“Esta investigación evidenció de un modo crudo que, hoy en día, el acceso a Internet es vital para la vida de los y las jóvenes”, aseguró Marcela Czarny, directora de la organización.
“Las y los chicos que no acceden a la conexión no es que ‘disminuyen’ su posibilidad de educarse o conectarse con el mundo exterior: en época de pandemia, no tener Internet es caerse del sistema”, aseveró Czarny en un comunicado.
El estudio se realizó mediante una investigación cualitativa, con el fin de explorar y comprender las vivencias de los y las jóvenes de entre 13 y 18 años de sectores medios y populares del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) entre julio y agosto.
Se reveló el impacto del acceso a la tecnología en las experiencias de los adolescentes, su acceso a la educación, sus expectativas para el futuro, y la profunda disparidad de recursos durante el aislamiento social obligatorio.
La investigación mostró que mientras que en los sectores medios los y las adolescentes tienen un abanico de dispositivos (computadoras, tablets, celulares y consolas) para conectarse a una enorme variedad de servicios (Zoom, WhatsApp, Netflix, Twitter, Instagram, TikTok y Youtube), en los sectores populares muchas veces se comparten los dispositivos dentro de la familia.
Casos
“No puedo usar el celular de mi mamá para estar en contacto con mis amigos porque lo necesitamos para cosas más importantes”, aseguró uno de los jóvenes entrevistados de 17 años.
Otro entrevistado, de 13 años, dijo que “la tarea nos llega al celular de mi mamá y ahí también llegan las de mis hermanos. No podemos hacer la tarea todos al mismo tiempo”.
Sergio Balardini, especialista en juventud y Docente FLACSO y UNAHUR, aseguró que “el estudio nos trae a la vista las condiciones y modos de sobrellevar la pandemia por parte de chicas y chicos de diferentes sectores sociales, no siempre visualizados como merecen”.
“Se observan mundos que se distancian. Se reparte mal, injustamente, y no se alcanza a cumplir los derechos de todos y todas. Se expone la consolidación de una sociedad desigual que las y los jóvenes reconocen, pero de la que aún así, esperan algo más”, indicó.
Por su parte, la escritora e investigadora, Paula Sibilia, opinó que “esta realidad confirma las terribles asimetrías que existen en la sociedad argentina y que perjudican a una gran parte de los niños y jóvenes en edad escolar”.
“Hay un abismo que se está agigantando entre aquellos que tienen acceso a educación de calidad y aquellos que prácticamente no han tenido contacto con sus docentes ni con sus compañeros de clases durante el período de confinamiento. Las consecuencias de este drama pueden ser irreversibles y gravísimas”, alertó.
Entre los hallazgos del estudio, figuran que durante la pandemia la tecnología aumentó su grado de protagonismo en la sociedad y acceder a ella resulta clave para estar y sentirse “socialmente incluidos”.
“El principal medio de comunicación de la escuela con los y las adolescentes de sectores populares es Whatsapp. Sin embargo, el uso compartido de dispositivos en las familias dificulta la fluidez de diálogo con los profesores y profesoras, por lo que los y las adolescentes pierden contacto con lo que sucede en la escuela, lo que les genera la sensación de estar excluidos/as”, explicó el informe.
“Concluimos que el mayor peligro de la tecnología no es el exceso de tecnología, sino la falta de acceso”, concluyeron los investigadores.