Para Jorge Bortolozzi, ahora ya oficialmente ex secretario de Seguridad santafesino, detrás de su despido parece haber una intención de “distraer”. Dijo que lo usaron como “chivo expiatorio” para virar la atención de lo importante: la ola de violencia, planes que no funcionan y, lo que es peor, la infiltración narco en la propia Policía.
En contacto con el programa De boca en boca (Radio 2), Bortolozzi aseguró que su viaje de menos de una semana fue oportunamente avisado e informalmente autorizado por el gobernador Omar Perotti y el ministro de Seguridad, Jorge Lagna, quien –advirtió– hasta esta mañana aún no le comunicó su despido.
Para Bortolozzi, no parece casual que el “malestar” por su viaje se haya generado tras el destape que supusieron los allanamientos en Empalme Graneros la semana que dieron con un joven policía, Juan Carlos Belotti, acusado de sustraer evidencia e incluso cambiar armas por cosas, una moto, por ejemplo, según se señaló en la audiencia imputativa de este martes.
“Claramente los narcos nos están infiltrando a la Policía y ese es un tema central que está oculto estos días precisamente por «El viaje de Bortolozzi a Nicaragua»”, advirtió. Recordó que la semana pasada planteó este tema como un “escándalo” en la reunión de Seguridad con legisladores, “y a los pocos días esto termina descubriendo la Justicia con un allanamiento en Empalme Graneros”.
“Si el viaje mío, que entiendo que no es grave, es tema de discusión durante 48, 72 horas, evidentemente alguien quiere distraer la atención, alguien no puede dar respuestas de lo que ha ocurrido, alguien se siente responsable y quiere que todo el mundo mire para otro lado. Eso es lo más preocupante, cuando se toman chivos expiatorios en lugar de decir «Esto es lo que está ocurriendo y esto es lo que yo propongo»”, sostuvo. Y aclaró: “Lo dejo al margen al gobernador, no me consta del ministro. Me baso en hechos, en cuanto a cómo se fueron sucediendo los acontecimientos”.
Señaló que “esta modalidad atroz de delinquir” son llamados de atención que “se van repitiendo” y que “no hay forma de combatirlo sin una guerra sin cuartel, una guerra total contra el narco”. Lo que incluye a los infiltrados en la Policía.
Para eso, dijo, hay que controlar más al personal, una de las recomendaciones que hizo en funciones, además de abogar por más policías en la calle, “caminando, en patrulla, en moto, cerca de las vecinales, en los barrios”: “Yo prometí en su momento que los 800 cadetes que egresaban fueran a Rosario, finalmente fueron menos. Yo soy partidario que todo el mundo vaya a la calle y tenga experiencia en prevención y a los tres o cuatro años, se los selecciones para otra área”. Belotti, el joven policía imputado, se desempeñaba a sus 21 años en la Sección Balística de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), donde justamente Bertolozzi ubicó "infiltrados diíficiles de detectar".
Volviendo a su viaje, aseguró: “Acá lo único clandestino es la corrupción” y recordó que como funcionario público, su renuncia siempre estuvo puesta a disposición desde el día en que asumió el cargo. Pero insistió en que el viaje fue corto, público, avisado a tiempo y que nunca estuvo completamente desconectado de su labor oficial pese a la distancia.