El 75% de los hogares del país tienen una instalación eléctrica deficiente, lo que puede derivar en accidentes graves e incluso fatales para los residentes, según se desprende de datos de una encuesta realizada por la Asociación para la Promoción de la Seguridad Eléctrica (Apse).

Aunque el 86% de los consultados afirmó que la instalación con la que cuentan en sus domicilios es confiable, desde Apse señalaron que solo el 25% cumple con las condiciones mínimas de seguridad, algo riesgoso cuando se combinan un consumo eléctrico elevado y una infraestructura deficiente.

En ese sentido, el titular de la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (CADIEEL), José Tamborenea, precisó que hay "1.500 accidentes fatales al año" derivados de problemas eléctricos en domicilios, además de las pérdidas económicas y otros tipos de daños y lesiones.

En diálogo con El Contestador (Radio 2), el también miembro fundador de la Apse remarcó que este tipo de accidentes pueden prevenirse fácilmente con instalaciones seguras y verificaciones periódicas.

 

Los riesgos de la venta informal

Consultado sobre los motivos que hacen que la gran mayoría de los hogares no cuenten con instalaciones de calidad, Tamborenea apuntó a que "el 45% de la economía del país se mueve en la informalidad", algo que atenta contra la seguridad de los artefactos eléctricos que se comercializan.

"Los productos que se instalan en materia de seguridad eléctrica están certificados, por lo que se deben cumplir ciertas normas para que puedan ser comercializados. Pero con una presión tributaria de más del 50% sobre esos productos, lo que queda es el mejor incentivo para evadir" y vender de manera informal, explicó el titular de CADIEEL.

Al respecto, lamentó el hecho de que en el país hay "muchísimos fabricantes que trabajan sin certificar sus productos, poniendo en riesgo la vida de la gente", y advirtió que los productos más económicos "no cumplen ninguna norma" de seguridad.

Citando algunos ejemplos mencionó algunas compras habituales, como pueden ser zapatillas o distintos tipos de conectores, y también cables que incluso pueden conseguirse a través de la venta informal "en la calle".

"Hay una gran diferencia entre un cable de cobre y un cable cobreado, que está fabricado con una base de aluminio, es más liviano y tiene un baño de cobre", señaló, y agregó que el segundo tipo de cable, mucho más económico, "se recalienta con los excesos de tensión y se prende fuego".

Algunas de las falencias más frecuentes en las instalaciones domésticas son la falta de una llave de corte para toda la casa, falta de llave térmica, cajas de electricidad no protegidas, tomacorrientes obsoletos, falta de conexión a tierra y consumo por encima de la capacidad de la llave térmica.

Por lo tanto, es necesario contar con una instalación verificada con un electricista matriculado, tener hábitos de consumo seguros en el día a día y en especial, durante los meses de frío.