El pasado fin de semana, delincuentes ingresaron por los techos a la escuela Nº 1095 “Luis Chorroarín” del barrio Fisherton Industrial. En el raid delictivo, los ladrones se llevaron todo lo que tuvieron a su alcance, incluso los cables de la bajada eléctrica por lo que la institución no pudo dar clases el lunes.
Lamentablemente, el robo del domingo no fue el primero que sufre esta escuela ubicada en la intersección de Junín y México. Hace un mes atrás, el establecimiento fue blanco de delincuentes que ingresaron durante tres noches seguidas para llevarse elementos de valor.
A mediados de mayo, los alumnos de la Chorroarín habían participado de la iniciativa “Concejales por un Día”. La misma consiste en convocar a las instituciones educativas al palacio Vasallo para que los chicos conozcan el espacio legislativo y puedan llevar sus propuestas para mejorar la escuela y su entorno.
Además de pedir tareas de bacheo de calles y desmalezamiento de espacios públicos que están en mal estado, los chicos manifestaron su preocupación sobre la inseguridad que se vive en esa parte del barrio Fisherton Industrial.
“Venimos a hablar sobre el problema de inseguridad que sufrimos cada día en barrio Fisherton Industrial, en la zona noroeste de nuestra ciudad. Cada día salimos con miedo a la calle. Sufrimos constantemente arrebatos, robos a mano armada, tiroteos, robos de cables, robos en nuestras casas y recientemente entraron a nuestra escuela”, comienza el relato de los alumnos de primaria.
“Necesitamos contar con seguridad policial a la entrada y salida de la escuela y contar con cámaras de vigilancia. En especial en las calles con mayor tránsito para que la gente tenga corredores seguros para llegar a sus hogares”, agregaron entre los pedidos.
A eso le sumaron la solicitud de colocar botones antipánico y cámaras en la parada de colectivo y también pidieron la instalación de un domo en el cruce ferroviario ubicado por calle México entre Junín y Tupac Amaru. “Eso ayudaría a la prevención de hechos delictivos ya que es un cruce utilizado por personal y niños que asisten a la escuela y por muchos vecinos que tienen que ir a trabajar y se toman el colectivo en la avenida Eva Perón”, remarcaron los alumnos.
“El cruce tiene en ambos lados pastizales y fondos de viviendas y fábricas a lo largo del tramo de la vía. Eso facilita la huida de quienes realizan hechos delictivos. Creemos que el domo ayudaría para aportar más datos de quiénes rondan la zona con fines de robo y sería una forma de prevenir nuevos hechos de violencia”, analizaron.
Pese a la cruda descripción hecha por los chicos de doce años, desde el Concejo no había trascendido el contenido de la sesión simulada y en el sitio web institucional únicamente subieron fotos de los chicos en el recinto sin ningún contexto.
En tanto, la cuestión burocrática propia del palacio Vasallo hizo que estos pedidos de ayuda y seguridad recién se discutieron este lunes en la comisión de Seguridad y se podría aprobar recién este jueves. En medio de eso, se dio este último hecho de robo y vandalismo que dejó nuevamente a los alumnos sin clases.
Cabe destacar que, la aprobación de este pedido de los alumnos es netamente simbólica ya que no significa que se cumplan los requerimientos de seguridad. Lo que se hace desde el Concejo es elevar un pedido al municipio para que le solicite al Ministerio de Seguridad que analice la posibilidad de sumar patrullaje preventivo en la zona y también que vea la factibilidad de instalar cámaras de seguridad en los lugares marcados por los chicos. Es decir, algo que difícilmente se concrete en lo inmediato.
Amurallarse para terminar con los robos
Después de la seguidilla de robos que sufrieron a fines de abril, la comunidad educativa de la Chorroarín elevó un pedido al Ministerio de Educación para poder levantar un cerco perimetral que impida a los delincuentes ingresar por los techos. La respuesta que recibieron desde el gobierno provincial fue que, mediante el Fondo de Asistencia Educativa (FAE), le iban a garantizar la mano de obra. Pero que los materiales los iban a tener que aportar los padres de este sector popular de la ciudad.
Inmediatamente lanzaron una campaña titulada “Un Ladrillo para mi escuela”. Rápidamente comenzaron a recibir donaciones, desde chicos que se acercaban con un solo ladrillo hasta grupos de padres que conseguían precio en corralones y compraban de a pallets.
“Gracias al apoyo de la comunidad pudimos levantar el muro pero nos falta un último pedacito, que son 150 ladrillos para terminarlo”, contó en Cada Día (El Tres) una de las directivas de la escuela. Por ese espacio que aún no pudieron cerrar fue por donde ingresaron los delincuentes.
En un relevamiento rápido de Rosario3, 150 ladrillos huecos de 18x18x33 tienen un valor aproximado de $733. Es decir que, con 110 mil pesos, se podría haber finalizado el trabajo, una cifra ínfima a comparación del gasto que tuvo que hacer la Provincia para restablecer el tendido eléctrico de la institución, reparar los destrozos y reponer los elementos robados.