El Solar Orbiter de la Agencia Espacial Europea rastreó por primera vez al viento solar en el espacio. El llamado "viento solar" se refiere a bolsas de partículas cargadas expulsadas por el Sol en el que se ubica la Tierra. Un raro grupo de tormentas de este tipo provocó auroras impresionantes en todo el mundo a principios de mayo, que probablemente fueron las más fuertes de los últimos 500 años. Tormentas geomagnéticas tan intensas también son una amenaza para nuestras redes eléctricas y satélites, razón por la cual los científicos monitorean continuamente la actividad del sol e intentan predecir sus "rabietas".
"Este era un objetivo clave de la misión y nos abre el camino para estudiar el origen del viento solar con un detalle sin precedentes", dijo en un comunicado Daniel Müller, científico del proyecto de la ESA para Solar Orbiter, según publicó el medio especializado Space.com sobre un artículo publicado en la revista Nature Astronomy.
A #SolarOrbiter success story!
— ESA's Solar Orbiter (@ESASolarOrbiter) May 28, 2024
A key mission goal was to link the solar wind detected around the spacecraft back to its source regions on the Sun.
A new paper, using data taken during our first close approach to the Sun, confirms that it's possible.
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A pesar de décadas de investigación, los detalles sobre los orígenes del viento solar siguen siendo confusos. Los científicos sospechan que las corrientes de partículas cargadas llevan identificadores únicos sobre las regiones del Sol de las que emergen, pero esas "huellas" a menudo quedan borradas cuando llegan a la Tierra, y ahí es donde se realizaron estudios previos sobre el tema.
Uno de los principales objetivos de Solar Orbiter era ayudar a los científicos a encontrar esas huellas y utilizarlas para rastrear el viento solar hasta regiones específicas de la superficie del sol. La sonda, lanzada en 2020, está equipada con instrumentos de teledetección que pueden observar el sol en "tiempo real" e instrumentos in situ, que pueden catalogar los vientos solares alrededor de la nave espacial. Los datos de ambos tipos de instrumentos permiten a los científicos conectar los puntos de lo que la sonda ve que ocurre en el Sol con lo que "siente" en su ubicación cuando el viento solar llega unos días después, según la ESA.
What a blast! ��
— ESA's Solar Orbiter (@ESASolarOrbiter) May 27, 2024
On 21 May #SolarOrbiter witnessed one of the biggest solar outbursts in the last 30 years.
Various instruments detected a MASSIVE solar flare (estimated class X12) accompanied by a big burst of particles coming from the active region visible in the centre of… pic.twitter.com/AbduqyCBT4
Cuando la sonda se deslizó dentro de la órbita de Mercurio en marzo de 2022 durante su primer acercamiento cercano al sol, catalogó la composición química de las corrientes de viento solar que encontró. Se sabe que esta composición química difiere dependiendo de dónde surgió la corriente y ayudó a los científicos a rastrear un tipo de viento solar de movimiento más lento, que viaja a menos de 500 kilómetros por segundo, hasta su origen en el sol. "Vimos mucha complejidad que pudimos vincular a las regiones de origen", dijo en el comunicado la autora principal del estudio, Stephanie Yardley, de la Universidad de Northumbria en el Reino Unido.
Más específicamente, a partir de las imágenes de la superficie del sol obtenidas por la sonda, los científicos pudieron identificar corrientes de viento lento sopladas desde regiones del sol donde se encuentran dos tipos de líneas de campo magnético: abiertas, que están ancladas al sol en un extremo, y cerradas, que Son los bucles brillantes enraizados en ambos extremos. Esto demostró una teoría que postula que el viento lento se escapa de las líneas cerradas del campo magnético a través de su rotura y reconexión, dicen los científicos.
"Los equipos de instrumentos pasaron más de una década diseñando, construyendo y preparando sus sensores para el lanzamiento, así como planificando la mejor manera de operarlos de manera coordinada", dijo en un comunicado el coautor del estudio Christopher Owen, del University College London. "Por eso es muy gratificante ver ahora cómo se reúnen los datos para revelar qué regiones del Sol están impulsando el lento viento solar y su variabilidad".