Joaquín es un rosarino a la espera, en Budapest, a que un vuelo lo devuelva por fin a su Rosario querido. Junto a Paula llegaron a Europa a principios de marzo con el sueño de unir Austria y Turquía en un motorhome. Para huir del coronavirus, hicieron un itinerario distinto que los llevó a Hungría, donde pasaron días y días bajo nieve y en medio de la naturaleza. La semana pasada se establecieron en Budapest, ya que el jueves estaba previsto un vuelo que podría regresarlos. Sin embargo, fue cancelado y por estas horas no tienen certezas de cuándo podrán volver a casa.
Desde Hungría, Joaquín se identifica como un “varado” y cuenta a Rosario3 cómo fue esta transformación en una especie de paso a paso donde revela sus emociones más profundas. El texto que sigue es parte de esa reflexión:
“Me puse a pensar, ¿qué sentís cuando estas varado? Esa palabra que hace sólo dos meses la relacionaba con un barco o una lancha que por no tener agua quizás no podría navegar. Entendí que hoy no sólo es un estado físico sino mucho más, es un estado del alma. Es totalmente nueva esa sensación al menos para mí y se siente realmente rara todavía. No es un simple paréntesis. No, es mucho más que eso.
Descubrí que tiene fases, palabra hoy de moda si las hay también.
La Fase1
Es la que tiene al miedo de protagonista, te sentís expuesto, desprotegido, sentís que el enemigo puede estar en cualquier lado, encima es invisible, no tenés defensa. Temés que te sorprenda y que nadie te pueda ayudar aunque quiera. Ya el mundo dejó de ser ese que creías conocer donde las cosas eran de tal o cual manera, seguras, fijas, preestablecidas y probadas. Ya no es así. Advertís la fragilidad de todo lo que te rodea. Sin que te dieras cuenta las distancias cambiaron, las velocidades son otras, el tiempo es otro tiempo, hay nuevos silencios y también nuevos sonidos. Las personas también cambiaron y vos también cambiaste la forma de verlas. Los animales también modificaron sus comportamientos, ellos estaban allí pero ahora parece que no se esconden como antes, dejaron de lado la timidez.
La Fase 2
Comenzás a no ser vos, es como retroceder como persona, es como dejar de ser humano, empezás a cambiar la distancia con el otro, suprimir los buenos modales es clave, dejás de saludar, bajás la vista, sonreís menos, contenés cualquier impulso de estrechar una mano, es todo un esfuerzo verdaderamente desgastante y extenuante. Cuando estás en un lugar que no hablan tu idioma. no poder expresarse con apretón de manos, una sonrisa o una mirada es como quedarte totalmente mudo.
A duras penas y con esfuerzo logras deshumanizarte, mantener la bendita distancia y si es imprescindible te acercás despacio, con cuidado como pidiendo perdón, te sentís culpable como si estarías cometiendo un delito, tratando de demostrar que no querés hacer daño alguno. Se siente extraño ir en contra del instinto de interactuar como animal social que somos.
La Fase 3
Te inunda la nostalgia, extrañas todas esas cosas que antes eran tan normales y no te habías dado cuenta hasta hoy. Mágicamente te vienen a la mente imágenes de reuniones, encuentros, sonidos de rizas, ruido, compartir un mate, una cena de amigos y mil cosas más que vas redescubriendo en diferentes momentos con una variedad y nitidez sorprendentes. Aparece. en tu mente cosas que ni siquiera sabías que recordabas pero ahora se hacen presentes.
La Fase 4
Modo supervivencia, no hay otra opción para seguir adelante, tenés que cambiar el chip, te refundás, suprimís la amabilidad, administras la sonrisa, y te enfocá. en cosas nuevas que nunca ante. le habías prestado atención. Tus nuevos dioses, las manos, ese picaporte, el jabón, el banco del parque. las zapatillas, el barbijo, los guantes, los lentes y todas sus complejas maniobras de uso, de no saber manejarlas corres serio peligro. En el exterior observas atento pasa. un tranvía con pasajeros como si la misma muerte lo condujera y te quisiera llevar a dar una vuelta gratis.
Ya sos otro, con esfuerzo y dedicación lo conseguís, el programa supervivencia fue descargado con éxito.
La Fase 5
Ya tenes un tiempo en el nuevo modo, ya te acostumbraste a los barbijos y guantes. te cae la ficha, hasta ahora ni habías tenido tiempo con tanto cambio, de que no estas donde debés estar, estas descolocado, como fuera de eje, tu lugar es en tu casa junto a tu gente en el más amplio sentido y más aún si sabes que no la están pasando nada bien y estás a miles de kilómetros en tierra de otros. Si bien estas “comunicado por internet” te sentís como en una película donde vos sus parte del elenco pero como saliste un minuto antes de que empezara no te dejan volver. Haces todo los intentos posibles pero no te dejan entrar en escena, tu papel está en la obra, nadie lo ocupa, esta vacío, sentís que es tu deber estar pero no hay caso alguien no te deja entrar, es como una típica pesadilla. No comprendé. el porqué, se siente como un castigo sin razón, es muy frustrante. No te da bronca ni ira porque sabes que la película es muy dura y los que están en escena no la están pasando nada bien y por respeto a ellos no te lo permitís. La incertidumbre de no saber si vas a llegar a entrar a escena te consume. Pasan los minutos, las horas, los día. sin ninguna certeza.
A la Fase 6 la afrontas.
Tratando de hacer una rutina, lo más parecida a tu anterior vida, pero forzada en esta nueva realidad recién adoptada, haces ejercicio, lees todo lo que se cruza, programas de tv, cocina, yoga, y por supuesto la lista de las mil y una cosas que vas a hacer al regresar.
Te sostiene imaginar cómo será. los reencuentros, la voz de tus seres queridos, la luz de tu barrio, tus cosas, etc, etc. Pensás que no te va a alcanzar el tiempo que te resta de vida para hacer todo esto una y otra vez hasta cansarte.
Desconozco cuáles serán las siguientes fases, todavía no las viví. creo que deberían ser reflexionar por lo que pasó, pensar hacia adelante, barajar y dar de nuevo, cambiar todo lo que haya que cambiar, redefinir, replantear, acercarse más a la naturaleza en todas sus formas entablar una nueva relación con ella, pedir perdón, no quedarte con palabras que quieras regalar, vivir todo lo posible para recuperar el valioso tiempo perdido, seguramente cambiar la forma de ver la cosas para que las cosas puedan cambiar su forma .
Teniendo los pies sobre la tierra y sin desconocer la difícil situación que está pasando nuestro país creo que este golpe de realidad que hoy se llama pandemia tiene que ser como una ola que nos golpeó pero nos arrastró hacia la orilla, quizás estábamos a la deriva en la rompiente, entre la espuma, con sal en los ojos que no nos dejaba ver bien el mundo, ojala así sea y podamos renacer en todo sentido.
Yo por mi parte seguiré esperando, por suerte junto a ella, mi otra mitad. pidiendo para que todos volvamos a nuestros hogares, con nuestra gente, en donde debemos estar, en donde corresponde que estemos. Ya pasaron casi dos meses y cada día se hace más difícil estar lejos para todos. No me sentiría pleno si regreso y otros no lo hacen. Argentinos somos todos y en Argentina es donde debemos estar. Seguiré agradecido a Dio. por lo maravilloso del día aunque algunos días no sean de sol, mientras espero mi día de regreso".