Los perros que se encuentran en medio de su “tercera edad” pueden sufrir, al igual que los humanos, diversos malestares físicos o enfermedades como consecuencia del deterioro físico y cerebral. Allí entra en juego el Síndrome de Disfunción Cognitiva Senil, que en las personas se conoce como Alzheimer. En el caso de los canes, no es normal el deterioro cognitivo por el paso de la edad, sino que tiene que ver siempre con una degeneración en el sistema nervioso central.
Este síndrome trae aparejados cambios muy marcados en el comportamiento y las capacidades cognitivas de los perros. Muchas veces su identificación resulta dificultosa ya que las alteraciones son sutiles y suelen atribuirse al mero envejecimiento
Los expertos recomiendan estar atentos a pequeñas señales que demuestren la presencia de la enfermedad, para acercarse al veterinario, con el fin de diagnosticar y brindar posibles tratamientos o cuidados.
Signos a tener en cuenta:
- - Alteración en el sueño: duermen más horas y cambian los horarios de sueño, si tu perro dormía de noche ahora estará despierto y dormirá durante el día.
- -Intolerancia e irritabilidad en presencia de ruidos, personas extrañas u otros animales.
- -Dejan de querer realizar actividad física: no tienen ganas de jugar ni de salir de paseo.
- -Comienzan a tener dificultades al movilizarse.
- -Rasguñan puertas y paredes durante periodos largos.
- -Disminuye la interacción con los humanos, pérdida de interés en el contacto con el otro.
- -Pueden perder parte de la visión o audición, no responden o lo hacen de forma tardía.
- -Pierden control de esfínteres: empiezan a orinar y defecar donde antes no lo hacían, por olvidarse de lo aprendido.
- -Deambulan por el hogar sin rumbo fijo y miran fijamente objetos durante horas.
Este síndrome no tiene cura, por lo cual, una vez detectado, la finalidad de cualquier tratamiento será mejorar su calidad de vida para que tenga mayor bienestar.