“Qué olor espantoso”. Un hedor fuerte y repugnante que advertido por muchos rosarinos, principalmente, el domingo pasado. La situación, que obligó a que empresas públicas y privadas tengan que hacer auditorías internas para descartar su responsabilidad en su origen, generó una serie de hipótesis que se fueron descartando.
En medio de la búsqueda del desencadenante, apareció una explicación científica que podría encajar con lo que sucede en Rosario. De acuerdo a los datos del Centro de Monitoreo Meteorológico y Climático SAT, entre el domingo y el lunes hubo un “cambio brusco” en la presión atmosférica.
Este jueves se sumó la mirada del Grupo de Física de la Atmósfera, Radiación Solar y Astropartículas del Instituto de Física Rosario (Ifir/Conicet-UNR) que se aboca al análisis de contaminantes atmosféricos, entre otros temas. Su directora, la doctora María Isabel Micheletti, investigadora Independiente de Conicet y su becaria doctoral de Conicet, la licenciada Greta Piñol, compartieron información sobre la situación de determinados contaminantes atmosféricos que se encuentran monitoreando en distintos sitios de la ciudad y alrededores.
“La contaminación atmosférica puede deberse a gases y/o a partículas contaminantes. Hay fuentes que emiten estos contaminantes”, indicaron a Rosario3. “En el caso concreto que nos ocupa, se desconoce el origen o “fuentes” responsables del mal olor. Por ello, es importante tratar de “aproximarnos” a las mismas, a partir del estudio de diversos contaminantes atmosféricos”, comenzaron.
De acuerdo a lo que indicaron, como hecho destacable, se encontró un sostenido aumento en la concentración de partículas en suspensión en la atmósfera, también llamadas “aerosoles”, durante los días de mal olor. Esto descartaría que las emanaciones responsables del hedor percibido hayan sido solamente gaseosas.
El aumento en la concentración de partículas atmosféricas se produjo en todos los rangos de tamaños de las mismas, que fueron analizados.
Las partículas menores a 10 µm (PM10), pueden ser inhaladas instalándose en bronquios y pulmones, dando lugar a enfermedades (como cáncer de pulmón) e incluso muerte prematura. La fracción más gruesa (entre 2.5 y 10 micrones) en general queda retenida en los tramos altos del sistema respiratorio (tráquea y bronquios), mientras que las partículas más finas como las de diámetros menores a 2.5 micrones (PM2.5) y las de diámetros menores a 1 micrón (PM1) son las más dañinas para la salud, ya que al ser inhaladas pueden alcanzar los alvéolos pulmonares.
Las partículas atmosféricas fueron monitoreadas en sus rangos PM1, PM2.5 y PM10, en distintos sitios de la ciudad, en algunos antes y en otros durante el período de mal olor, siendo uno de los sitios considerados como “referencia” ya que se mantuvo midiendo material particulado antes y durante el período mencionado.
“Se encontró un claro aumento en los valores medios de las concentraciones de los aerosoles en todos los rangos mencionados durante el período en que se percibieron los vahos malolientes”, advirtieron. Y sumaron: “Asimismo, se encontraron picos de muy altos niveles de concentraciones en ese período, hasta 264 µg/m3 en la zona oeste industrial de la circunvalación de Rosario (cerca de la conexión con la ruta 33 con destino hacia la localidad de Pérez)”.
Según expusieron, no solamente los valores medios de las concentraciones de aerosoles aumentaron durante el período de mal olor, sino que también lo hicieron sus desviaciones estándar (D.E.), que indican cuánto fluctúan los valores medidos de las concentraciones en esos días. “El hecho de que hayan estado fluctuando más, nos lleva a pensar que efectivamente se contaba con la presencia de una fuente emisora de material particulado atmosférico, cuyas emanaciones o bien fluctuaban o bien eran constantes pero la fluctuación en los niveles de partículas en los distintos sitios estaba determinada por los vientos y sus cambios de dirección”, precisaron.
A continuación, se presenta un tabla con los resultados de los valores medios de las mediciones de las concentraciones del material particulado en sus fracciones PM1, PM2.5 y PM10 y del gas dióxido de carbono (CO2) y sus desviaciones estándar, en distintos sitios del Gran Rosario, antes y durante el período de mal olor.
Se observan valores medios de material particulado más elevados para el periodo con olor en comparación con los momentos en los que no se registró mal olor en Rosario. El CO2 no muestra diferencias significativas. El sitio llamado “macrocentro” es el sitio de referencia, que se repite en los distintos períodos analizados, incluyendo al período de mal olor.
“Pueden observarse asimismo, las mayores fluctuaciones (representadas por las desviaciones estándar) en los niveles de material particulado en los distintos rangos de tamaños, para el período de los vahos malolientes”, remarcaron.
Asimismo, se presentan las gráficas de las concentraciones detectadas en función del tiempo, donde se ve que los días en que se produce un aumento apreciable en los niveles de particulado atmosférico, se extienden desde el final del viernes 1 de diciembre hasta el comienzo del domingo 3 de diciembre, es decir, coincide con el fin de semana donde se reportó el mal olor, si bien el mismo continuó percibiéndose el domingo y el lunes.
En las Figuras 1 y 2, correspondientes a las concentraciones de PM1, PM2.5 y PM10 en función del tiempo, se observa un claro aumento de material particulado durante el fin de semana en que se percibió el mal olor en Rosario y sus alrededores. Además, se observan picos muy altos en las concentraciones en algunos momentos de dicho fin de semana.
Hay que notar que el viernes que antecedió a ese fin de semana, viernes 1 de diciembre, hubo muchas precipitaciones durante gran parte de la jornada.
Por otra parte, un análisis de los vientos durante ese periodo muestra que los mismos llegan desde la dirección del río, desde el Este y el Sudeste.
La dirección del viento predominante para el periodo en el que se registró mal olor es el este seguido por ESE. Es decir, los vientos provinieron desde la dirección del río Paraná. Los datos fueron obtenidos de la estación meteorológica Davis ubicada en el Instituto de Física de Rosario (32.97° S, 60.624° O).
Para resumir, las científicas expresaron: "Teniendo en cuenta las mediciones propias de concentración de material particulado en sus distintos rangos y las variables meteorológicas (precipitaciones, dirección de los vientos), los resultados obtenidos son compatibles con algunas hipótesis planteadas en la prensa local, como cereal mojado, podrido o descompuesto y volatilizado, o con algún otro compuesto, principalmente de origen orgánico debido al olor a organismo muerto o a putrefacción que se percibía. Sin embargo, no se obtuvo el aumento de CO2 asociado en estos casos".
"Por la dirección de los vientos, y por el reporte de los ciudadanos que percibieron el fenómeno, es lógico pensar que la fuente venía de la zona del río, de las barrancas o de los puertos, dado que los vientos provenían desde el este y sudeste en estos días y el desplazamiento de las masas de aire pueden haber dispersado el material particulado contaminante por toda la ciudad, llegando a la zona oeste. Sólo un estudio de composición química de material particulado colectado podría dar mayor certeza sobre el origen de estas partículas y del olor. Esto es de importancia, ya que el efecto tóxico de los contaminantes está estrechamente vinculado con su composición. Lo que parece clara es la conexión entre un aumento significativo y notorio en el nivel de concentraciones de los aerosoles atmosféricos en los distintos rangos de tamaños analizados en las zonas estudiadas, y el mal olor percibido durante el pasado fin de semana y principios de esta semana", concluyeron.