El subsecretario de Políticas de Diversidad Sexual del Gobierno de Santa Fe y referente local del colectivo LGTB, Esteban Paulón, publicó este domingo una nota de opinión acerca del “avance evangélico” en la Argentina y las posibles consecuencias sobre los derechos del sector que representa.

En un artículo titulado “Avance evangélico: el espejo de Brasil cada vez más cerca”, el también vicepresidente de la FALGBT y presidente del Comité Ejecutivo de la Red GayLatino basó su escrito en un resonante episodio reciente “de censura y homo-odio” en el país vecino.

“¿Qué tienen en común el alcalde de Rio de Janeiro, la intendenta de la Matanza Verónica Magario, Stanley, Vidal, la TV Pública argentina y la Legislatura de Santa Fe? La cercanía política con el mundo evangélico”, plantea y a la vez advierte el funcionario provincial.

A continuación, la nota completa:

Esta semana la noticia nos conmocionó. Un episodio de censura y homo-odio en la Bienal del Libro de Río de Janeiro recorrió el mundo. El alcalde evangélico de esa ciudad, Marcelo Crivella, ordenó retirar del evento un comic de Marvel por contener un beso gay. Consideró Crivella que ese material era “impropio” para ser exhibido en un enveto al cual concurren miles de niñas, niños y adolescentes.

Es sabido. Ver escenas de afectividad gay, contagia la homosexualidad. Dios nos libre de semejante horror. Si no lo vemos, no existe. Cortito y al pie.

Crivella cometió con su acción uno de los más terribles (y torpes) actos de censura de que tengamos memoria. Se habrá inspirado el personaje en las leyes “anti propaganda gay” de Rusia que, como es sabido, es territorio libre de diverses.

La respuesta comunitaria no se hizo esperar. Más de catorce mil ejemplares de la historieta censurada se vendieron como pan caliente en la puerta del evento. Y la enorme tapa del Folha de Sao Paulo reprodujo la imagen “prohibida” hasta el infinito.

Ojalá el accionar de Crivella fuera algo aislado, circunscripto a una mala, ilegal y horrible decisión. Pero no. El episodio de censura en la Bienal del libro es uno más de tantos ataques que sectores evangélicos profieren hacia los colectivos LGBTIQ y feministas. En Brasil y en toda América latina.

En este contexto de discursos de odio y ascenso “celeste”, algunos sectores en Argentina parecen querer subirse a la ola. Y para muestra, bastan varios botones.

Hace unos meses la provincia de Santa Fe inauguró la “bancada evangélica” en la Legislatura provincial. Las elecciones provinciales de junio depositaron en el parlamento de la bota a varios referentes de ese culto. Con Amalia Granata como cara visible, “los pastores” anticipan duros debates en torno a leyes que la provincia aún adeuda: las leyes de Educación provincial, Educación Sexual Integral (ESI) con perspectiva de género, Cupo laboral trans y paridad – entre otras – deberán enfrentar duras resistencias en primera persona y a viva voz desde las bancas. 

Más recientemente supimos que la intendenta de La Matanza, Verónica Magario, decidió cumplir su compromiso con Aciera, la confederación de pastores evangélicos que articuló parte importante de la oposición a leyes como el Matrimonio Igualitario, Identidad de Género y Aborto legal y milita activamente contra la ESI y la inexistente ideología de género.

Ese compromiso se materializará en las próximas horas con el nombramiento del pastor Gabriel Ciulla al frente de la flamante Subsecretaría de Culto.

Aciera tiene también un acuerdo estratégico con la Ministra Carolina Stanley y la gobernadora María Eugenia Vidal. Se hace cargo de la distribución de alimentos en las zonas más vulneradas del conurbano bonaerense. ¿Serán alimentos con “folleto” incluido?   

Pero el ascenso del evangelismo en los ámbitos públicos no termina ahí. En un contexto de levantamiento de noticieros en la TV Pública los fines de semana (después de todo nunca pasa nada en Argentina y menos los fines de semana), Aciera se encargará de hacernos llegar la “Buenas Noticias”. Por primera vez el Sistema de Medios Públicos cederá espacio a los sectores más reaccionarios del evangelismo. Parece que el voto celeste pisa fuerte.

En el marco de este panorama, cabe realizar un pedido y ponernos a trabajar para ello. Ojalá tengamos la inteligencia de reaccionar a tiempo. Ojalá el odio hacia la diversidad y las disidencias no escale más en nuestra región. Ojalá comprendamos que un beso es un beso. Y que tratar de que no se vea no es otra cosa que, lisa y llanamente, la conocida y nefasta censura.