponibilidad constante de energía, prevenir fallas de gran escala, garantizar la sostenibilidad energética y la protección ambiental, y optimizar los gastos operativos de distribución y la inversión en sistemas.

Este proceso requiere de la instalación de dispositivos de telemedición, que permiten la conexión de sistemas físicos con modelos y simulaciones virtuales para facilitar la toma de decisiones y gestiones de manera remota.

“Actualmente el 100% de las denominadas Grandes Demandas (conformado principalmente por empresas e industrias) es facturado por telemedición, lo cual representa el 55% del total del consumo energético”, informó la Provincia en noviembre pasado, cuando indicó que se comenzaría a aplicar de manera progresiva la telemedición para facturar las “Pequeñas Demandas (uso residencial), es decir, el 45% restante de la demanda total”. El objetivo, precisaron entonces, es llegar a 2030 con la totalidad de la demanda medida de manera inteligente.

Características de la telemedición

La medición inteligente comenzó a ganar terreno en Argentina hace alrededor de cinco años, y durante los últimos dos se expandió para usuarios residenciales, según describió en diálogo con De Boca en Boca (Radio 2) Juan Grosso, gerente comercial de Silexis, empresa proveedora de medidores inteligentes.

Sobre el funcionamiento de este tipo de medidores, Grosso apuntó que “los principios de la medición son los mismos”, y lo que se suma es la disponibilidad de un sistema de comunicación que permite ejecutar operaciones sobre el medidor de manera remota, tales como cortes y reconexiones. Además, habilita la recolección de datos en tiempo real que le sirven a cada empresa distribuidora o cooperativa para tomar decisiones en pos de una administración más eficiente del servicio.

Usos y beneficios

Para graficar una posible implementación a partir de esa información recolectada, Grosso puso como ejemplo el caso de la Administración Nacional de Usinas y Trasmisiones Eléctricas (UTE), la empresa de energía estatal de Uruguay, que gracias a estos medidores estableció un sistema de bandas horarias con precios diferenciados.

Otro de los usos posibles de los medidores inteligentes permite establecer un mecanismo de consumo prepago para utilizar en, por ejemplo, casas de fin de semana o departamentos destinados a alquileres temporarios, en donde se abona el equivalente a la cantidad de energía que se quiera tener disponible.

“El medidor inteligente tiene un doble beneficio”, agregó Grosso, y explicó: “Por un lado, la distribuidora se ahorra costos operativos en situaciones de cortes y reconexiones, en donde en lugar de enviar cuadrillas puede ejecutar acciones de manera remota. Por el otro, los usuarios pueden manejar su consumo diario en base a las bandas horarias y reducir así sus costos”.

Estos beneficios, claro está, solo estarán disponibles para aquellos usuarios residenciales que cuenten con los equipos para telemedición. Cada usuario debería poder acceder al detalle de sus datos de consumo, con actualizaciones que pueden impactar cada 15 minutos o en períodos de horas dependiendo de la infraestructura de cada empresa para el almacenamiento y transmisión de esa información.

Desde el Gobierno de Santa Fe detallaron que “el cronograma de implementación establece para 2025 cubrir el 12% (150.000 medidores) del total proyectado; el 24% (300.000 medidores) para 2026; el 39% (500.000 medidores) para 2027; el 58 % (750.000 medidores) en 2028; el 77% (1.000.000 de medidores) en 2029; y el 100% (1.300.000 medidores) en 2030, lo que implica, a valores de hoy –noviembre de 2024–, una inversión de 118 millones de dólares”.