Tras el anuncio del “rescate” a la empresa Vicentín, que incluye un proyecto de intervención y expropiación que deberá aprobar el Congreso, el presidente Alberto Fernández aclaró que no tiene ninguna intención de “andar expropiando empresas”. Además, el jefe del Estado dijo que la decisión es pura y exclusivamente de él, y que nada tiene que ver la vicepresidenta Cristina Kirchner. Es más, aseguró que la idea surgió en un diálogo con el gobernador de la provincia de Santa Fe, Omar Perotti, y Cristina se enteró recién el jueves pasado, cuando compartieron una cena en la Quinta Presidencial de Olivos.
“Yo escuché que discutían si fue una decisión de Cristina. No fue así. Lo hablé con el gobernador de Santa Fe y Anabel se sumó porque tenía un proyecto de expropiación. Es una decisión de algo que me preocupa a mí porque no estamos hablando de cualquier empresa”, remarcó Fernández en diálogo radial con el periodista Ernesto Tenembaum.
Y agregó: “Si vos le preguntabas a Kicillof o a Santiago Cafiero si Alberto tenía el plan de expropiar Vicentín, te hubieran dicho que no porque no lo hablé con ellos. No lo hablé absolutamente con nadie, salvo con Matías Kulfas, a quien le dije que esto tenía que quedar en total reserva porque entiendo la incidencia que tiene”.
“Yo tengo un vínculo personal de muchos años con Cristina que excede lo político. Cristina tiene una historia política que me excede políticamente a mí. Con Cristina hablo de todos los temas de gobierno, pero la verdad es que sería muy injusto con Cristina si dijera que impone posiciones. Ahora, con Cristina tenemos muchas miradas en común y tenemos algunas miradas divergentes. Lo digo públicamente para terminar de aventar esta historia negra de que Cristina me reta y me pega dos gritos para hacer lo que no quiero hacer. Eso no existe y no permitiría que eso exista”, insistió.
"Nos estamos haciendo cargo de una empresa en quiebra, no de una empresa próspera", abundó el jefe del Estado.
La empresa agroexportadora entró en cesación de pagos el 5 de diciembre último, cuando no pudo hacer frente a obligaciones por cerca de US$ 1.350 millones, de los cuales una gran parte corresponde a créditos otorgados por la banca pública.
"No está en la cabeza de ninguno de nosotros andar expropiando empresas", advirtió ante la ola de críticas y especulaciones que desató el anuncio de este lunes por la tarde.
"La excepcionalidad de esta decisión es absoluta", remarcó Alberto.
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